FICHA Nº 4
Artigas y su entorno familiar
José Artigas no sólo nació en un ambiente católico, típico de la época colonial, sino que nació en una familia católica práctica. Sus padres fueron Martín José Artigas y Francisca Aznar; sus hermanos: Martina Antonia, José Nicolás, Manuel Francisco, Pedro Ángel y Cornelio Cipriano.
La casa natal de Artigas estaba ubicada en la esquina de las calles De la Fuente (hoy Cerrito) y San Benito (hoy Colón). Juan Alberto Gadea aportó la documentación correspondiente al arquitecto Carlos Ott, quien realizó un dibujo de aquella casa. Por su parte, un experto como Juan Alejandro Apolant afirma: “En nuestra opinión, no puede haber la más mínima duda de que Artigas nació en Montevideo en la casa paterna, sita en el solar de la esquina Noroeste de las actuales calles Cerrito y Colón”.
Martín José Artigas era integrante de la así llamada “Hermandad del Santísimo”, que fue organizada por el Presbítero Barrales, y cuyas primeras autoridades fueron designadas el 7 de abril de 1744.
Siendo niño, Artigas integró la cofradía de María Santísima del Rosario, que fue creada el 28 de octubre de 1771 por el Presbítero Felipe Ortega y Esquibel, segundo párroco de la Iglesia Matriz de Montevideo.
En diciembre de 1772 el obispo de Buenos Aires, Manuel Antonio de la Torre, visitó la estancia familiar que los Artigas poseían cerca del arroyo Pando. Dicha estancia estaba a cargo de José Antonio Artigas -tío de José-, casado con Tomasa Bernarda López. Ambos fueron los padrinos generales de varias personas que el 14 de diciembre recibieron allí el sacramento de la confirmación. El 24 de diciembre el Obispo De la Torre estuvo en la estancia de Melchor de Viana, donde confirmó entre a Martín José Artigas, a su esposa Francisca Arnal, y a sus hijos “Josef: Nicolás, Manuel y Pedro”, como consta en el fol. 200 recto del Libro Segundo de Bautismos de la Iglesia Matriz de Montevideo. Aquel mismo día también recibieron la confirmación varios parientes, allegados, esclavos e indios. Los padrinos generales fueron Melchor de Viana y su esposa Rita Pérez.
Cuando Artigas nació, el guardián del convento era Fray Juan Antonio López. También residían en el convento, entre otros, los frailes Pablo José de la Quadra y José de Cordovez. Los padres y los abuelos maternos y paternos de Artigas estuvieron estrechamente vinculados a la orden franciscana. Al igual que ellos, también otros familiares directos fueron terciarios franciscanos y ocuparon cargos de importancia dentro de dicha orden. Llambías de Olivar publicó en 1925 los facsímiles de los pedidos de seis familiares de Artigas para ingresar en la Tercera Orden Franciscana: el pedido de su padre, Martín José de Artigas (1753); de su madre Francisca Antonia Arnal (1768); su abuelo paterno, Juan Antonio Artigas (1747); su abuelo materno, Felipe Pascual Asnar (1756); su tía política Tomasa Bernarda López, casada con José Antonio Artigas (1768); su otra tía política, Ana María López (hermana de la anterior), casada con Esteban José Artigas (1777).
Sabemos que su padre, Martín José Artigas, llegó a ser limosnero mayor de la Tercera Orden Franciscana, o sea aquel que recogía limosnas y luego las distribuía entre los pobres. Este detalle es sumamente importante, porque permite mostrar cómo un padre, con sus actitudes concretas, puede transmitir a sus hijos no sólo la fe sino los valores asociados a ella.
Según testimonio de Nicolás de Vedia, Artigas “era un muchacho travieso a inquieto, inobediente y propuesto a sólo usar de su voluntad”. A los quince años abandonó la casa paterna y se estableció en Santo Domingo de Soriano. Allí estaba en el año 1779, utilizando ese pueblo como centro de sus periódicos desplazamientos a las zonas corambreras norteñas. Actuó “a veces con carácter de administrador, otras de socio o de dueño, como lo fue finalmente de aquella tan famosa (empresa corambrera) que estableció en el Rincón geográfico que lleva su nombre”.
Se ha afirmado -y muchos aun hoy lo afirman- que José Artigas fue un “contrabandista”, un “vaquero” que pasaba ganado hacia Brasil, y eso es cierto… pero no referido al Prócer, sino a un tío suyo, José Antonio Artigas, también conocido como “Pepe Artigas”. Esto fue demostrado plenamente, ya en 1969, por el erudito historiador Eugenio Petit Muñoz, según documentó Mario Cayota en su libro “Artigas y su derrota: ¡frustración o desafío?”. Cayota también demostró que el Prócer, en sus años de juventud, llevó una vida de “paisano suelto”; vivió el drama personal de que su esposa perdió la razón; tuvo -como era habitual en la época- amores diversos, aunque no simultáneos; y además, con todas sus compañeras se mostró sumamente respetuoso, y con sus hijos, un padre responsable.
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