ASALTO AL CIELO DEL DARNO
H. G. V.
El sábado 14 de mayo se presentó en el Solís Ventanas abiertas a la noche, una nueva muestra del colectivo multimedia Buceo Invisible, que editará en breve su tercer CD, después de trajinar durante 14 años entre las podridas mareas de la hoy llamada académicamente neo-posmodernidad.
Bienaventurados aquellos que tienen cojones para cagarse en las profecías meteorológicas de las academias gringas.
Los que nos conmovimos esqueletariamente frente al lomo de la madurez irradiada por Buceo Invisible en Ventanas abiertas a la noche, recorrimos la luna del regreso a nuestra alta esperanza pensando: Chau, tsunami de la música popular uruguaya.
Porque los muchachos habían terminado de nacarar su precioso proyecto, y hubo música, poesía, plástica, cine, escenografía y garra sincronizados para noquear in situ a cualquier desesperación.
Con fe y sin maquillaje.
Y ya empieza a resolverse, por ejemplo, el dificilísimo tránsito de los poetas juglareando entre la pegajosidad de una banda electrificada, y las texturas lumínicas se atreven a invadir con un correlato propio el flujo cancionístico.
Y lo verticalizan.
Hubo tensión total.
Vida! Vida! Esta es la vida! les hubiera gritado aplaudiéndolos el Cholo Vallejo con ojos hospitalarios, desde su hospital eterno.
Pero además hubo un entronque de inflexión memorable cuando Diego Presa, antes de intertextualizar una delicadísima queja de Darnauchans, miró el cielo del teatro.
No miró el cielorraso.
Y eso marca continuidad, arquetipo en acción, artiguismo al galope, forlanazo invencible.
De mano en mano se pasa la verdad, gorjeó Silvio Rodríguez recordando a Jesús de Nazaret: y en cada mano olvidará / algo de cierto y también se llevará / de cada mano el parecer; / si camináramos calendario atrás / todo estaría al revés.
Buceo Invisible asumió el duro deseo de durar.
Y los que se maquillan de artistas son de palo.
H. G. V.
El sábado 14 de mayo se presentó en el Solís Ventanas abiertas a la noche, una nueva muestra del colectivo multimedia Buceo Invisible, que editará en breve su tercer CD, después de trajinar durante 14 años entre las podridas mareas de la hoy llamada académicamente neo-posmodernidad.
Bienaventurados aquellos que tienen cojones para cagarse en las profecías meteorológicas de las academias gringas.
Los que nos conmovimos esqueletariamente frente al lomo de la madurez irradiada por Buceo Invisible en Ventanas abiertas a la noche, recorrimos la luna del regreso a nuestra alta esperanza pensando: Chau, tsunami de la música popular uruguaya.
Porque los muchachos habían terminado de nacarar su precioso proyecto, y hubo música, poesía, plástica, cine, escenografía y garra sincronizados para noquear in situ a cualquier desesperación.
Con fe y sin maquillaje.
Y ya empieza a resolverse, por ejemplo, el dificilísimo tránsito de los poetas juglareando entre la pegajosidad de una banda electrificada, y las texturas lumínicas se atreven a invadir con un correlato propio el flujo cancionístico.
Y lo verticalizan.
Hubo tensión total.
Vida! Vida! Esta es la vida! les hubiera gritado aplaudiéndolos el Cholo Vallejo con ojos hospitalarios, desde su hospital eterno.
Pero además hubo un entronque de inflexión memorable cuando Diego Presa, antes de intertextualizar una delicadísima queja de Darnauchans, miró el cielo del teatro.
No miró el cielorraso.
Y eso marca continuidad, arquetipo en acción, artiguismo al galope, forlanazo invencible.
De mano en mano se pasa la verdad, gorjeó Silvio Rodríguez recordando a Jesús de Nazaret: y en cada mano olvidará / algo de cierto y también se llevará / de cada mano el parecer; / si camináramos calendario atrás / todo estaría al revés.
Buceo Invisible asumió el duro deseo de durar.
Y los que se maquillan de artistas son de palo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario