jueves

YO EL PROTECTOR / MEMORIAL PERSONAL DE PEPE ARTIGAS (todos los martes)


DUODÉCIMA ENTREGA (CAPÍTULOS 23 AL 27 DE DOS)

23 / CONTRATO


Cómo me equivoqué con el Rousseau.

Robertson me alvirtió en el Hervidero que el secreto de la modern politic estaba en equilibrar lo distinto, y tendiome golosina elogiando a Montesquieu cual ideal teorizador del Sistema mestizante.

Pensar que uno recelaba tanto de la opinión divisionista anglesa y al cabo federaron los porteños y los brasileros y nosotros islados como el Sordo Perpetuo, que era capaz de fusilar a un cuzco contra un pinche naranjo.

Lo único que es menos imposible que ser eterno en la tierra es ser justo.

Hay que sembrar lo eterno.

Según se comentó hasta en Janeiro, cuando le mandé a Barreiro en la delegación que portó decisiones congresales Álvarez Thomas se dio el lujo de abodegar en una corbeta al ingenioso Mentor Diplomático del Excelentísimo Señor rebelde oriental, o el Robinjú pa Robertson.

Ma qué Mamita Rondeau.

Les tuve que pegar dos soplamocos juntos al chiquero y a Buenos Aires, porque los jacobinistas consideran que todos los iguales se deben someter al que pensó primero.

Un presunto contrato y una igualdá preciosa: los Partidos de la revolución picanean a la boyada que les tira del carro.

Y así está el mundo, amigos, reía el bufo Traverso en la Casa de Comedias mientras los chuscos meaban en la salida norte porque los cabildantes no eran capaces de inventar un retrete al menos con cortinilla.

Lo único que yo aprecio de los guillotineros es el sanculotismo.

Y muy bien bramó Brown contra la imposibilidá de entendernos mutuamente que nos depredó siempre a los hermanos de la América Sud.

Aunque habría que replicarle: Hermanos tu madrina.

Y además no quisiera ni otear hacia qué endriago gulliverista se le puede aquijotar el precioso proyeto al gigantesco Washington, con quien osó paragonarme un viajero alucinado.

Pensar que en el 16 le tuve que alvertir al Cabildo que sin ser mi ánimo intervenir en lo ecónomo de las religiones ni en indagar sus Leyes, el interés primordial era bien servir al público y asegurarse de que los prelados no influxeran perjudicando al sagrado Sistema.

Todo rueda cuadrado.

Y uno no podía saber si el cura era más masón que cura o más cura que masón y por eso acabé aquí, respirando naranjos.

Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería. Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar. Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía. Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.

Mi costilla celeste.

Es lo único que canta.


24 / HIJOS

Hasta el Hijo fue un hijo.

Otros ojos te mojan como antes me inundaste: reclamando un parral donde no haya intemperie ni racimos pudriéndose como huevos oscuros ni escobajos humanos.

Mi verdadero padre fue abuelo Juan Manuel, porque construyó un puente donde yo labré un Tú libremente descarriado.

Y no sabía lir ni escribir.

¿Qué hay atrás de Bonaparte o Pueyrredón o Alvear o Joao VI o el Deseado o el escualo Robespierre?

La cosa elige a todos, pero las veleidades se apuran a repulsar los mensajes eternos con humazo pa ratas.

Y lo horrible fue no reconocer estirpe en mi Josef María cuando vino a Ibiray pa arriarme hasta el chiquero donde ahora hay esa Guerra nominada la Grande, como si las libertarias se hubiesen hecho al ñudo.

¿Y qué de la ostinación por aportarle fe en la Gran Morada a tuitos?

Guacurarí murió en las Cobras creyendo, y el Caciquillo ha de haber vaciado su hálito en Salsipuedes con la guidaí colgada sobre un asco de oro.

¿Y qué de los pañuelos bordados para abrigar calaveras sin nombre?

Hijos: no se derrumben por la sed humillada. Suficiente será con que azulen su lanza en lo alto de la tribu.

¿Y qué de la pobreza?

Algunos la elegimos amándola de a ratos, aunque la odiemos siempre como al himen del valle que q uerríamos preñar.

¿Pero cuántos emergen sobre los maremotos de nuestra travesía para morder el aire y arrancarle burbujas al remanso espacial?

Las estrellas lo saben.

La sangre tiene razones que hacen engordar las venas. Pena sobre pena y pena hacen que uno pegue el grito. La arena es un puñadito, pero hay montañas de arena.

Clara se las arregló para que Juan Simeón crea que soy su padre adoptivo.

Le molestó mi amor.

Las alfombras de los cajetilludos de todas las comarcas lucen adornos persas y esconden la verdá como si fuera bosta que ya ni mero huele.

Lo malo es que nos duele.

El que tenga una canción tendrá tormenta, el que tenga compañía soledad. El que siga buen camino tendrá sillas, peligrosas, que lo inviten a parar. Pero vale la canción buena tormenta, y la compañía vale soledad. Siempre vale la agonía de la prisa, aunque se llene de sillas la verdad.

Ay amor que se fue por el aire.

Qué dura que es la vida.

Ay amor que se fue y no vino.

Qué dulce es la verdá.


25 / PROPIEDÁ


Y en setiembre del 15 empezamos a ordenar el horror del terruño.

Yo ya era baqueanísimo dende las experencias con Azara y Elío, pero al Sistema entuavía le colgaba el ombligo y los dueños ausentistas del trompo jugaban al cortesanismo patricio en el chiquero.

Fue una jornada cúlmine, porque acordamos con Monterroso en desgastar salado a Juan León y a León Pérez, los delegados que eligió arteramente el Cabildo por ser hacendados bichos y a más chascarrilleros.

Pero ningún maturra podía aguantarle el trote a Purificación sin quedar escobajeado y pa colmo les propuse acordar tuito al hilo mientras yo me daba corte entronizado en la cabeza de vaca que hizo reír tanto a Robertson y despachaba chasques y hojeaba los libracos de la regolución norteamericana y al punto iba a pegarle un tajazo al churrasco en cuclillas, aunque a ellos les proporcionamos catres donde echar culo y les trujimos tazas porque ginebrear por cuerno no lucía muy gubernativo, pero cuando llegó el ríspido artículo 13 ya cabeceaban mucho y hubo que suspender.

Claro que mientras los leoncitos sesteaban allí mismo y se descosían tosiendo entre el humo jediondo les retocamos lo dirimido y Monterroso aprovechó pa mear tranquilo adentro sin que cundiera escándalo.

Y al cabo el trozo 13 se lo embucharon masticándolo mucho, aunque se descontaba que el Cabildo hallaría el yeito pa conservarle la tierra a algún protegido realista del chiquero y a negociar que hay quórum.

A veces rezo este párrafo en lugar del Padrenuestro: En consecuencia los negros libres, los zambos de esta clase, los indios y los criollos pobres todos podrán ser agraciados en suertes de estancia, si con su trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad y la de la provincia.

Y pienso en la palabra felicidad completita, con d.

¿Qué fizieron con los cristianísimos sueños de los jesuitas y los bravíos castellanos inquisitoriados por defender sus comunas, godos de piedá al paño?

Y en lugar del Ave María bisbiseo la primera mitá de la Verdá mayúscula del artículo 6: Por ahora el Señor Alcalde Provincial y demás Subalternos se dedicarán a fomentar con brazos útiles la población de la campaña. Para ello revisará cada uno en sus respectivas jurisdicciones los terrenos disponibles, y los sujetos dignos de esta gracia, con prevención de que los más infelices serán los más privilegiados.

Tate, Tate, Babeuf y Buonarroti.

Los folloncicos que dispensan de valde en creyéndose dioses lo único que reparten es sequedá y vanidá.

¿Con qué propiedá de espíritu le hubiesen retrocedido la tirria al Pardo Encarnación, que era más artigueño que yo pero quería la hacienda pa asar a los mandones al pincho?

¡Qué bien sé yo la fonte que mana y corre, aunque es de noche!

Aquí se está llamando a las criaturas, y de esta agua se hartan aunque a escuras, porque es de noche.


26 / PLUMAS

Muy poco antes que el Congreso del 16 declarara la independencia en Tucumán acometí recordándoles a los porteños que la Banda Oriental llevaba enarbolado su soberano Estandarte ya hacía un año, y a más le negué irritadamente tropas auxiliares a Mamita que echó culo en Sipe Sipe.

Y cuando el chiquero decidió conmemorar el aniversario juntista a todo trapo me hice el zonzo precisando que las Fiestas Mayas se retrasarían hasta el 25 para dar coincidencia a dos efemérides regolucionarias, aunque nuestra Victoria era la de Las Piedras.

Cómo cuesta existir.

Lo que me orgulleció del festicholeo portuario fue que los escolares madrugaran a escuras ostentando nuestra banderita tricolor, aunque el gorro frigio que le ensartaron a la pirámide de la plaza decoraba un jacobinismo chusco.

Porque si por un lado entirrió a los fernandistas que no cesaban de denostar el justiciamiento agrario, era como seguir batiéndole el parche a la Desilusión Francesa.

Por eso inventé mi escudo.

Ellos euforizaban despilfarrando en licores y luminarias como si eso fuera lucir lustración de metrópoli, y naides pensó nunca que bajarle los ojos a los tigres como mi abuelo significaba cencia del corazón.

Y que tener cultura nunca será otra cosa que desjaterrar a güevos y a vuelo al rayao inmerso y repartir ahijunas con pasión infinita.

Pobre Jerusalén.

Y también fue precioso el entelarañamiento tramado por Larrañaga pa encadenar la Luz de la Biblioteca Pública al bailongo del gallegaje, y yo mismo les releí en Purificación su discurso a mis vecinos.

Una joya americana digna del gran Sistema.

Lástima que cuando hizo el llamado a preservar la multiplicidá de nuestras lenguas salvajes en pro de aportación sabia al divino tesoro universal, Frutos debió escucharlo bostezando o pispando algún escote, y a joder a otra parte con las tribus.

Duerme, no queda nada.

Y al cabo recibimos folletería donde se nos noticiaba la danza que carnavalizaron en un tablado diecisiete parvulillos trajeados a la indiana, con un pequeño cacique corifeo que recibía homenajes de los hijos del sol.

En Purificación estábamos esperando dos contingentes de guaycurúes y abipones bravos que le exigí a Corrientes que me mandara sin demora pa enseñarles labranza y sembrarles alfabeto.

Fracasó casi todo, pero algunos terminaron peleando contra los portugos y se supieron gente de bien.

Y lo que jamás se sospechó en el chiquero fue que Pepe Ortiga les iba a hacer reinar en plena conmemoración un escudo provincial que junto a la consigna Con libertad ni ofendo ni temo, el sol y la balanza, ostentaba una corona de diez plumas indígenas.

Los cagué, cajetillas.


27 / PATAS

Voto a bríos que el Congreso de Tucumán hubo a ser el conato de infamias más falaces que produjo esta América.

Un pajar sin aguja.

Ya en el 15 me había aburrido del zalamereo con los portugos y mandé regresar a Barreiro, entregando a su suerte a Redruello y a Caravaca, que en aquella romería de palacio eran menos que pulgas.

Y acaso me equivoqué, pois dizque el gran Joao VI me medía la pasencia.

Mais eu tanbéin sou bicho y caté que jamás nos iban a ayudar y entuavía me arrepiento de haber sido un protector manoteando cobijo.

El poder es un aujero negro que chupa al dócil y es mejor terminar celebrando a la Gran Majestad, que se pronuncia en lo hondo con mayúscula y d porque Ella es quien arrebuja al roto por amor.

A principios del 16 atribuí carácter de intimidante al rumor de invasión portuga, porque demoramos mucho en entender la sublime intriga que terminó segándonos con ese mormorar apuñalador que llaman diplomacia.

Y ya antes de que terminara el Congreso que proclamó la sacra Independencia de las Provincias Unidas, recién allá por setiembre, se urdió nuestro aplastamiento.

Bisbiseo hordas de coplas y desmadejo páginas como jaculatorias, pero el metrallerío de estas maquinaciones se me borra en plan simpático.

O es que me ahogan demasiado.

Sé que fue interceptándole un correo a Manuel García en Santa Fe que atinamos a descifrar que la Gran Logia había impulsado en Janeiro la bajada lecoriana fingiendo defendernos con el parlerío de Vedia y el auxilio que nos mendrugó Pueyrredón, el príncipe de los puercos.

Él operó el viraje en desobedeciendo lo pactado con San Martín, mientras el ostinado avanzaba hacia la crucial liberación del flanco del Pacífico.

Al pobre tape también lo cagaron porque de últimas peleó como héroe de verdá.

Lástima que el buen Belgrano haya logrado que en Tucumán se aprobara el proyeto monárquico Inca-Braganza, que en Buenos Aires caricaturizaron como la dinastía del chocolate o de las patas sucias.

Daba demasiado asco.

Ellos mismos lo descartaron en aras a una mínima dinidá independentista, aunque en el 18 le ofrecieron a Joao VI el título de Emperador de la América del Sur y el portugo se les pelló en la trompa declinando el envite por temor a la Anglaterra.

Pero ya en el 14 yo le había escrito a Felipe Gaire algo que me agallinó el cuero con calofrío: Todo el mundo está contra mí.

No te persigas, Pepe.

Y ahora me cunde otro fraseo redondo de aquella misma carta: Los amigos me hubieron de faltar en el mejor tiempo, y yo he de sostener la libertad e independencia de mi iris hasta morir.

Duerme. ¿Quedará algo?

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+