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/ APOTEOSIS (4)
El mundo está lleno de
los resultantes bandos mutuamente contendientes: los que rinden culto al tótem,
la bandera y al partido. También las llamadas naciones cristianas, quienes se
supone han de seguir a un Redentor del “Mundo”, son mejor conocidas en la
historia por su barbarie en las colonias y por sus guerras destructoras, que
por cualquier demostración práctica de ese amor incondicional, sinónimo de la
conquista efectiva del ego, del mundo del ego, del dios tribal del ego como les
enseñó el Supremo Señor a quien veneran. “Pero yo os digo a vosotros que me
escucháis: amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen,
bendecir a los que os maldicen y orad por los que os calumnian. Al que te hiere
en una mejilla ofrécela la otra, y a quien te tome el manto no le estorbes
tomar la túnica: da todo al que te pida y no reclames de quien toma lo tuyo.
Tratad a los hombres de la manera en que vosotros queréis ser de ellos
tratados. Si amáis a los que os aman, ¿qué gracia tendréis? Porque los
pecadores aman también a quienes los aman. Y si hacéis bien a los que os lo
hacen, ¿qué gracia tendréis? También los pecadores hacen lo mismo. Si prestáis
a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué gracia tendréis? También los
pecadores prestan a los pecadores para recibir de ellos igual favor. Pero amad
a vuestros enemigos, haced bien y prestad sin esperanza de remuneración, y será
grande vuestra recompensa, y seréis hijos del Altísimo, porque es bondadoso
para los ingratos y los malos. Sed misericordiosos, como vuestro Padre es
misericordioso.” (107)
Una vez superados los
prejuicios de nuestra traducción -limitada en alcance a lo eclesiástico, lo
tribal y lo nacional- de los arquetipos universales, se vuelve posible
comprender que la iniciación suprema no es la de los padres maternalmente
locales, quienes proyectan agresiones en sus vecinos para su propia defensa.
Las buenas nuevas que trajo el Redentor del Mundo y que tantos han escuchado
con júbilo y predicado con celo, y que sin embargo se han rehusado
evidentemente a demostrar, enseñan que Dios es amor, que puede ser y es amado y
que todos sin excepción son sus hijos. (108) Los detalles relativamente triviales
como son el credo, las técnicas del culto y las formas de organización
episcopal (que han absorbido el interés de los teólogos occidentales y que
todavía son seriamente discutidas como los principales puntos de la religión)
(109) son “meramente entretenimientos pedantes, a menos que se les haga guardar
una posición ancilar respecto a la enseñanza principal. Si esto no se consigue,
tienen un efecto regresivo; reducen de nuevo la imagen del padre a las
dimensiones del tótem. Es esto, por supuesto, lo que ha sucedido en el mundo
cristiano. Parece que hemos sido llamados a decidir o a averiguar quién de
nosotros es el que el Padre prefiere. Sin embargo, la palabra de la enseñanza
es mucho menos halagadora: “No juzguéis y no seréis juzgados.” (110) La cruz
del Salvador del mundo, a pesar de la conducta de sus sacerdotes profesos, es un
símbolo mucho más democrático que la bandera nacional. (111
La comprensión de las
implicaciones finales y críticas de las palabras y símbolos redentores del
mundo, de la tradición del reino
cristiano, ha cambiado tanto de sentido durante los siglos tumultuosos que han
pasado desde la declaración que hizo San Agustín de la guerra santa entre la Civitas
Dei y la Civitas Diaboli, que el moderno pensador que quiera conocer
el significado de una religión mundial (o sea de una doctrina del amor
universal) debe volver su mente a la otra gran comunión universal y más
antigua: la del Buddha, en que el mundo primario todavía es paz, paz, para
todos los seres. (112)
Notas
(107) Lucas, 6: 27-36.
Comparar con la siguiente
carta cristiana.
En el año del Señor de
1682. Al anciano y querido Sr. John Higginson:
Se ha hecho a la mar un
barco llamado Welcome que lleva abordo cien o más de las personas malévolas
y heréticas llamados cuáqueros, con W. Penn a la cabeza, el jefe de ellos. El Tribunal
General ha dado órdenes sagradas al Maestro Malachi Huscott, del barco Porpoise,
para atacar al Welcome disimuladamente y tan cerca del Cabo de Cod como
sea posible y hacer cautivos a Penn y a su infiel gente, de manera que el Señor
sea glorificado en esta nueva tierra y no burlado con la adoración demoníaca de
esta gente. Podrían sacarse muchas ventajas si se vende el grupo completo a las
Barbados, donde se obtienen buenos precios por los esclavos en ron y en azúcar;
y no solamente haremos gran bien al Señor castigando a los malvados, sino que
haremos grandes bienes a Su Ministro y pueblo.
Vuestro
en las entrañas de Cristo.
Cotton Mather
(Reimpreso por el profesor Robert Phillips, American
Government and its Problems, Houghton Mifflin Company, 1941), y por el Dir.
Karl Menninger, Love Against Hate, Harcourt, Brace and Company, 1942, p.
211).
(108) Mateo, 22:37-40;
Marcos, 12:28-34; lucas, 10:25-37. Se dice que también Jesús ha comisionado a
sus Apóstoles para “enseñar a todas las gentes” (Mateo, 28-19), pero no para
perseguir ni para hacer pillajes ni atacar al grupo seglar que nos los escucha.
“Os envío como ovejas en medio de lobos: sed pues prudentes como serpientes y
sencillos como palomas” (ibid., 10:16).
(109) El Dr. Karl
Menninger ha señalado (op. cit., pp. 195-196) que aunque los rabíes
judíos, los ministros protestantes y los sacerdotes católicos puedan conciliar,
bajo una base muy amplia, sus diferencias teoréticas, cuando empiezan a
descubrir las reglas por las cuales debe obtenerse la vida eterna, difieren absolutamente:
“Hasta este punto el programa es impecable”, escribe el Dr. Menninger. “Pero si
nadie sabe de cierto cuáles son las reglas y las regulaciones, todo se
convierte en un absurdo.” La respuesta a esto es, por supuesto, la que da
Ramakrishna: “Dios ha hecho diferentes religiones adaptadas a diferentes
aspiraciones, tiempos y países. Todas las doctrinas son senderos; pero un
sendero nunca es Dios, mismo. Se puede llegar a Dios si se sigue uno de los
senderos con íntegra devoción… Se puede comer pastel con helado por un lado o
por el otro. De todos modos su sabor será dulce” (The Gospel of Sri
Ramakrishna, Nueva York, 1941, p. 559).
(110) Mateo, 7:1.
(111) “…como ladrones que
esperan a algún hombre, así junta de sacerdotes mancomunadamente mata en el
camino… Con su maldad alegran al rey, y a los príncipes con sus mentiras” (Oseas,
6-9, 7:3). (La versión de Nácar-Colunga, que es la que por regla general
preferimos en esta traducción, no concuerda con la cita en inglés; por eso en
este caso el texto transcrito pertenece a la versión de Casiodoro de Reina. E.)
(112) No menciono el
Islam porque en este caso la doctrina se predica en los términos de la guerra
santa y así se oscurece. Es cierto que tanto en una parte como en otra, muchos
han reconocido que el verdadero campo de batalla no es geográfico, sino
psicológico. (Comparar con Rumi, Mathnawi, 2.2552: “¿Qué es ‘decapitar’?
Matar el alma carnal en la guerra santa.”) Sin embargo la expresión popular y
ortodoxa de la doctrina cristiana y la de Mahoma ha sido tan feroz que requiere
una lectura muy sofisticada para poder discernir en cualquier de ellas la
operación del amor.
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