jueves

OSHO / LA SEMILLA DE MOSTAZA

VIGESIMOSÉPTIMA ENTREGA

Capítulo 14 (I)

¡Apúrate Lentamente!


DECIMOCUARTO VERSICULO

Jesús dijo: "Bienaventurado es el hombre que ha sufrido, él ha encontrado la vida".
Jesús dijo:"Busquen al ser viviente mientras vivan, no sea que mueran y traten de verlo y no puedan verlo".
Vieron a un samaritano cargando una oveja camino a Judea. Le preguntó a sus discípulos: "¿Para qué carga este hombre la oveja?".
Ellos respondieron: "Para matarla y comérsela". Él les dijo: "Mientras esté viva no se la comerá, sólo si la ha matado y se ha vuelto un cadáver".
Ellos dijeron: "De otro modo no podrá comérsela". Él les dijo: "Ustedes mismos, busquen un lugar en reposo no sea que se conviertan en cadáveres y se los coman".
Jesús dijo: "Dos descansarán en una cama: uno morirá, y el otro vivirá".

Desde la antigüedad, el hombre se ha preguntado una y otra vez por qué hay sufrimiento en la vida. Si Dios es el padre entonces ¿por qué hay tanto sufrimiento? Si Dios es amor y Dios es compasión, entonces ¿por qué la existencia sufre? Y no ha habido una respuesta satisfactoria. Pero si entiendes a Jesús entenderás la respuesta. El hombre sufre porque no hay otra manera de madurar, de crecer. El hombre sufre porque solamente a través del sufrimiento puede hacerse más consciente. Y la consciencia es la clave.

Observa tu propia vida: cada vez que estás cómodo, tranquilo, feliz, se pierde la consciencia. Entonces vives en un tipo de sueño, entonces vives como si estuvieras hipnotizado, vives como un sonámbulo; te movilizas haciendo cosas, pero en forma sonambulista. Por eso es que cuando no hay sufrimiento, la religión desaparece de tu vida. Entonces nunca vas a un templo, no tiene sentido para ti; entonces no oras a Dios, porque ¿para qué? No parece haber motivo.

Cada vez que hay sufrimiento vas al templo, tus ojos se dirigen hacia Dios, tu corazón se mueve a la oración. Hay algo escondido en el sufrimiento, lo que te hace más consciente de quién eres, de por qué eres, de adónde estás yendo. En un momento de sufrimiento tu consciencia es intensa.

Nada puede estar sin significado en este mundo. Es un cosmos, no es un caos. Puedes ser incapaz de entenderlo -eso es otra cosa- porque tú conoces sólo los fragmentos, no conoces al todo. Tu experiencia de la vida es como si sólo tuvieras una página manchada de una novela: la lees, pero no tiene sentido, porque es sólo un pequeño fragmento, no sabes la historia completa. Una vez que sepas toda la historia, entonces esta página se volverá comprensible, entonces esta página se vuelve coherente, con significado.

¿Qué quiere decir tener significado? Tener significado quiere decir conocer el fragmento en relación al todo; tener significado es tener relación entre el fragmento y el todo. Un loco hablando en la calle no tiene significado. ¿Por qué? Porque no puedes relacionar lo que habla a nada, su conversación es un fragmento. Pero él no está hablando a nadie, no hay necesidad, no hay nadie a quién hablarle. Su conversación es fragmentaria, no es parte de un todo mayor, por eso es que es incoherente. Las mismas palabras pueden ser usadas por otro hombre -exactamente las mismas palabras- pero él está hablando a alguien, entonces tienen significado. ¿Por qué? Las palabras son las mismas, las oraciones son las mismas, los gestos son los mismos, y a un hombre lo llamas loco y el otro hombre no está loco -¿por qué? Porque hay alguien que escucha; el fragmento no es tan solo un fragmento, se ha vuelto parte de un todo más grande -tiene significado.

Recorta un pedazo de una pintura de Picasso: no tiene significado, es tan sólo un fragmento. Un fragmento está muerto. Ponlo de nuevo en la pintura -de pronto el significado aparece; se ha vuelto coherente, porque ahora se ha vuelto parte del todo. Sólo cuando eres parte del todo tienes significado. Y si el hombre moderno continuamente parece sentir que no llega a tener significado, es porque Dios ha sido negado u olvidado.

Sin Dios el hombre nunca puede tener significado, porque Dios quiere decir el todo y el hombre es sólo un fragmento. Tú eres tan sólo una línea de una poesía -solo, eres solamente letras sin sentido. Con toda la poesía aparece el significado, porque el significado está en relación al todo. Recuerda esto.

Me viene a la memoria un sueño de Bertrand Russell. Él era ateo, nunca creyó en Dios, nunca pudo ver un significado más amplio que pudiera incluir al todo. Él relata un sueño: oyó mientras dormía que alguien tocaba la puerta. Así que fue a abrir la puerta en el sueño, y ahí vio al anciano Dios de pie. No podía creer lo que veían sus ojos porque él nunca había creído -aun en sus sueños pudo recordar: "No creo en Dios". Pero el pobre anciano lucía tan olvidado por todo el mundo, abandonado por todo el mundo; sus ropas estaban raídas, la suciedad había cubierto su cara y su cuerpo; se le veía tan antiguo -casi como una pintura desteñida que no puedes ver claramente lo que es- sintió mucha pena por él. Y sólo para animarlo le dijo: "¡Adelante!". Le dio una palmada en la espalda como un amigo y le dijo: "¡Ánimo!". Y entonces repentinamente se despertó y el sueño desapareció.

Este es el estado del hombre moderno, de la mente moderna: Dios ha pasado de moda. Estás contra él, o a lo más te da pena. Por pena puedes tratar de animarlo, pero él ya no es algo significativo para ti -tan sólo una pintura pasada de moda, desteñida, inútil, un cachivache del pasado. Está muerto o mortalmente enfermo, en su lecho de muerte. Pero si el todo está muerto, ¿cómo puede el fragmento tener significado? Si el todo está pasado de moda, ¿cómo puede la parte estar nueva, fresca y joven? Si todo el árbol está muerto, entonces cualquier hoja del árbol que piense que tiene vida, simplemente es estúpida. Puede tomar un poquito más de tiempo para que muera la hoja, pero si el árbol está muerto la hoja tiene que morir -ya está muriendo.

Si Dios está muerto, entonces el hombre no puede vivir. Y él está mortalmente enfermo, porque sin el todo el fragmento no tiene significado. Pero cada vez que estás feliz -destellos de felicidad, no felicidad en realidad- simplemente cuando estás cómodo, tranquilo, cuando nada te perturba, entonces piensas que eres el todo. Y esto es una falacia. Cuando estás sufriendo, repentinamente te haces consciente de que no eres el todo. Cuando sufres repentinamente te haces consciente de que no eres como deberías ser, que hay algo mal, que el zapato ajusta. Algo está errado y una transformación es necesaria. De ahí el sufrimiento... el sufrimiento te da consciencia; el sufrimiento te da la sensación de que tienes que transmutar, tienes que volverte nuevo, tienes que renacer. Tal como eres estás sufriendo, y algo tiene que hacerse.

Jesús dijo: "Bienaventurado es el hombre que ha sufrido, él ha encontrado la vida".

¡Parece absurdo y paradójico! El dice: "Bienaventurado es el hombre que ha sufrido...". Siempre llamamos bienaventurado al hombre que nunca ha sufrido, ¿pero has visto algún hombre que nunca haya sufrido? Si alguna vez has visto a tal hombre, lo encontrarás absolutamente juvenil, infantil, sin ningún crecimiento, sin ninguna profundidad, sin ninguna consciencia -será un idiota. Y nunca podrás decir que es bienaventurado.

Un hombre puede permanecer sin sufrir sólo si nunca ha tratado de vivir, si ha estado evitando la vida. Por eso es que en familias muy ricas sólo nacen idiotas, porque son tan protegidos. Y cuando proteges a alguien tanto, no es protección contra la muerte, es protección contra la vida. Pero éste es el problema. Si quieres proteger a alguien contra la muerte, tienes que protegerlo contra la vida, porque la vida te lleva a la muerte. Así que no vivas si tienes miedo de morir -ésta es la lógica simple- no estés vivo si tienes miedo de morir, entonces corta todas las dimensiones donde exista la vida. Entonces simplemente puedes vegetar.

Jesús no puede llamar bienaventurada a una vida vegetativa, nadie puede decir que una vida vegetativa es bienaventurada. Esa es la desgracia más grande que le puede ocurrir a un hombre, porque nunca crecerá en consciencia y madurez; y no tendrá capas superiores de consciencia, porque esas capas superiores se desarrollan sólo cuando son retadas. El sufrimiento es un reto; cuando sufres eres retado, cuando hay un problema eres retado. Cuando afrontas el problema, sólo entonces creces. Cuanto más inseguro, más crecimiento; cuanto más seguridad, menos crecimiento. Si todo es seguro a tu alrededor, ya estás en tu tumba, ya no estás vivo. La vida existe en el peligro, la posibilidad de vida existe siempre cuando te sales del camino. Pero quien se sale del camino puede regresar; quien fracasa puede tener éxito.

Napoleón fue vencido. Escribió en su diario una frase muy bella -a veces los locos también hacen hermosas observaciones- él dijo: "Sólo un combate se ha perdido, sólo una batalla se ha perdido -no la guerra". Pero si quieres ganar la guerra, tendrás que perder muchas batallas. Si tienes miedo de perder una batalla, nunca entrarás en la guerra, entonces no hay posibilidad.

Cada vez que fracasas en algo, no es el último fracaso, puedes trascenderlo. La próxima vez no tienes necesidad de repetirlo, la próxima vez no tienes necesidad de cometer el mismo error y la misma falla, y la próxima vez no hay necesidad de entrar al sufrimiento. Un hombre que es sabio sufre tanto como un hombre que no es sabio, pero de un modo distinto cada vez. Un hombre sabio comete tantos errores -aun más que un hombre estúpido- pero nunca comete el mismo error dos veces. Esa es la única diferencia: la cantidad puede ser más, pero la calidad es diferente. Un idiota puede no cometer muchos errores, puede no cometer ningún error en absoluto, porque nunca va a hacer nada. Cometes un error sólo cuando haces algo.

Puedes perderte si buscas y exploras. Si caminas por la vía, si simplemente estás sentado en casa ¿cómo puedes perderte? Si no haces nada nunca cometerás un error, serás un hombre sin errores, pero nunca avanzarás, y poco a poco, simplemente te podrirás, vegetarás y morirás. Nunca tengas miedo de cometer errores, simplemente recuerda que no hay necesidad de cometer el mismo error dos veces. ¿Por qué cometes el mismo error dos veces? Porque la primera vez que lo cometiste, no aprendiste nada de él, por eso es que tienes que repetirlo una vez y otra vez y otra vez. Y la gente va cometiendo los mismos errores durante toda su vida, repitiéndolos. Se mueven en un círculo, por eso es que los hindúes han llamado a este mundo sansar.

Sansar significa la rueda: simplemente repites los mismos errores una y otra vez y otra vez. Las situaciones pueden diferir, pero los errores permanecen siendo los mismos, de la misma cualidad ¿Qué cosa demuestra? Demuestra que no estás alerta, sino ¿por qué cometer el mismo error de nuevo? Comete otro, porque entonces aprenderás. Nadie aprende sin errores. Cada vez que cometes un error tienes que sufrir. Nadie aprende sin sufrir. Los hindúes han dicho que tienes que nacer de nuevo y de nuevo porque no has crecido todavía.

Sólo una persona que ha crecido va más allá de este mundo. Aquellos que no han crecido, ellos tienen que caer al hoyo de nuevo, tienen que aprender. Y todo aprendizaje se hace de una forma dura, no hay caminos cortos. Y esa forma dura es el sufrimiento. No te protejas contra el sufrimiento; más bien al contrario, entra al sufrimiento tanto como te sea posible. Toma el reto, ¡confróntalo! Crecerás a través de él. Trata de trascenderlo, anda más allá. No tengas miedo -una vez que te ha dado miedo, ya estás muriendo. Por eso es que Jesús dice: "Bienaventurado es el hombre que ha sufrido, él ha encontrado la vida". Y uno que sufre se vuelve más alerta, y estar alerta es la llave al templo de la vida. Cuanto más alerta, más consciente...

¿Cuál es la diferencia entre tú y los árboles? Los árboles son hermosos, pero no están más alto que tú, porque permanecen inconscientes. Una piedra, una roca está aún más abajo que el nivel de los árboles, más inconsciente. Una piedra también sufre, pero no está consciente; un árbol también sufre, pero no conscientemente, y tú también sufres sin consciencia; entonces ¿cuál es la diferencia? Entonces sólo eres un árbol móvil.

Pero en lo profundo, lo básico que te hace humano no te ha sucedido todavía. La consciencia te hace humano. Y ésta es la belleza: que cada vez que estás consciente, el sufrimiento desaparece. El sufrimiento trae consciencia, pero si entras más y más en la consciencia, el sufrimiento desaparece. Esta ley tiene que ser entendida. Te duele la cabeza, te da consciencia, te haces consciente de la cabeza; de otro modo nadie está consciente de su cabeza. Te haces consciente del cuerpo sólo cuando hay algo mal.

En sánscrito tienen una palabra muy bella para el sufrimiento. Lo llaman vedana, y vedana tiene dos significados: uno es sufrimiento y el otro es conocimiento. Vedana viene de la misma raíz que veda. Veda quiere decir: fuente del conocimiento. Aquellos que acuñaron esta palabra vedana llegaron a conocer el hecho de que sufrimiento es conocimiento. De ahí que usen la misma palabra para ambos.

Si sufres, inmediatamente te haces consciente. El estómago comienza a existir sólo con un dolor de estómago. Antes puede haber estado ahí pero no en tu consciencia. Por eso es que la ciencia médica, particularmente el Ayurveda, define la salud como el estado sin cuerpo: si no sientes el cuerpo tienes salud; si sientes el cuerpo hay algo mal, porque lo sientes sólo cuando algo va mal. Si eres un conductor, un ligero ruido extraño en el motor y te das cuenta; de lo contrario seguiría sonando normalmente, todo sería monótono, todo estaría bien. Un pequeño sonido en alguna parte en el motor, o en alguna otra parte del carro, y te das cuenta de que algo anda mal. Sólo cuando algo anda mal te haces consciente.

Y si realmente te haces consciente, no te involucras en lo que está mal; más bien al contrario, desarrollas tu consciencia más y más. Entonces un segundo fenómeno sucede: en tu estado de consciencia te llegas a dar cuenta de que la enfermedad está presente, que la incomodidad está presente, que el sufrimiento está presente, pero que nada de eso eres tú, que sólo está en torno a ti, en la circunferencia. En el centro está la consciencia, en la circunferencia está el sufrimiento, como si el sufrimiento perteneciera a alguna otra persona, no estás identificado. Entonces el dolor de cabeza no estará presente, no será doloroso para ti; es doloroso para el cuerpo y tú simplemente estás consciente. Y el cuerpo se vuelve el objeto y tú te vuelves el sujeto -y hay una brecha.

En la consciencia todos los puentes son rotos, la brecha inmediatamente se hace presente ahí. Puedes ver: el cuerpo sufre, pero la identificación es rota. El sufrimiento trae consciencia, la consciencia rompe la identidad -y esa es la clave hacia la vida.

"Bienaventurado es el hombre que ha sufrido, él ha encontrado la vida".

Jesús en la cruz es tan sólo un símbolo del sufrimiento último, del sufrimiento absoluto, del máximo sufrimiento. Cuando Jesús estuvo en la cruz, en el último momento titubeó un poco. El sufrimiento era demasiado. No era un sufrimiento común, ni un dolor corporal común, era angustia -no sólo física- profunda angustia psicológica. Y la angustia era ésta: que de pronto comenzó a sentir: "¿Si soy abandonado por Dios...? ¿Por qué tiene que sucederme esto? No he hecho nada errado. ¿Por qué tengo que ser crucificado? ¿Por qué este dolor? ¿Por qué esta crucifixión? ¿Por qué este suplicio para mí?". Y él preguntó a Dios: "¿Por qué?". Él cuestionó.

Debe haber sido un momento de profundo dolor, cuando todos los cimientos son sacudidos y aun tu fe es sacudida. El dolor era demasiado -¡la humillación de toda la situación! La misma gente por quien el había vivido, por quien había trabajado, a quien había servido, a quien había sanado -ellos lo estaban asesinando, y sin ningún motivo. Él le preguntó a Dios: "¿Por qué? ¿Por qué me está sucediendo esto?". Entonces repentinamente se dio cuenta del por qué, porque llegó a estar muy consciente; en el momento de la crucifixión llegó a la consciencia perfecta.

Siempre digo que antes de ese momento era Jesús, y después de ese momento se volvió Cristo. En ese momento ocurrió la transformación total. Antes de eso fue acercándose más y más y más, pero el último salto sucedió en ese momento: Jesús desapareció y surgió Cristo -repentinamente una transmutación.

Qué sucedió cuando dijo: "¿Por qué este sufrimiento para mí? ¿Me has abandonado? ¿He sido abandonado?". E inmediatamente después de este dolor dijo: "¡No! Tu voluntad sea hecha". Él aceptó. El por qué fue un rechazo, porque todo cuestionamiento significa duda. Inmediatamente entendió y dijo: "Lo acepto, y lo entiendo". Entonces se relajó, entonces se entregó, la rendición última. En ese momento de muerte, también aceptó la muerte. En esa aceptación, él se volvió la vida eterna -la clave fue hallada. Por eso es que dice: "Bienaventurado es el hombre que ha sufrido, él ha encontrado la vida".

Cada vez que sufras, la próxima vez no te quejes, no hagas una angustia de eso. Mas bien, obsérvalo, siéntelo, velo, míralo desde todos los ángulos posibles. Conviértelo en una meditación y ve lo que sucede: la energía que estaba alimentando a la enfermedad, la energía que estaba creando el sufrimiento, es transformada, la cualidad cambia. La misma energía se vuelve tu consciencia porque no existen dos energías en ti, la energía es una. Puedes convertirla en sexo, puedes transformarla y hacer amor de ella, puedes transformarla aun más alto y convertirla en oración, puedes transformarla aun más alto y hacerla consciencia -la energía es la misma.

Sufres, estás disipando energía. En tu angustia estás disipando energía, la energía está fugando. Cada vez que haya sufrimiento sacúdete de él. Cierra tus ojos y observa el sufrimiento. Cualquier cosa que sea -mental, físico, existencial- lo que fuera, obsérvalo, conviértelo en una meditación. Obsérvalo como si fuera un objeto.

Cuando miras a tu sufrimiento como a un objeto, estás separado, ya no estás más identificado, el puente está roto. Y entonces la energía que iba a alimentar el sufrimiento ya no fluirá, porque el puente ya no está más ahí. El puente es la identificación: tú sientes que eres el cuerpo, entonces la energía fluye al cuerpo. Tú sientes, dondequiera que haya identificación, ahí fluye tu energía...

Puedes no haberlo sabido, pero puedes tratar un simple experimento: si amas a una mujer, tan sólo siéntate a su lado y siéntete identificado, como si tú fueras la mujer, la amada; y deja que la mujer se sienta que ella es tú, el amante. Tan sólo espera y siéntete identificado. Repentinamente ambos tendrán un shock de energía. Ambos sentirán que una energía ha saltado del uno al otro. Los amantes han sentido tal como un shock eléctrico, como si una energía saltara y llegara al otro. Cada vez que estés identificado con algo se crea un puente, y la energía se mueve a través de ese puente.

Cuando una madre amamanta a su niño, no sólo le está dando leche como siempre se había pensado. Ahora los biólogos han tropezado con un hecho más profundo, y dicen que lo está alimentando con energía -la leche es tan sólo la parte física. Y han hecho muchos experimentos: un niño es criado, se le da comida -tan perfecta como sea posible, con todo lo que la ciencia médica ha encontrado. Le es dado todo, pero el niño no es amado, no se le hace cariño; la madre no lo toca. La leche se le da por medio de artefactos mecánicos, se le aplica inyecciones, se le da vitaminas -todo es perfecto. Pero el niño ya no crece, comienza a encogerse, como si la vida se estuviese alejando de él. ¿Qué está sucediendo? Porque todo lo que la madre le estaba dando, se le está dando.

Sucedió en un hospital de Alemania durante la guerra: muchos bebés huérfanos fueron llevados al hospital. En pocas semanas estaban casi muriendo. La mitad de ellos murió, y se les daba todo tipo de cuidados. Científicamente estaban absolutamente bien atendidos, se estaba haciendo todo lo que era necesario. ¿Pero por qué estos niños estaban muriendo? Entonces un psicólogo observó que necesitaban cariño, alguien quien los abrazara, alguien que los hiciera sentirse queridos. La comida no es suficiente comida. Jesús dice: "No sólo de pan vive el hombre". Alguna comida interna, alguna comida invisible es necesaria. Así que se hizo una regla que quien sea que pase por el cuarto -una enfermera, un doctor, un ayudante- debería quedarse en el cuarto con los niños por lo menos cinco minutos para abrazarlos y jugar. Y de pronto dejaron de morir, comenzaron a crecer. Y desde entonces se han hecho muchos experimentos...

Cuando una madre abraza a un niño, la energía está fluyendo. Esa energía es invisible -la hemos llamado amor, cariño. Algo salta de la madre al niño, y no sólo de la madre al niño, sino también del niño a la madre. Por eso es que una mujer nunca es tan bella como cuando llega a ser madre. Antes de eso, le falta algo, no está completa, el círculo está roto. Cada vez que una mujer llega a ser madre, el círculo está completo. Desciende una gracia sobre ella como si fuera de una fuente desconocida. Así que no es sólo que ella esté alimentando al niño, sino también que el niño está alimentando a la madre. Están felices el uno en el otro.

Y no existe ninguna otra relación que sea tan cercana. Aun los amantes no son tan cercanos, porque el niño viene de la madre, de su sangre, de su carne y huesos, el niño es una extensión de su ser. Nunca otra vez sucederá esto, porque nadie puede estar tan cerca. Un amante puede estar cerca a tu corazón, pero el niño ha vivido dentro del corazón. El corazón de la madre ha estado latiendo, y ese era el latido del niño, no tenía otro corazón; la sangre de la madre circulaba en él, no tenía independencia, era simplemente parte de ella. Por nueve meses permaneció como parte de la madre, orgánicamente unido, uno. La vida de la madre fue su vida, la muerte de la madre habría sido su muerte. Aun después continúa; existe una transferencia de energía, una comunicación de energía.

Cada vez que hay sufrimiento, hazte consciente; el puente se rompe, entonces no hay transferencia de energía al sufrimiento. Y poco a poco el sufrimiento se encoge, porque el sufrimiento es tu niño. Tú le has dado nacimiento, tú eres la causa, y después lo alimentas, le das agua, y entonces crece y sufres más. Entonces te quejas, entonces eres desgraciado, entonces toda tu atención llega a identificarse con el sufrimiento.

Escuché que sucedió una vez en el mercado: Dos ancianas se encontraron. Una le preguntó a la otra cómo se estaba sintiendo, porque siempre había estado sintiéndose mal. Hay mujeres que siempre se sienten enfermas. Algo ha ido mal, no es enfermedad, es algo más profundo, una neurosis, porque no se pueden sentir tranquilas si no están enfermas; la enfermedad se ha vuelto parte de sus egos. La otra preguntó: "¿Cómo te sientes?".

La mujer que siempre estaba enferma o hablando de enfermedades, comenzó. Dijo: "Muy mal -nunca he estado tan mal. La artritis está actuando, tengo un severo dolor de cabeza, y el dolor de estómago es terrible, y me duelen las piernas...", y así continuó.

Entonces la otra dijo: "Entonces anda a ver un doctor".

La primera mujer dijo: "Sí, iré cuando me sienta un poco mejor".

Pero esto te está ocurriendo a ti: irás al doctor cuando te sientas un poco mejor. Pero nadie va -cuando uno se siente un poco mejor no hay necesidad. Anda al doctor cuando estés sufriendo, ora cuando estés sufriendo, medita cuando estés sufriendo. No digas: "Meditaré cuando me sienta un poco mejor". Eso no ayudará -no meditarás, perdiste un momento de bienaventuranza, un momento de sufrimiento. Medita, vuélvete alerta y consciente. No pierdas la oportunidad, ¡es una bendición!

Usa todo tu sufrimiento para la meditación y pronto llegarás a saber que el sufrimiento desaparece, porque la energía comienza a fluir hacia adentro. No fluye a la periferia, al sufrimiento, no estás alimentando a tu sufrimiento. Parece ilógico, pero ésta es la conclusión de todos los místicos del mundo: que te nutres de tu sufrimiento y lo disfrutas en un modo sutil, no quieres estar bien -debe haber alguna inversión en eso.

Budas, Jesuses, Zoroastros han estado hablando en vano, no los escuchas. Dicen que hay una posibilidad de bienaventuranza suprema. Los escuchas y dices: "Bien, veremos en algún momento, cuando me sienta mejor". Pero cada vez que estás feliz ¿cuál es la necesidad? Por eso es que Buda va insistiendo en que: "Toda tu vida es sufrimiento, dukkha -¡y no esperes! No va a haber felicidad en la vida que estás viviendo. Despierta, observa. Es la misma angustia a la que llamas tu vida". ¡La gente piensa que debe haber sido un pesimista! No lo fue, pero tan sólo para enfatizar... Y tú te has vuelto demasiado apegado a tu sufrimiento, no lo sabes.

¿Cuál es tu inversión? Desde el mismo comienzo, desde la misma niñez, algo va siempre mal, y eso es que cada vez que un niño se enferma se le da más atención. Esto crea una asociación errada: la madre lo ama más, el padre le da más cuidados, toda la familia lo pone en el centro, él se vuelve la persona más importante. Siendo un niño de quien nadie se ocupa si es que está bien, lo tratan como si no existiera. Cuando está enfermo, se vuelve un dictador, dicta sus términos. Una vez que aprendes el truco, que cada vez que estás enfermo te vuelves especial, en algún modo todos tienen que prestarte atención, porque si no te prestan atención los puedes hacer sentir culpables... Y nadie puede decirte nada, porque nadie puede decir que tú eres responsable por tu enfermedad.

Si el niño está haciendo algo errado, puedes decir: "Tú eres responsable". Pero si está enfermo no lo puedes decir, porque la enfermedad no tiene nada que ver con él -¿qué puede hacer? Pero tú no conoces los hechos: el noventa por ciento de las enfermedades las crea uno mismo, generadas por uno mismo para atraer la atención, el afecto, para darse valía. Y un niño aprende el truco muy fácilmente, porque el problema básico para el niño es que está desamparado. El problema básico que continuamente siente es que no tiene poder y que todos los demás son poderosos. Pero cuando está enfermo se vuelve poderoso y todos los demás están sin poder. Él llega a comprenderlo así.

Un niño es muy sensitivo para conocer las cosas. Llega a saber que: "Aún el padre no es nada, la madre no es nada -nadie es nada ante mí cuando estoy enfermo".

Entonces la enfermedad es adquirir algo muy significativo, es una inversión. Cada vez que se sienta ignorado en la vida, cada vez que se sienta: "Estoy desamparado", se enfermará, creará la enfermedad. Y éste es el problema, el problema profundo: porque ¿qué hacer? Cuando un niño está enfermo todos tienen que prestarle atención.

Pero ahora los psicólogos sugieren que cada vez que un niño esté enfermo, lo cuides, pero no le prestes mucha atención. Debería dársele cuidados médicos, pero no psicológicos. No crees ninguna asociación en su mente que la enfermedad rinde, de otro modo toda su vida, cada vez que sienta que algo va mal, se enfermará. Entonces la esposa no podrá decir nada, entonces nadie podrá culparlo, porque él está enfermo. Y todos tienen que sentir lástima y darle afecto.

El noventa por ciento del sufrimiento existe porque has asociado algo con el sufrimiento, el cual parece bueno para ti. ¡Abandona tal asociación! Nadie más puede hacerlo por ti. Abandona esa asociación completamente, ¡corta esa asociación completamente! El sufrimiento simplemente es un desperdicio de tu energía. No te involucres con él, no creas que te va a rendir. Sólo hay una forma en la cual el sufrimiento te puede rendir, y esa es haciéndote consciente, volviéndote consciente.

Recuerda cómo abandonar esa asociación. Primero: nunca hables sobre tu sufrimiento. Súfrelo pero no hables sobre él. ¿Por qué hablas sobre él? ¿Por qué la gente va hablando y aburriendo a los otros con sus sufrimientos? ¿A quién le interesa? Pero tan solo para no ofenderte, si comienzas a hablar sobre tus enfermedades y angustias, los demás tienen que tolerarlo -pero ellos comienzan a escapar, comienzan en alguna forma... cómo deshacerse de ti. Nadie lo quiere, porque todos tienen demasiado con su propio sufrimiento. ¿A quién le preocupa tu sufrimiento? No hables, porque el hablar crea la asociación.

No te quejes, porque entonces estás pidiendo afecto, lástima, compasión, amor. No pidas, no vendas tu sufrimiento -retira tu inversión. Sufre en privado, no lo hagas público -se vuelve una tapascharya, se vuelve una disciplina, una de las mejores. Pero mira a tus santos: si practican tapascharya, disciplinas, las hacen muy públicas. Y yo les digo que su sufrimiento sea privado, entonces se vuelve tapa, disciplina. Y lo hacen público, lo anuncian, que van a hacer un largo ayuno -todo el mundo lo debe saber.

Estos son niños que se han vuelto locos, ésta es gente infantil. Han invertido más que tú: dependen de su sufrimiento, su prestigio está en su sufrimiento -por cuánto tiempo pueden ayunar, por cuánto tiempo pueden atraer la atención de todo el país o de todo el mundo. Son muy astutos, usan el sufrimiento para explotar a los demás. Pero esto es lo que están haciendo todos, sólo que ellos lo están haciendo al máximo. No lo hagas, no trates de ser un mártir, es inútil. No seas un exhibicionista.

Sufre en privado, sufre tan en privado que nadie se dé cuenta de que estás sufriendo. Y entonces medita sobre eso: no lo tires afuera, acumúlalo adentro y después cierra los ojos y medita sobre eso. Entonces el puente será roto.

Esto es lo que Jesús quiere decir cuando dice: "Bienaventurado es el hombre que ha sufrido" -pero ésta es la técnica para sufrir: usa el sufrimiento como un método- "porque él ha encontrado la vida".

El sufrimiento pertenece al reino de la muerte, la consciencia pertenece al reino de la vida. Rompe el puente y sabrás que algo en ti, en torno a ti, va a morir -pertenece a la muerte; y algo en ti, tu consciencia, no va a morir, es inmortal, pertenece a la vida. Por eso es que el sufrimiento puede darte la clave de la vida.

Jesús dijo: "Busquen al ser viviente mientras vivan, no sea que mueran y traten de verlo y no puedan verlo".

Estas son técnicas: "Busquen al ser viviente...". En ti hay uno que es el viviente y otro que ya está muerto. En ti se unen dos mundos, el mundo de la materia y el mundo del espíritu -tú existes en el límite. En ti se unen dos reinos, el reino de la muerte y el reino de la vida -tú existes en el medio. Si prestas demasiada atención a aquello que pertenece a la muerte, siempre permanecerás con miedo, sufriendo, temeroso. Si prestas atención a tu centro, el cual pertenece a la vida, a la vida eterna, a la inmortalidad, desaparecerá el miedo.

Jesús dice: "Busquen al ser viviente mientras vivan...". No te lo pierdas, porque en el momento de la muerte será muy, muy difícil buscar al ser viviente.

Si por toda tu vida has estado dando tu atención al reino de la muerte -al reino de las cosas, al reino de la materia y del mundo- si has estado dando tu atención solamente al reino de la muerte, será difícil, casi imposible, mirar al reino de la vida cuando estés muerto o cuando estés muriendo. ¿Cómo podrás repentinamente dar media vuelta? ¿Cómo podrás repentinamente voltear la cabeza? Será imposible, estarás paralizado. Durante toda tu vida has estado mirando hacia afuera, tu cuello está paralizado, no puedes voltear hacia atrás. Es necesario un movimiento continuo hacia el mundo de lo inmortal.

Mientras vivas, "Busquen al ser viviente mientras vivan...".

Cada vez que tengas un momento de silencio, cierra tus ojos y mira hacia adentro para que el cuello permanezca flexible, de otro modo en el momento de la muerte, estarás paralizado. Querrás ver la vida eterna, pero no podrás, porque no puedes voltear hacia atrás.

"... no sea que mueran y traten de verlo y no puedan verlo".

Y él está ahí dentro de ti, pero te aferras, te obsesionas. La obsesión con lo externo tiene que ser rota. No hay necesidad de escapar al bosque, eso no ayudará, pero en veinticuatro horas tienes suficientes momentos para mirar hacia adentro. ¡No los pierdas! Cada vez que tengas tiempo, tan solo cierra tus ojos, aunque sea por un sólo momento, y mira adentro, hacia el ser viviente. Está allí, sólo es necesario un poco de práctica para ver y armonizar con la oscuridad interna. Porque está oscuro ahora, porque estás acostumbrado a la luz externa.

Cuando sintonices con la luz interna, es una luz difusa, no oscura; una luz muy silenciosa, de mucho consuelo, de mucho alivio, pero no una luz intensa -es como el alba, como cuando el sol todavía no ha salido, y la noche ya casi se ha ido. Eso es lo que los hindúes han llamado Brahma Muhurta.

¿Por qué lo llaman Brahma Muhurta, el momento de Dios? Lo llaman así por esta cosa interna: cuando estás yendo hacia adentro, la luz externa se ha ido, la oscuridad interna no se ha ido, porque uno tiene que sintonizarse, sólo entonces se irá. Hay una penumbra, sandhyakal, un momento cuando no hay luz y no hay oscuridad. A esto lo llaman Brahma Muhurta, el momento de lo divino. Sintonízate, observa, espera, mira. Pronto tus ojos se acostumbrarán y serás capaz de ver.

No hay una luz intensa, tan solo una luz difusa, porque no es generada por un sol. Es tan solo tu luz natural, no es generada por ninguna otra cosa. Es tu propia luz, tu propia aura interna -está ahí. Cada vez que encuentres un tiempo, no lo desperdicies. Y entonces encontrarás suficientes momentos: al ir a dormir, mira hacia adentro; el día ha pasado, el mundo de la muerte ya no está, te vas a retirar -mira adentro. En la mañana, cuando recién te das cuenta que el sueño se ha ido, no hay necesidad de saltar de la cama al mundo. Espera un poco, cierra tus ojos, mira hacia adentro: es silencio. Todo el descanso de la noche ayuda, no estás tan tenso, será más fácil ir hacia adentro.

Por eso es que todas las religiones insisten en que ores cuando vas a dormir, y ores cuando regresas del mundo del sueño -estos momentos son muy buenos. En la noche estás cansado del mundo, estás hastiado del mundo, estás listo para mirar alguna otra cosa. En la mañana has descansado y el descanso ayuda, puedes mirar hacia lo interno. Esto es lo que dice Jesús:

"Busquen al ser viviente mientras vivan, no sea que mueran y traten de verlo y no puedan verlo".

Y él estará ahí, pero tú serás incapaz de verlo tan sólo por una práctica errada durante toda la vida.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+