Cuando la mente
china entró en contacto con el pensamiento hindú, en la forma del Budismo,
alrededor del primer siglo d.c, dos desarrollos paralelos sucedieron. Por un
lado, la traducción de los sutras budistas estimularon a los pensadores chinos
y los llevó a interpretar las enseñanzas del Buddha hindú a la luz de sus
propias filosofías. De esta manera surgió un muy fructífero intercambio de
ideas, que culminaron, en la escuela Hua-yen (sanscrito: Avatamsaka) de budismo
en China y la escuela Kegon de Japón.
Por otro lado, el
lado pragmático de la mentalidad china respondió al impacto del budismo hindú,
concentrándose en los aspectos prácticos y desarrollándolos en una forma
especial de disciplina espiritual que recibió el nombre de Ch'an, una palabra
normalmente traducida como "meditación". Esta filosofía Ch'an fue
eventualmente adoptada por Japón, alrededor del año 1200, y ha sido cultivado
ahí bajo el nombre de Zen, una tradición que se mantiene viva hasta la
actualidad.
Zen es una mezcla
única de filosofías e idiosincrasias de tres culturas diferentes. Es una forma
de vida típicamente japonesa, y aun así refleja el misticismo de la India, el
amor de la naturalidad y espontaneidad del Taoismo y el pragmatismo profundo de
la mente Confucionista.
A pesar de su
carácter tan especial, Zen es puramente budista en su esencia pues su objetivo
no es ni más ni menos que el de Buddha: el lograr la iluminación, una
experiencia conocida en Zen como satori.
La experiencia de la iluminación es la esencia de todas las escuelas de
filosofía orientales, pero Zen es única en que se concentra exclusivamente en
esta experiencia y no está interesada en ninguna interpretación más allá de
esta. En las palabras de Suzuki, "Zen es la disciplina en
iluminación". Desde el punto de vista del Zen, el despertar de Buddha y el
enseñar de Buddha, que todos tenemos el potencial de lograr la iluminación son
la esencia del Budismo. El resto de la doctrina, incluido en los voluminosos
sutras, es visto solamente como suplementario.
La experiencia del
Zen es, por lo tanto, la experiencia de la iluminación, de satori, y ya que esta experiencia, finalmente, trasciende toda
categoría de pensamiento, Zen no se interesa en ninguna abstracción ni
conceptualización. No tiene ninguna doctrina o filosofía especial, ningún credo
ni dogma formal y enfatiza su libertad de todo pensamiento fijo, esto la hace
verdaderamente espiritual.
Más que cualquiera
otra escuela de misticismo oriental, Zen está convencido de que las palabras
nunca expresarán la verdad última. Debe haber heredado su convicción del
Taoísmo, que mostraba la misma actitud sin compromisos. "Si alguien
pregunta sobre el Tao y otro le responde", dijo Chuang Tzu, "ninguno
de ellos lo conoce".
Pero la experiencia
Zen puede ser pasada de Maestro a discípulo, y ha sido, de hecho, transmitido
por muchos siglos por métodos especiales propios de Zen. En un resumen
clásicode cuatro lineas, Zen es descrito como:
Una transmisión especial externa a las escrituras.
No sostenida por palabras ni letras,
Apuntando directamente a la mente humana,
Mirando directamente a la naturaleza propia y
alcanzando el estado de Buddha.
Esta técnica de
"apuntar directamente" constituye el sabor especial de Zen. Es típico
de la mente japonesa, que es más intuitiva que intelectual y que le gusta
entregar los hechos como hechos, sin comentario alguno. Los maestros Zen no son
adeptos a la palabrería y aborrecen todo tipo de teorización y especulación. De
esta manera desarrollaron métodos que apuntan directamente a la verdad, con
acciones y palabras repentinas y espontáneas, que exponen paradojas del
pensamiento conceptual y, como los koans, están orientados a parar el proceso
mental del pensamiento, preparando así al estudiante a la experiencia mística.
Esta técnica se ve muy bien ilustrada en los siguientes ejemplos de cortas
conversaciones entre maestro y discípulo. En estas conversaciones, que forman
la mayor parte de la literatura Zen, los maestros hablan lo menos posible y
usan sus palabras para cambiar la atención del discípulo desde los pensamientos
abstractos a la realidad concreta.
Un monje, pidiendo instrucción, le dijo a
Bodhidharma:
"No tengo nada de paz mental. Por favor,
apacigüe mi mente."
"Trae tu mente aquí al frente mío", replicó Bodhidharma, "y yo te lo apaciguaré!"
"Pero cuando busco mi propia mente," dijo el monje, "no la puedo encontrar."
"Eso!", replicó energéticamente Bodhidharma, "he apaciguado tu mente!"
Un monje le dijo a Joshu: "Acabo de entrar a
este monasterio. Por favor enséñame."
Joshu preguntó: "Has comido tu potaje de arroz?"
El monje responde: "Ya he comido."
Joshu dice: "Entonces sería mejor que lavaras tu plato."
Estos diálogos
hacen notar otro aspecto del Zen que es característico. La iluminación en Zen
no significa retirarse del mundo, sino al contrario, una activa participación
en la vida cotidiana. Este punto de vista atrajo mucho a la mentalidad china
que le colocaba mucha importancia a una vida práctica y productiva y a la idea
de la perpetuación de la familia, por lo que no podía aceptar el carácter
monástico del Budismo hindú. Los maestros siempre hacían hincapié que Ch'an, o
Zen, estaba en nuestras experiencias diarias, la "mente de todos los
días", como proclamaba Ma-tsu. Se enfatizaba el despertar en el medio de
las actividades diarias y dejaban muy en claro que veían a la vida diaria, no
sólo como la forma de lograr la iluminación, sino como la iluminación misma.
En Zen, satori significa la inmediata
experiencia de la naturaleza Buddha de todas las cosas. Primero y más
importante entre éstas, están los objetos, hechos y personas involucradas en la
vida diaria, de tal manera de que aunque enfatiza las cosas prácticas de la
vida, Zen aun así es profundamente mística. Al vivir enteramente en el
presente, dándole atención completa a los asuntos diarios, alguien que ha
logrado satori experimenta la
admiración y misterio de la vida en cada situación:
Qué maravilloso esto, cuan misterioso!
Cargo la leña, saco agua del pozo.
La perfección de
Zen es por lo tanto vivir la vida diaria en forma natural y espontánea. Cuando
a Po-chang se le pidió definiera Zen, dijo, "Cuando tengo hambre, como,
cuando estoy cansado, duermo." Aunque esto suene simple y obvio, como
tantas otras cosas en Zen, es de hecho una tarea bastante difícil. Recobrar la
naturalidad de nuestra naturaleza original requiere largo entrenamiento y
constituye un gran logro espiritual. En las palabras de un dicho Zen muy
famoso:
Antes de estudiar Zen, las montañas son montañas y
los ríos son ríos; mientras estás estudiando Zen, las montañas ya no son
montañas y los ríos ya no son ríos; pero una vez que alcanzas la iluminación
las montañas son nuevamente montañas y los ríos nuevamente ríos.
El énfasis sobre la
naturalidad y espontaneidad muestra claramente las raíces Taoístas pero la base
para este énfasis es estrictamente Budista. Es la creencia en la perfección de
nuestra naturaleza original, la realización de que el proceso de iluminación
consiste meramente en transformarnos en lo que ya somos desde un principio.
Cuando se le preguntó al maestro Zen Po-chang sobre buscar la naturaleza
Buddha, respondió, "Es muy parecido a montar un buey en búsqueda del
buey."
Hay dos escuelas
principales de Zen en Japón actualmente, difieren en sus métodos de enseñanza.
La escuela Rinzai o "repentina"}, utiliza el método koan, se da
prominencia a entrevistas formales periódicas con el maestro, llamadas sanzen,
durante las cuales se le pregunta al estudiante su visión actual sobre el koan
que ha estado tratando de resolver. La resolución de un koan involucra largos periodos
de intensa concentración que llevan a una revelación repentina de satori. Un maestro con experiencia sabe
cuando un estudiante ha llegado al borde mismo de la iluminación repentina y le
es posible choquearlo a una experiencia
satori con acciones inesperadas, tales como un golpe con una varilla o un
grito fuerte.
La escuela Soto o
gradual evita los métodos de shock de Rinzai y apunta hacia la maduración
gradual del estudiante Zen, "como la brisa de primavera que acaricia la
flor, ayudándola a florecer." Propugna 'el sentar tranquilo' y el uso de
su propio trabajo común como dos formas de meditación.
Ambas escuelas le
confieren la mayor importancia a zazen, o meditación sentado, que es practicado
en los monasterios Zen todos los días por muchas horas. La postura correcta y
la respiración son las primeras cosas que debe aprender un estudiante de Zen. En
el Zen Rinzai, zazen es usado para preparar la mente intuitiva para poder
manejar el koan, y la escuela Soto lo considera la forma más importante para
ayudar al estudiante a madurar y evolucionar hacia satori. Más que eso, es considerado como el logro visible de la
naturaleza Buddha de uno mismo; cuerpo y mente siendo fusionados en una unidad
armónica que no requiere ninguna mejoría. Como dice un poema Zen,
Sentado tranquilo, haciendo nada,
La primavera llega, y el pasto crece por sí solo.
Ya que Zen asegura
que la iluminación se manifiesta en las actividades diarias, ha tenido enorme
influencia en todos los aspectos de la forma tradicional de vida japonesa.
Estas no sólo incluyen las artes de la pintura, caligrafía, diseño de jardines,
etc., y las variadas artesanías sino también en actividades ceremoniales como
servir el té o el arreglo de flores y las artes marciales como el tiro con
arco, la espada, el judo, el karate-do, etc. Cada una de estas actividades es
conocida en Japón como un do, esto es, un tao o una 'vía' hacia la iluminación.
Todas exploran varias características de la experiencia Zen y pueden ser usadas
para entrenar la mente y llevarla en contacto con la realidad última.
Las artes recién
mencionadas son todas expresiones de espontaneidad, simplicidad y la total
presencia de la mente característica del Zen, las actividades lentas y rituales
de cha-no-yu, la ceremonia japonesa del té, los movimientos de manos
espontáneas requeridas para la caligrafía y la pintura y la espiritualidad de
bushido, "la vía del guerrero". Mientras que requieren de la
perfección de la técnica, la maestría real sólo se logra cuando se trasciende
la técnica y el arte se transforma en un "arte sin arte", brotando
del subconciente.
Somos muy
afortunados en tener una descripción maravillosa de tal "arte sin
arte" en el pequeño libro de Eugen Herrigel, Zen en el arte del Tiro con
Arco. Herrigel utilizó más de cinco años con un renombrado maestro japonés para
aprender su arte "místico" y nos da en su libro una descripción de cómo
experimentó Zen a través del tiro con arco. Nos describe como el tiro con arco
le fue presentado como un ritual religioso que es "bailado" en
movimientos espontáneos, libres de esfuerzo y propósito. Le tomó muchos años de
práctica dura, lo que transformó todo su ser, como aprender a estirar el arco
"espiritualmente", con un tipo de fuerza no esforzada, y como liberar
la cuerda "sin intención", dejando que el tiro "caiga del
tirador como una fruta madura". Cuando llegó al clímax de perfección, el
arco, flecha, objetivo y arquero, todos se fundían los unos en el otro y él no
disparaba sino que "esto" lo hacía por él.
La descripción de Herrigel del tiro con arco es una de las más puras
recolecciones de Zen pues no habla en ningún momento de Zen.
Fritjof Capra (Viena, 1 de febrero de 1939) es un
físico austriaco. Doctor en Física teórica por la Universidad de Viena en 1966,
Fritjof Capra ha trabajado como investigador en física subatómica en la
Universidad de París, en la Universidad de California (U.C.) en Santa Cruz, en
el Acelerador Lineal de Londres y en el Laboratorio Lawrence Berkeley de la
U.C. También ha sido profesor en la U.C. en Santa Cruz, en Berkeley y en la
Universidad de San Francisco.
En paralelo a sus actividades de investigación y enseñanza, desde hace más de 30 años Capra ha estudiado en profundidad las consecuencias filosóficas y sociales de la ciencia moderna. Sobre este tema imparte seminarios y conferencias, con relativa frecuencia, en diversos países.
Su producción literaria se inició con la publicación de un icono moderno: El Tao de la Física, best-seller que supuso el punto de partida de numerosas publicaciones sobre la interrelación entre el universo descubierto por la física moderna y el misticismo antiguo, principalmente oriental.
Sus trabajos de investigación y divulgación siguientes incluyen estudios en que los postulados aportados por su primer libro se extienden a otras áreas, como la biología y la ecología, enfatizando en todos ellos la necesidad de alcanzar una nueva comprensión del universo que nos rodea como un todo en el que, para comprender sus partes, es necesario estudiar su interrelación con el resto de los fenómenos, pues su visión está basada en que la naturaleza de la realidad es un proceso creativo e interconectado en el que nada puede ser entendido por sí mismo, sino por su pertenencia a la infinita y extensa danza de la creación.
(Texto documental de Henderson
Espinosa)
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