EN TORNO A LA LIBERTAD ARTÍSTICA
-Protesto -me decía un
poema “au dessus de la mêlée”- de que al artista y el escritor se sometan al
yugo de ningún gobierno ni clase social, así sean estos el gobierno soviético y
la clase proletaria. El artista y el escritor no tienen nada que ver con la
política de partidos y de clases y deben trabajar en su arte, dentro de una
libertad y de una independencia absolutas.
-¿Cree usted -le
argumenté- que ha habido alguna vez en la historia escritores y artistas libres
e independientes desde este punto de vista?
-Naturalmente. Hoy mismo,
ahí tenemos a Bernard Shaw, Stravinsky, Picasso, Chaplin.
-¿Sí? ¿Libres de qué?
¿Independientes de qué?
-De la política de
Chamberlain, de Stalin, de Chautemps, de Roosevelt.
-Alto ahí. Entendámonos.
Póngase usted en el caso de que un día Picasso pinte un Laval cubista, haciendo
sablear por la policía de Lille a los tejedores franceses, porque reclaman un
aumento de salarios. ¿Qué ocurriría? Ocurriría esto: en primer lugar, ni M.
Rosemberg -“marchand” de Picasso- ni ningún otro “marchand de tableaux” de
París querría exponer ese lienzo al público en sus galerías; en segundo lugar,
el público de la rue de la Boétie -público “chic”, “le tout Paris cultivé et
riche”, capaz de comprar los cuadros carísimos de Picasso- se indignaría y
hallaría el tema y hasta el desarrollo artístico del lienzo, “drôles”, de mal
gusto, truculentos y, por último, enojosos, cuando no “pas intéressants” (¡y ya
sabemos por qué!); en tercer lugar, la crítica de “Le Temps”, de “Le Figaro”,
de “Paris Midi”, etc., pondrían el grito en el cielo; y, en cuarto lugar, la
policía secreta del famoso M. Chiappe visitaría una tarde a Picasso y le haría
una notificación, por cierto, no muy agradable. Total, el pintor perdería en su
prestigio y, consiguientemente, en su cartera, aparte de quedar sometido a una
vigilancia sorda y alevosa, que puede terminar con el artista en Irún. ¿En qué
quedó la libertad del pintor? Y conste que el tema del cuadro no sería
invención de Picasso, sino tomado de la realidad de lo sucedido en julio 1930,
cuando Laval era Ministro de Trabajo. Y conste, en fin, que las tragedias y
-más sin son sociales- contienen sugestiones artísticas de primera categoría.
-Pero, precisamente -me
decía un poco vencido, el poeta “au dessus de la mêlèe”- el artista no debe
meterse en temas políticos. Picasso no pintará nunca un cuadro semejante y,
así, no le acontecerá jamás lo que usted dice…
-Claro. Desde luego. Picasso
y los demás artistas “libres” no se meten en temas políticos por eso: para que
no les suceda más. Desconocen la frase de Zola: “Yo no puedo callar, porque no
quiero ser cómplice”. Es muy cómodo ver los toros de lejos. ¿Qué importa que
esos temas tengan, por sí mismos, una grandeza temática extraordinaria? Pero de
meterse en ellos, adiós “libertad”.
-Pero Picasso, como otros
grandes artistas, está lejos de hacerlo por cobardía y egoísmo…
-Ya, ya. Se trata de un
egoísmo inconsciente y de una dependencia a la clase y al Estado Burgués,
asimismo inconsciente.
*
-Supongamos que así
fuese. Pero de ahí a someterse con plena conciencia a un Estado y una clase
social, como lo hacen, por desgracia, los escritores y artistas rusos, hay un
abismo, y no hay comparación posible.
-De acuerdo. No hay
comparación posible. Mientras los artistas y escritores burgueses están
sometidos a los Estados y clases capitalistas -basados en la explotación de la
mayoría por unos cuantos parásitos, llamados patrones, en la injusticia más
infame y en contradicciones crecientes, que están precipitando esos sistemas en
la descomposición y la debacle irremediable- los escritores y artistas
bolcheviques se someten, espontánea, racional y conscientemente (usted mismo lo
ha dicho) a la dictadura proletaria y a la clase obrera y campesina, que lucha
por implantar en el mundo la igualdad económica y la justicia social y que
lleva en sus entrañas la salud y la dicha de la humanidad. Vosotros vais atados
a un carro que está despeñándose al abismo y no tiene salvación; nosotros vamos
atados a un carro que marcha al porvenir. En cuanto a la libertad -no absoluta
como ustedes la conciben, sino relativa- ella alcanzará su máxima expresión en
la sociedad socialista, creada, precisamente, por la revolución proletaria.
El poeta “au dessus de la
mêlée” se quedó viéndome.
*
“Ne sacrifiez pas des
hommes à des pierres -afirma Proust- dont la beauté vient justement d’avoir un
moment, fixé des vérites humaines”. Le
temps retrouvé. Conversation de guerre avec M. Charlus, à propos d’une
église que les avions avaient détruite.
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