(primera edición: Grupo
Lector Universo 1995 / primera edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes
2015)
Advertencia: aquellos que
sean tentados por las inevitables coincidencias biográficas y pretendan
identificar al autor de este libro con su santo personaje central, no saben lo
que hacen.
H.G.V.
Para Andrea
Moreira, la Banda
Barroca (ojo que copié rostros y no almas) y su director
musical, Ulises Ferretti, que sigue creyendo en el Hombre Nuevo.
Para Luis
Eduardo Aute, que diseñó el emblema del pez aéreo.
El problema
no es
darle un
hacha al dolor
y hacer leña
con todo y la palma.
El problema
vital es el alma.
El problema
es de resurrección.
el problema
señor
será siempre
sembrar amor.
SILVIO
RODRÍGUEZ
1 / EL CHANCHO
El encargado del suplemento
puntaesteño del diario La Farándula entró el prostíbulo chiflando Strangers in the night. Es una
tonada que me pone nostálgico del todo. La noche recién empezaba, y las puertas
abiertas de los cuartos sobreiluminaban con rombos rojos y celestes la penumbra
del corredor. Hace 35 años -desde los 15- que no entro a un quilombo. El
hombrón desprolijo y de cara fruncida ni siquiera observaba a las mujeres que
le chistaban o lo saludaban tiradas en sus camas, pro se detuvo abruptamente y
dejó de silbar frente a una puerta donde brillaba un póster con un desnudo
coronado por grandes letras negras: MARIANA. Es ella.
-Permiso -dijo, incrustando
la cabeza pelirroja en el humo del cuarto. Cómo fuma este bicho. -Perdón si
interrumpo.
La mujer estaba escribiendo
acostada sobre los pies de la cama, y demoró en alzar un rostro ceniciento.
Ojos chicos pocas tetas y culito de guacho, pero todo especial. Ella guardó un
cuaderno y la birome abajo de la cama y se cerró el body con encajes.
-20 dólares simple y 40 por
fiestita completa. Si querés consolador, 15 más -recita manoteando los
cigarrillos.
El hombre tenía unas pupilas
de alfiler que tal vez fueran azules sin el espesor de los lentes. Me acerco
para ofrecerle fuego y me dan ganas de acariciarla, aunque no sé bien donde.
-¿Y cuánto cobrarías por
leerme la canción que acabás de escribir? -preguntó el periodista no
exactamente gordo sino con un aguzamiento del cráneo idéntico al de un cerdo.
Primero pega un salto
deslumbrado, pero después se agarra el estómago y retruca:
-Y vos cómo sabés que yo
escribo canciones.
-Acá se sabe todo, morocha.
Aparte que a la Banda
del Pez ya la vienen a escuchar desde Montevideo. ¿Es cierto que tenés un hijo
de 6 años que arruga la guitarra?
-Achicá: tiene 9. Me lo
hicieron a los 15. Y no toca en la banda, como podrás imaginarte.
-¿A qué hora tocan ellos?
-Dentro de un rato. ¿Pero a
vos a quién andás buscando, loco? ¿A una mina o a la banda?
-Ando buscando a tu novio,
más bien. Quiero hacerle un reportaje.
-El Maestro no es mi macho.
-Pero vive contigo.
-¿Y eso a vos qué te importa?
Bueno, dale: bórrate, que ando con la gastritis a mil.
La mujer prendió un
cigarrillo con otro. Es una india divina.
-Pero todavía no me
contestaste cuánto cobrás por leerme la canción.
-NO LA TERMINÉ , HERMANO!!!! Y por
eso no te cobraría nada, además. Borrate,
Pero cuando el periodista
cruzaba la puerta Mariana estiro un brazo hasta rozar el cuaderno escondido y
murmuró casi sin inflexiones:
-Cuando mi abuela se casó
pesaba 46 kilos y las veces que se iba en ómnibus a San Carlos yo le robaba el
vestido de novia y me subía a una higuera. Y miraba cómo colgaba la cola
amarilla del vestido hasta el pasto. La canción es sobre eso.
-Gracias, morocha -digo sin
darme vuelta.
Y antes que la camisa sudada
y semisalida del periodista desapareciera por el corredor la muchacha agregó:
-Mirá que el Maestro es como
ese Shopping de Montevideo que sale en la propaganda de la televisión. Te va a
enamorar, loco.
2 / MARIANA
La sombra de la Torre del Vigía se
proyectaba compactamente, y Mariana atravesó la laza sin taconear y se filtró
en la oscuridad de su casa hasta quedar recortada sobre la ventana que daba al
patiecito. Un hombre con la melena devastada por entradas muy brillantes y un
chiquilín de mirada color celeste-gato charlaban bajo un jazmín del país. Estos
almapodridas son capaces de congelarse con tal de ver la luna, y yo aquí
reventando.
-En el primer crescendo del
Andantino de Carcassi lo tenés bien clarito -dijo el hombre deslizando
velozmente una uña. -Rompe como una ola: las corcheas arrastradas son el fin de
la cresta. Y las que tocás al aire ya son pura espuma. Fofa. ¿Pero después qué
hace el tipo? En el otro crescendo levanta sólo el volumen. Sólo el dolor. Y
empieza a rallentar, HASTA QUE EL TENIDO EN RE CLAVA LA MARIPOSA COTRA EL
SOL ETERNO Y ES COMO SI NACIERAS DE NUEVO. Así me lo enseño tía Natacha. Y es
así.
Muerdo un cigarrillo pero la
puntada en el estómago se me vuelve tan honda que ni siquiera puedo manotear el
encendedor.
-Este domingo tenemos que
hablar con Miguel para que me bautice -dijo el chiquilín.
-CARAJO!!!! -escupo el
cigarrillo media doblada, y los escucho correr llevándose por delante las
botellas del patio. -DÉJENSE DE HABLAR AL PEDO EN LA OSCURIDAD , POR LO
MENOS!!!!
El chiquilín siguió de largo
hacia el comedor y el hombre prendió una vela y ayudó a acostarse a Mariana en
el único dormitorio de la casa.
-Calma -siempre dice lo
mismo. -Mañana pago la luz. Hoy cobré. Luz no va a faltarnos nunca, chiquita,
-Yo también cobré, jetón
-jadeó Mariana. -Después de una semana de seca picaron tres corvinas al hilo.
¿ESCUCHASTE, MAESTRO? ME TRAGUÉ TODO Y ME QUEDÓ MEDIO CULO SALIDO PARA
AFUERA!!!! Y EL OTRO QUIERE BAU-TI-ZAR-SE. Bárbaro. Ahora puedo comprarle un
saco nuevo y todo.
Entonces el Maestro me da la
espalda y se sienta con los pies afuera de la cama: no dice una palabra ni se
agarra las manos pero se que está rezando. Después de un rato el hombre flaco y
alto camino hasta la otra pieza y estudió la fosforecencia del chiquilín, que
sondeaba el cielorraso abrazado de una guitarra toda incrustada en nácar.
-Mañana será otro día, Pablo
-dice el Maestro.
El niño casi sonrió en la
oscuridad azul.
-Hoy escribí una canción y se
me ocurrió otra -le cuento cuando vuelve y se tira al lado mío. -Pero la que se
me ocurrió me parece que es horrible.
-Por qué.
-Porque es de cuando yo tenía
11 o 12 años y un día estaba sentada en la punta de una pileta para lavar que
había en el fondo y de golpe me caí con pileta y todo y el filo de cementero le
partió el lomo al perro. Y me quedé allí sola, viéndolo agonizar. No quise
llamar a nadie. Y por un tiempo quedé viendo una mancha amarilla en el pasto. Y
mi abuela me quería convencer de que no había ninguna mancha y que podía pasar
tranquila por allí. Pero yo no pasaba. Che, Leo: ¿esta noche no cayó a hacerte
un reportaje un periodista medio pirado?
-Sí. Y va a armar escándalo,
estoy seguro. En un tiempo lo contrató un pasquín de izquierda para que
fabricara quilombos. Ahora está en La Farándula.
-¿Y por qué va a armar
escándalo?
-Es muy largo de explicar.
¿Te sentís mejor?
-Para eso tendría que nacer
de nuevo, hermano.
Mariana cerró los ojos y el
hombre sopló fuerte y empezó a acariciarla en la oscuridad. Yo me hago la
dormida y él me frota todo el costado, desde la punta del pie hasta la oreja: y
cuando parece que te echa chispas el esqueleto, te dormís como un ángel.
3 / LEONARDO
Después de un rato Leonardo
Regusci salió de la casa y cruzó hacia la ex-Plaza del Recreo. Enseguida veo al
Papalote y al Lobo, acampados a la sombra de la torre: el negro parece estar
remontado la luna en lugar de una cometa. Leonardo pidió permiso y se sentó en
el suelo con las piernas cruzdas a lo Buda.
-Mucho gusto, caballero -se
ríe el negro, haciendo retemblar con un tinguiñazo el ala de su panamá. -¿De
dónde me conoce?
-Leí un libro sobre su vida.
El Papalote no dejaba de
escrutar fijamente la luna. Y de golpe sentencia:
-Mire: usted no va a poder
purificar a la madre del mundo hasta que no sea capaz de encajetarle la paloma
invisible. Y por ahora ni siquiera es capaz de acariciarle la patria triste.
¿Ya?
El perrazo color arena
roncaba con una rosa en la boca y se despertó gruñendo.
-Calma, Lobo -chista el negro. -El
Maestro es un hermano. Aunque le tenga demasiado miedo a la carne.
Leonardo sonrió.
-No tanto -me defiendo.
-Mariana es toda patria triste,
Jefe. No se precisa acariciarla allí.
-¡Oh cristalina fuente! -ronroneó el payador de mandíbula
caballuna. -¡Si en esos tus semblantes plateados / formases de repente / los
ojos deseados / que tengo en mis entrañas dibujados! Lo que importa es la Fonte , caballero.
-Pero la Fonte de Mariana no está allí. Se lo aseguro yo.
El Papalote se descuelga una
rosa amarilla de la oreja y retruca:
-Lo que importa es
encajetarle la paloma invisible a Yemanjá para que se enamore del vuelo que va hacia el reino:
esté donde está la Fonte. Y
después no hay enemigo que la pueda pudrir. Se lo aseguro yo.
El negro se paró con un salto
felino y los arabescos de su guayabera se inscribieron broncíneamente en la
marea lunar.
-CARAJO!!!! -empieza a bailar
una especie de malambo-merengue que hace incorporarse al Lobo. -TENGA FE Y
AVERIGÜE CUÁNDO TIENE QUE CANTAR LAS CUARENTA, COMPAÑERO!!!!
-Pero me cuesta mucho hacerlos ir de vuelo. A todos. Cuando hablo con los
muchachos puedo nombrar al Espíritu Santo, por ejemplo. Pero no sé si entienden.
-¿CÓMO VAN A ENTENDER SI
USTED NI SIQUIERA ENTIENDE DÓNDE QUEDA LA GRUTA SAGRADA DE
YEMANJÁ? TENGA FE Y METASÉ DE UNA VEZ EN EL TRAGO FINAL, CARAJO!!!!
El hombre patizambo y descalzo
hizo trotar al Lobo con un chiflido, lo montó y agregó:
-Llevo 40 años de muerto en
este mundo y cada me enorgullezco más de que siga habiendo tanta gente capaz de
enamorarse del dolor durante 40 minutos seguidos.
Después el Lobo levanta vuelo
hacia el ojo lunar y la silueta del Negro Jefe desaparece en un canto de gallo.
4 / PABLO
Pablo depositó la guitarra
estrellada arriba del colchón y entró descalzo al otro cuarto y localizó
enseguida el bolso de su madre: la mujer respiraba dulcemente, aunque la
calavera se había adueñado de los trazos del rostro. Aquí está la llave. El
chiquilín se puso unos championes y salió por el costado del patio y asomo la
cabeza hasta divisar a Leonardo, que agitaba los brazos sentado frente a la
torre. Ya está hablando solo. Pablo hizo un largo rodeo para esquivar las dos
plazas, pero cuando llegó al prostíbulo entró casi con desfachatez por el
corredor principal. Si me ven Mimí o el Laucha les digo que mamá se olvidó de
unas pastillas y chau. No se cruzó con nadie. Pero al llegar al cuarto de
Mariana se inmovilizó frente a la humosa cuña color azufre que derramaba por la
puerta entreabierta de la
Nuri. Esa es la voz del Nengo: está super mamado.
-Te juro que dentro de tres
horas la banda va a ser famosa, boluda. ¿No me creés?
-Boluda será tu abuela
-contestó una voz hueca. -¿Vas a ocupar o no?
-Aguantá. ¿No sabés que hoy
temprano cayó un periodista de La Farándula a reportear al Maestro?
-Me importa un pomo el
Maestro.
-Dejá: es el tipo más
increíble que conocí en mi vida.
-Ayer se me murió el gato.
-Te apuesto que mañana vamos
a ser la banda más promocionada del Uruguay: se va a armar un escándalo que ni
se sabe.
-Fue el bicho más gente que
conocí en mi vida. Me miraba y me hacía pomada.
-Increíble.
-Agarré un cajón, una
almohada y lo velé.
-El reportaje lo grabé yo. De
cayetano, claro: porque el Maestro nunca quiso saber nada con La Farándula. Pero
me prestaron un grabador de bolsillo y el periodista le tiró de a lengua y el
loco quemó a un pueblo.
-Pobrecito.
-Eso era lo único que le
faltaba a la banda. Figurar. ¿Entendés?
-Era el único que sabía mis
secretos.
-Figurar y hacer guita,
querida. El Maestro se lo merece más que nadie: está comiendo mierda desde los
20 años. ¿Quién te dice que Tinelli no nos termine ofreciendo un toco por
pisarle el canal, igual que a los Redondos?
-Lo tiré a la basura envuelto
en una pañoleta con florcitas que me regalo un marinero. ¿VAS A OCUPAR O NO,
INFELIZ?
Aprovecho el grito de la Nuri para meterme en el
cuarto de mamá y volver a cerrar con llave. Pablo avanzó a tientas hasta la
mesa de luz y prendió la portátil y destendió violentamente la cama todavía
húmeda.
-BASURA!!!! -salió chillando
el Nengo. -YA ME VAS A VENIR A ROGAR QUE TE MONTE, YEGUA DE MIERDA!!!!
Después sonó un portazo y
Pablo apagó la portátil, se desnudó y se tiró boca arriba sobre el colchón
donde trabajaba su madre. Desde principios de año que soñaba con encerrarme
aquí y ahora no sé qué hacer.
-Pobrecito -murmuró el
chiquilín en la oscuridad. -Tengo que ir a avisarle al Maestro que lo jodieron.
Y de repente me pongo a
llorar por el gato de la Nuri.
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