CANCIÓN
39
Que
nadie lo miraba…
Aminadab
tampoco parecía;
y
el cerco sosegaba,
y
la caballería
a
vista de las aguas descendía…
DECLARACIÓN
(2)
4 /
Por el cual “cerco” entiende aquí las pasiones y apetitos del alma, que, cuando
no están vencidos y amortiguados, la cercan y combaten en derredor, por lo cual
los llama “el cerco”. El cual dice que también está ya “sosegado”, que, pues así
es, no deje de comunicarle y hacerle las mercedes que le ha pedido, pues el
dicho cerco no puede ya impedir la paz interior que se requiere para
recibirlas, poseerlas y conservarlas. Esto dice porque en este estado es
necesario que las pasiones de él ánima estén compuestas y los apetitos y
afecciones mortificadas, de manera que ninguna molestia ni guerra hagan, antes
todo este cerco ya dicho con sus operaciones se conformen con el espíritu
interior y en su manera se recojan a gozar de los deleites que él goza. Por lo
cual dice luego:
Y la caballería
a vista de las aguas
descendía.
5 /
Por las cuales “aguas” entiende aquí los bienes y deleites espirituales de Dios
de que en este estado goza el alma. Por la “caballería” entiende las potencias
de la parte sensitiva, así interiores como exteriores. Las cuales dice la
esposa que en este estado descienden a vista de estas aguas espirituales,
porque de tal manera está ya en este estado purficada y espiritualizada en
alguna manera la parte sensitiva de el alma, que ella con sus potencias
sensitivas y fuerzas naturales se recogen a participar y gozar en su manera de
las grandezas espirituales que Dios está comunicando al espíritu, según lo quiso
entender David cuando dijo: “Cormeum et caro mea exultaverunt in Deum vivum”;
que quiere decir. “Mi espíritu y mi carne se gozaron y deleitaron en Dios vivo”
(ps. 83,3).
6 /
Y es de notar que no dice aquí la esposa que la caballería descendía a “gustar”
las aguas, sino “a vista” de ellas; porque esta parte sensitiva con sus
potencias no pueden esencial y propiamente gustar los bienes espirituales
-porque no tienen proporcionada capacidad par eso, no sólo en esta vida, pero
ni en la otra-; sino por cierta redundancia de el espíritu reciben la recreación
y deleite de ellos, por el cual son atraídas estas potencias y sentidos
corporales al recogimiento interior, en que está bebiendo el alma los bienes
espirituales. Lo cual más es descender a la vista de ellos que al gusto
esencial de ellos. Pero gustan (como habemos dicho) la redundancia que de el
alma se comunica en ellos. Y dice aquí el alma que “descendían”, y no otro
vocablo alguno, para dar a entender que todas estas potencias descienden y
bajan de sus operaciones naturales, cesando de ellas, al recogimiento interior.
En el cual sea servido el Señor Jesús, Esposo dulcísimo, poner a todos los que
invocan su santísimo Nombre; al cual es honra y gloria juntamente con el Padre y
el Espíritu Santo in saecula saeculorum. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario