domingo

JULIO CÉSAR CASTRO (JUCECA) - LA VUELTA DE DON VERÍDICO (10)


LA MUJER

Hombre enamorau de los colores, aura que dice, Nostálgico Amano.

Pa ver la salida del sol antes de que empezara a salir, se trepaba a la punta de un ucalito con brasero y mate.

A ocasiones los pájaros lo picotiaban todito porque les enllenaba los nidos de humo.

Cuando el sol dentraba a coloriar por el filo de una lomita, Nostálgico Amano solía desplomarse contra el suelo de la emoción. Pa no tener que estarlo levantando todas las mañanas, la mujer, Hermética No, dos por tres subía y lo ataba a una rama.

Un día, de mientras Nostálgico estaba atado, mirando el sol ya pintón, ella aprovechó pa dirse con un tropero. Como a los tres días lo desató un vecino.

Nostálgico Amano quedó como ido. Enamorau de los colores, eso sí, pero en gris.

Una güelta, en el boliche El Resorte lo quisieron agarrar pal chorrete en la cuestión de los colores.

Taban la Duvija, el tape Olmedo, Idéntico Aveno, Odioso Lirio, el pardo Santiago y Monolítico Suave, hablando de la vida y el corazón y tomando unos vinos, cuando miran así y ven venir a Nostálgico Amano.

A los tropezones venía el hombre, como abombau y triste por el asunto de la china y por mirar florcitas y churrinches.

A lo que lo vieron venir, va el tape Olmedo y pinta en la paré una mujer sentada en una silla. Silenciosa la pintó. Le quedó igualita. Después fue y le arrimó una mesa.

Dentró Nostálgico, saludó, y atracó al mostrador. Pidió una botellita de vino y se acodó. La Duvija fue que le dijo:

-¿Cómo anda, don Nostálgico?

-Extrañando la mujer. Solo, uno es naides.

Por ahí el tape Olmedo tropezó con la mesa que estaba contra la paré, miró la pintura, y fuerte, pa que Nostálgico oyera, va y dice:

-Desculpe, moza.

Nostálgico mosquió pa ese lau. Vio a la mujer de la paré contra la mesa, agarró la botella de vino, pidió otro vaso, fue y se le sentó enfrente.

La miró un rato. Dispués sirvió pa los dos, y dentro a prosiar bajito, como cuadra al hombre que habla de lo suyo.

Nostálgico, meta prosa, terminó el litro y pidió otro.

Le contó todita su vida. Que era hombre de trabajo desde chico, castigau por injusticias dende siempre, que aura andaba triste y solito, cargao de ternura sin un destino, y que así no era vida porque cuando dentra a ver gris -le dijo-, se hace gris.

Si le habrá prosiau de lujo, que pa la madrugada se la llevó pa las casas.

Él, se diba sacudiendo recuerdos. Ella, la cal de la paré.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+