7 (5)
Sin embargo, yo siempre tuve la
impresión de que donde demostraba más esa potencia era en sus composiciones de
órgano. ¡Le he oído tocar su instrumento favorito tanto y con tal entusiasmo!
Su música para órgano está tan ligada a la historia de mi matrimonio -la
primera vez que le vi y oí fue sentado al órgano-, que no puedo prescindir de
mi corazón al formar juicio sobre él. Inútil creo decir que también algunas de
estas obras me gustan más que las otras. Aprecio particularmente la exquisita
Pastoral en fa, la Canzona en re menor y una serie de preludios
corales de su librito para órgano, que es lo que conozco mejor. Pero cuando el
mismo Sebastián tocaba cualquiera de sus obras para órgano, todas sonaban
subyugadoras y se experimentaba la sensación de estar sumergido en el gran
oleaje de su genio. A veces, al oír algunas de sus nuevas composiciones me
sentía turbada, pues no me agradaba enseguida; pero no tenía más que oírla
varias veces para comprender la significación de su línea melódica y reconocer
que la primera impresión sólo se debía a mi necedad. El esplendor de la “Tocata
y Fuga en re menor” atrae al momento
a su órbita a todo oyente, y lo mismo sucede con la gran belleza de la “Tocata
dórica”. ¡Y qué decir de los grandes preludios y fugas en do mayor, si bemol mayor,
fa sostenido menor, mi mayor, sol sostenido menor y sol mayor,
y del maravilloso “Pasacalle”! El pequeño preludio con fuga en mi menor, es también de un atractivo
especial. ¿Y habrá algún corazón insensible a la suave tristeza que se
desprende de “Las aguas de Babilonia”? También quisiera recordar una serie de preludios
de órgano del coral “Gloria in excelsis Deo”, para el que escribió nueve. Pues
¿y los preludios de coral en que trabajaba cuando lo llamó la muerte, que
contienen trozos tan hermosos como “¡Ven a mí, Espíritu Santo!”? No, no quiero
ennumerar sus obras: las siento tan profundas que no encontraría palabras
dignas de su música para órgano y sus sonidos contienen gran parte de mi
felicidad pasada. Desde que él se fue, no puedo oír sonar un órgano; me limito
a leer sus originales y a recordar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario