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/ LA MUJER COMO TENTACIÓN (2)
El inocente deleite de
Edipo después de haber poseído a la reina por primera vez, se convierte en
agonía de espíritu cuando descubre quien es ella. Como a Hamlet, lo persigue la
imagen moral de su padre. Como Hamlet, se vuelve de las bellas formas del mundo
para buscar la oscuridad de un reino más alto que este poblado por el incesto y
el adulterio de la madre lujuriosa e incorregible. El que busca detrás de la
vida debe ir más allá de ella, sobrepasar las tentaciones de su llamada y
tender al éter inmaculado que ella esconde:
…voz
profunda
del
dios que repetía: “Edipo, Edipo,
¿qué
tardamos en ir? ¡ya mucho tiempo
retrasándote
esás!”… (39)
Cuando este rechazo Edipo-Hamlet
permanece para acosar al alma, el mundo, el cuerpo y la mujer sobre todo se
convierten en los símbolos ya no de la victoria sino de la derrota. Un sistema ético
monásticopuritano, negador del mundo transfigura inmediatamente todas las imágenes
del mito. Ya no puede el héroe descansar inocentemente con la diosa de la
carne; porque ella se ha convertido en la reina del pecado.
“En tanto que el hombre
conserve algún afecto por este cuerpo que es como un cadáver -escribe el monje
hindú Shankaracharya-, es impuro y sufre de sus enemigos, así como del
nacimiento, la enfermedad y la muerte; pero cuando se piensa como un ser puro,
como la esencia de Dios y lo inamovible, se vuelve libre… Alejad de vosotros
esta limitación del cuerpo que es inerte y sucio por naturaleza. No penséis más
en ella. Porque una cosa que ha sido vomitada (como vosotros vomitaréis vuestro
cuerpo) sólo pude excitar repugnancia cuando se la recuerda.” (40)
Este es un punto de vista
familiar al Occidente, por las yidas y escritos de los santos
“Cuando San Pedro observó
que su hija Petronila era tan hermosa, obtuvo de Dios el favor de que la enfermara
de una fiebre. Un día en que sus discípulos estaban cerca de él, Tito le dijo: ‘Tú
curas todas las enfermedades, ¿por qué no haces que Petronila se levante de su
lecho?’ Y Pedro le contestó: ‘Porque estoy satisfecho con su condición.’ Esto
no significaba que no tuviera el poder de curarla, porque inmediatamente le
dijo: ‘Levántate, Petronila y apresúrate a servirnos.’ La muchacha, curada, se
levantó y vino a servirlos. Pero cuando hubo terminado, su padre le dijo: ‘Petronila,
vuelve a tu lecho.’ Ella regresó y de nuevo sufrió la fiebre. Más tarde, cuando
ella comenzó a perfeccionarse en su amor por Dios, su padre volvió a la
perfecta salud.
En aquel tiempo, un noble
caballero llamado Flaco, deslumbrado por su belleza, vino a pedir su mano. Ella
contestó: ‘Si deseas casarte conmigo, manda un grupo de doncellas para conducirme
a tu hogar’, pero cuando estas hubieron llegado, Petronila se dedicó al ayuno y
a la plegaria. Después de haber recibido la comunión, cayó en cama, y luego de
tres días, entregó su alma a Dios.” (41
Notas
(40) Shankaracharya, Vivekachudamani, 396 y 414, traducción
de Swami Madhavananda (Mayavati, 1932).
(41) Jacobus de Voragine. The Golden Legend, LXXVI, “Santa Patronila, virgin”. (Comparar
con la fábula de Dafne, p. 63, supra.)
La iglesia posterior no quiso pensar en San Pedro como el padre de una hija,
habla de Petronila como su hija adoptiva.
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