martes

EL LOCO DE LEPANTO - HUGO GIOVANETTI VIOLA


Existen, sin embargo, artistas que carecen de este sentimiento superior de humanidad. Yo sé de aquellos que han esculpido un granito perfecto, se convierten en esclavos de su obra y se dejarían matar, antes que romperle las narices a la estatua. Carecen estos pobres hombres de libertad, es decir, no son del todo felices de su creación. ¿Os imagináis a Dios, el ser libre por excelencia, arrodillado ante el universo, que es su obra?

TERCERA ENTREGA

11 / PALOMAS

Ricardo disfrutaba llevándome a conocer los rincones legendarios del barrio, y apenas decidí retomar la escritura de mi poema épico le pedí información sobre palomas mensajeras y fuimos a conocer a un criador que construyó sus compartimientos alambrados en una azotea.

El galpón que sostenía a los palomares quedaba en el fondo de una casa ladeada por un jardín-quinta donde la esposa se había especializado en el cultivo de especies exóticas.

-Lo que yo necesito es saber cómo podía mandarle versos Artigas a una novia que tuvo en Curuguaty -expliqué después que el viejo muy tostado y de ojitos radiantes que parecían estirados por antiparras nos mostró a los animales.

-¿Versos? -sonrió.

-Sí. No es nada imposible. Con Ansina se entretenían armando acrósticos de memoria para los amigos.
-Mire usted -contempló asombradamente el criador la gigantesca luna dorada que acababa de emerger sobre Villa Dolores.

-Él no está escribiendo un tratado histórico -le hizo una guiñada Ricardo. -¿Entiende?
-Claro. ¿Y desde dónde hasta dónde se supone que mandaba los poemas?
-Desde la chacra al pueblo. Igual que si fueran mails. Lo que no entiendo es cómo la paloma sabe a qué lugar llevarlo.
-Mire: yo me dedico a las carreras. Los mensajes ya se usan poco, aunque hasta en la Segunda Guerra fueron muy importantes. Acá lo que se precisaría es que la muchacha le dejara un canasto con palomas de ella a Artigas. Lo que hace el animal es volver a su sitio.
-Y ella puede contestarle al General con palomas de él.
-Claro. Pero que sean cosas cortas: el mensaje va encanutado en una pata.
-Los versos son haikus japoneses de tres líneas. Por ejemplo: La Inmaculada / que te riza la risa / lame a su Hijo.
-Hermoso -sonrió el vecino que de golpe me pareció perfectamente preparado para morir en cualquier momento.
-Todavía hay luz -señaló el jardín Ricardo. -Su mujer nos podría mostrar algunas flores raras. Y de paso aprovecho para tomarme la presión.

La viejita se escoraba sobre un bastón tallado en las Misiones, y su paz también parecía infusa en la morada desde donde le llegaron las melodías más estrelladas a Wolgfang Amadeus.

-Les aseguro que tanto Bonpland como el Protector usaron estas bendiciones -nos iba detallando la etimología y la especificidad de los arbustos que ya se bamboleaban plateadamente en el jardín selvático.

Y después de tomarle la presión a mi amigo me acorraló:

-¿Y usted no va a controlarse? Mire que mañana me opero de la cadera y no sé si vuelvo al mundo.
Cuando el criador nos acompañó hasta el portón la noche estaba azulísima.

12 / ATLÁNTIDA

Kiwi trabajaba en una agencia de intercambios turísticos con Nueva Zelanda, y además dirigía una obra teatral autoproducida por algunos alumnos de la Escuela que iba a estrenarse en agosto.

Y no quería saber nada de moteles.

Entonces decidí llevarla un viernes de mañana al Parque de Vacaciones que tiene AGADU en Atlántida, y apenas llegamos me adelanté a explicarle a solas al encargado que estábamos separados con Candela.
Porque los momentos más felices de mi familia deshecha los vivimos allí, desde mi desexilio.

El hombre se ofreció a cargar hasta el bungalow una de las parrillitas que le pedimos prestadas en invierno, y al ver a Clara saludándolo con un eufórico brazo adolescente no pudo seguir hablándome.
Teníamos que estar en Montevideo a las cinco, porque había ensayo general.

Entonces prendimos la estufa para que se fuera formando brasa, y cuando nos abalanzamos al dormitorio encontré por primera vez en veinticinco años una cama matrimonial en un bungalow de AGADU.

Me pareció un milagro.

La mayor necesidad que tenemos para aprovechar es de callar a este gran Dios con el apetito y con la lengua, cuyo lenguaje que Él más oye sólo es el callado amor.

Pero aquel mediodía tuvimos que abrazarnos destapadamente desnudos para que se cumpliera el dicho de San Juan de la Cruz.

Yo no soporto los condones y ella había prometido comprar anticonceptivos lo antes posible.

Las verdaderas bodas no conocen prudencia.

El primer haiku que le dediqué esa semana fue: Lo que se abriga / con tu lluvia desnuda / es mi esqueleto.

Y el segundo: Oré saliva / para incendiar las penas / de tus lunares.

Después la hice arrodillarse bocabajo y lo que catapultó mi calavera fue el blando músculo rojo de la misericordia lavándole largamente el túnel torturado, que era lo que ella necesitaba para vivir por lo menos un segundo de puro amor.

Y alcanza.

Al rato hubo un agitado festejo nupcial y una multiplicación tentacular de juegos que incluyeron hasta la frotación púbica, porque cuando la penetré me arrepentí enseguida y Dios me ayudó mucho a conservarme flojo.

De repente me acordé de la hora y Clara trató de anudarme conmovedoramente con las piernas para que no abandonara la cama.

Cuando volví de rearmar el fuego la encontré llorando pero me dijo que era de felicidad, porque nunca pensó que iba a encontrar un hombre que la pudiera amar con fineza femenina.

Y yo demoré meses en entender que ese día me creció una costilla celeste.

13 / EXPULSIONES
  
Mientras Candela fingía vivir en Lepanto recibió una herencia muy esperada de una abuela veracruzana y pudo comprarse un apartamento en los mismos bloques donde también alquilaba Paloma.

Entonces le ofrecí a mi hija hacerle una cesión en vida de la mitad del nuestro y mudarme para siempre al cuartel tan temido.

Ella aceptó el papel de heredera pródiga sin darle demasiadas vueltas, pero cuando vino a llevarse la aspiradora no pude descifrar si en su enorme tensión fosforecente había lástima o culpa.

-Tendrías que mantener las ventanas abiertas todo el día -se puso a enrollar los cables tratando de no mancharse el uniforme de médico.

-No te olvides que durante veinte años le llamamos el Tumor del Espanto a esta pobre morada. Para ustedes es un cantegril, pero los cucarachos tenemos otros gustos.

-Ya empezó el melodrama. Ayer chateé con tía Ma-Sa y le encanta que hayas inventado lo del cuartel artiguista de la calle Lepanto. Pero tiene razón mamá: lo tendrías que vender y comprar algo menos deprimente.

-Cuando a Artigas lo sacaban disparando de algún lado era capaz de poner un cuartel en una carreta.
-Sí. Ya me lo dijiste un millón veces. Te esperamos mañana para el cumpleaños de Rodolfo: es una cosa en familia, nomás.

-¿Va a ir Candela?
-No creo. Está en plena mudanza, todavía.
-Y además no nos soporta ni a tu suegra ni a mí. Y todavía hablan de familia.
-Eso es un problema de ella. Yo te estoy invitando a la casa donde vive tu nieta -ahora el turquesa de la mirada más enjoyada que conocí en la vida se infantilizó y me hizo sudar hielo.

San Juan de la Cruz: No te hagas presente a las criaturas si quieres guardar el rostro de Dios claro y sencillo en tu alma; mas vacía y enajena mucho tu espíritu de ellas y andarás en divinas luces, porque Dios no es semejante a ellas.

Lo que para mi hermana Ma-Sa siempre significó: No ames a nadie más que a nadie y conservarás la PAX-LUX de tu celda. Porque en todo hay demonio menos en Dios.

-Tu tía también opina que sentirse expulsado de la vida es mucho más grave que sentirse expulsado de una familia -casi grité. -¿Por qué no se lo explicás a Candela?
-Sí, papá. Y que ella sufre de falta de autoestima paranoica hace décadas. Vos sos el que está sano. Por eso a los sesenta y dos años te enganchaste con una pendeja.
-Ya estábamos separados hacía años con Candela.
-¿Y por qué nos tuviste que contar que te venías a Lepanto con la putita y después dar marcha atrás?
-Porque Quien de sí propio se fía, peor es que el demonio. Me equivoqué salado.
-Ayudame a cargar esto, por favor -le culebrearon dos pezones de llanto a Paloma hasta estrellarse contra la aspiradora.

14 / IDEA

La tercera vez que comimos en el Don Peperone de la Peatonal Sarandí le pregunté a Kiwi si le gustaría que tuviéramos un hijo y ella pasó del rubor guinda a la palidez trilce.

Después me confesó que lo único que la aterraba era perderme demasiado pronto y no encontrar otro hombre como yo nunca más en la vida.

Entonces me acordé del Tumor del Espanto y le dije que tenía un apartamento vacío que ni siquiera era un bien ganancial y ella empezó a besarme las manos como un personaje de Balzac.

Y cuando especifiqué que el cuchitril me hacía acordar demasiado a la desesperanza suicida de mi madre retrucó sonriendo que ahora había que llenarlo de amor.

Después bajamos a la rambla haciendo planes para empezar a vivir juntos gradualmente  y hasta hablamos de casarnos.

Y a nuestros futuros hijos les decíamos los albinitos.

Ángeles que uno busca.

Desde que Candela me echó del cuarto yo había tenido que agregarle hipnóticos a los ansiolíticos y los antidrepesivos, pero nunca dormía más de tres o cuatro horas seguidas.

Trabajaba casi toda la madrugada en mis libros o programando el blog de la Escuela de Cineastas, y me acostumbré a compensar aquel desmadre con siestas mañaneras.

La nena vivía con el mismo desasosiego.

Así que ahora se agregaron una o dos llamadas muy largas a cualquier hora de la noche y los esperadísimos mails con los que Nuestra Señora intentaba arrancarme del infierno infantil.

No pienso discutir con nadie que fue Ella la que le habitó los huesos a la actriz adolescente que tecleó este mensaje, por ejemplo:

Tesoro mío, compañero mío, protector y protegido mío, amigo mío, esposo mío, mi enamorado, hermoso hombre nuevo; no existen suficientes palabras para expresar este amor tan profundo que emerge de mi piel como si fuera un volcán de pasión desenfrenada. Volcán que renace luego de cada erupción como un dulce lago de constelaciones, donde toda nuestra flora y fauna maravillada por tal belleza, danza sin cuerpo pero con alma de un andante trilce. Pasé muy lindo anoche y ya te extraño de nuevo. Sin duda que fue una gran celebración bien merecida. Luego de un día como ayer, donde sin duda se marca un antes y un después en nuestras vidas me siento agotada emocionalmente, pero extremadamente feliz por la cantidad de puertas que se nos han abierto como pareja y por los grandes pasos que diste. Te deseo un hermoso día estrellado! Je t'aime. Siempre tuya. Kiwi.

Entonces esperé a que Candela se levantara a desayunar apenas un yogur para anunciarle que pensaba mudarme a Lepanto lo antes posible.

A ella no la molestó en absoluto la idea y dijo que esa noche lo hablábamos mejor.

Lo terrible es que cuando agregué que me iba a vivir solo pero tenía una amiga la chamaca contestó que era obvio, y ahora su paranoia rebrillaba aliviada.

15 / CELULAR

A Dolly le tocaba la tenencia de Mati nada más que los sábados y domingos, y a la segunda semana me pidió hora y aparecieron cargando una guitarra flamante: la niña fingía no conocerme con una naturalidad superior a la de Natalie Portman en El perfecto asesino.

Las dos se habían emputecido la sonrisa con el rouge cremoso.

-Mirá lo que me regaló mi papá -me mostró un celular la infanta, logrando que la gorda resoplara embanderillada por los celos. -Podés sacar fotos divinas.

Y enfocó relampagueantemente el proyecto de vitral crístico de Giovanetti y después me mostró las tomas murmurando:

-Ese cuadro me dio ganas de tomar la comunión.
-Bueno, los dejo solos -me hizo una guiñada Dolly. -Les estoy preparando una pastafrola de dulce de leche.

Mis cursos empiezan con una charla sobre la sagrada necesidad artística de repartir el estrellerío que cada uno trae en el corazón, y eso fascinó tanto a Matilda que sentí como si ahora la inmaculara una seda invisible.

-¿Y entonces ser preciosa por afuera no sirve para nada? -carcajeó de repente. -Es más fácil.

Preferí no contestarle, y ella aprendió tan rápido el primer ejercicio de digitación que me largué con los acordes y el ritmo de rock.

Era asustantemente superdotada.

-Bueno, si querés podemos empezar hoy mismo con una canción en inglés -me arriesgué. -Aunque es un poco triste.
-Por qué.
-Es una canción donde un muchacho que se está muriendo en un campo de batalla le habla a la madre y siente que ya está golpeando las puertas del cielo.
-¿Knocking on heaven’s door? La cantamos en el colegio.
-Bueno, mejor.
-Y yo no la veo tan triste, además -chistó mientras el terciopelo de bambi se le esmerilaba con una angustia más feroz que la mía.

En terapia aprendí cuáles son las zonas de hielo fragilísimo y mientras le ponía cascola al texto para pegárselo en el cuaderno le pedí que me deletreara la frase japonesa ya-ca-ma-ma-ca cambiándole cinco veces las vocales.

Mati llegó enseguida a yo-co-mo-mo-co y entonces la traté de asquerosa y eso la hizo berrear una carcajada que se fue transformando en la bobera más radiante del mundo.

No debe haber demorado ni quince minutos en coordinar canto y ritmo entreverándose apenas en los cambios de acorde, lo que equivalía por lo menos a un mes de clases.

-Permiso -nos hizo saltar Dolly empujando la puerta con la pastafrola. -No me pude aguantar de escucharlos desde aquí afuera. Les puedo asegurar que los dos son unos genios.

Y agarró el teléfono-cámara y nos obligó a posar con el Cristo constructivo de fondo.

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