por Andrés Seoane
"La crítica
jamás entendió a mi padre. Su obsesión era la de llegar al núcleo de lo que
somos, presentar al hombre desnudo. Empleó diez años en dar con la mejor manera
de llegar a él, pero resultó que era una manera sencilla, y muchos no lo
aceptaron". Así explicaba en 2015 a El Cultural John Simenon, hijo y custodio literario del
ingente legado de Georges Simenon (Lieja,
1903-Lausana, 1989) la dulce frustración que sentía el escritor porque
el abrumador éxito de sus novelas policiacas, protagonizadas por el
entrañable comisario Maigret, hubiera hecho sombra al resto de su narrativa
impidiéndole ser considerado un autor serio.
Escritor culto y de masas a un tiempo, certero buceador en las
profundidades del alma y la psique humanas e infatigable trabajador, prolífico
es un adjetivo que se queda corto a un Simenon publicó casi 200 novelas,
cerca de 80 protagonizadas por Maigret, así como más de 150 cuentos y otra
treintena de obras bajo casi el mismo número de pseudónimos. Aunque si bien en
nuestro país las tramas del comisario son conocidas y disfrutadas por el común
de los lectores, no ocurre lo mismo con el resto de su obra.
En efecto, como intuía el propio Simenon, en la literatura en
español hay una extraña anomalía que afecta a la obra de un escritor que arrasa
en toda Europa, apadrinado por una pléyade de escritores tan dispares
como André Gide (quien lo
definía como “el novelista más grande y más auténtico”), Faulkner, García Márquez, Walter Benjamin o John Banville. Uno de estos
grandes fanáticos de la prosa del belga fue el recientemente fallecido escritor
y editor italiano Roberto Calasso, en cuyo empeño
está el germen de la nueva colección Simenon, que aúna los empeños de dos de
nuestras mayores editoriales independientes, Acantilado y Anagrama.
Con Calasso en la memoria
“Calasso, amigo común de ambas y gran editor de Adelphi, creyó y
publicó a Simenon en Italia con una insistencia y un éxito extraordinarios”,
explica al teléfono Sandra Ollo, editora de
Acantilado. “Comentando precisamente esa capacidad suya de llevar a Simenon al
sitio que le corresponde en el mundo literario, nació la idea de unir fuerzas
para intentar poner lo mejor de cada casa en resituar al escritor”.
Su ilusionado afán lo comparte plenamente Silvia Sesé, editora de Anagrama, que añade que
el proyecto “nace de una conversación y de un entusiasmo compartido por
intentar llevar a Simenon y a su obra a otro estadio de popularidad. Esas
ganas que tiene un editor de que las cosas se lean y se vean por todas partes.
Sandra y yo queríamos ayudarnos y apoyarnos en eso”. Así se pergeñó esta idea
que ahora fructifica en una nueva colección conjunta con traducciones de Núria
Petit y Caridad Martínez, diseño del estudio Duró e ilustraciones de Maria
Picassó.
La punta de lanza del proyecto son tres novelas: Tres habitaciones en Manhattan, El fondo de la botella y Maigret duda,
a las que seguirán en los próximos meses otras cinco ya confirmadas que verán la
luz a lo largo del año que viene. Y después, ya se verá, afirman las editoras,
que planean seguir recorriendo la obra del escritor e, incluso, ampliar las
colaboraciones. “No nos hemos planteado nada más que la obra de Simenon, pero
el futuro puede abrir otras vías, desde luego”, apunta Sesé, a lo que Ollo
añade que “nos sentimos comodísimos trabajando juntas, todo es muy placentero y
agradable”.
La selección de estos tres títulos y de los cinco todavía por publicar
se basa “en la calidad y en nuestro gusto personal”, resume Sesé. Y como apunta
la editora de Acantilado, sello que lleva varios años editando libros del escritor
belga, “en la sorpresa. Decidimos comenzar esta nueva colección con dos novelas
de la etapa americana del autor, para tentar al lector y abrir una
nueva vía desconocida y sugerente por la que asomarse a un Simenon
diferente al conocido”.
En busca del hombre
Pertenecientes a lo que Simenon llamaba romans durs, que
se caracterizan por ser más literarias y estilísticamente sofisticadas que las
del inspector y por la mayor profundidad psicológica de sus personajes, los dos
primeros títulos citados sirven a juicio de Ollo “para dar a conocer, en
efecto, al Simenon que está mucho más allá de Maigret, que sigue siendo
el mismo autor y está marcado por los mismos intereses, pero que trasciende
completamente el género policiaco, y es muy difícil de clasificar porque es
diferente en cada novela”, explica.
“En estas historias predomina el psicologismo, la descripción, los
ambientes cotidianos tras los cuales están pasando muchas más cosas, la
sensación de escenario y tramoya constante en su obra”, abunda la editora, que
ensalza de estas novelas “la capacidad descriptiva y de trazar personajes
completos con trazos muy breves, de profundizar en sus mentes y de
mostrar una realidad que trasciende la época y los géneros. Eso es lo que
queremos, que los lectores entiendan que hay mucho más autor más allá de
Maigret, que no es poco”.
A la hora de hablar de esta serie de novelas, unas 117 que abarcan
periodos y ambientaciones muy diferentes, Simenon afirmaba que le gustaba llevar
a sus protagonistas al límite, a traspasar fronteras, aunque siempre se
mantenía fiel a su lema: “Comprender y no juzgar”. El autor, que afirmaba
escribir “casi como una búsqueda de mí mismo, pues lo que denomino la búsqueda
del hombre es la búsqueda de mí mismo, ya que no soy más que un hombre como los
demás”, gustaba de recordar una anécdota sobre Balzac.
“Un día le preguntaron: ‘¿Qué es un personaje de novela?’. Y respondió:
‘Puede ser cualquier persona de la calle, pero es alguien que va hasta el
límite de sí mismo. Ninguno de nosotros vamos nunca hasta el límite.
Tenemos miedo de la cárcel o de espantar a nuestros semejantes’. La novela
consiste en crear un grupo social alrededor de un personaje central, y al autor
sólo le queda meterse en la piel de ese personaje y ver a dónde le lleva”,
contaba Simenon.
A la caza de la juventud
Esta peculiar forma de entender la literatura es la que pretenden
revitalizar ambas editoras, conscientes de que, como explica Sesé, “Simenon es
un nombre reconocido en todo el mundo, convertido en clásico contemporáneo
quizás ya en vida, aunque hoy no es tan leído como debería”, lamenta.
“Lo que queremos es que llegue a lectores jóvenes o a lectores
nuevos, a aquellos que sólo lo conocen de nombre y a los que quizá parezca
pasado de moda”. Y es que sostiene, “no lo está, es un autor que sorprende
por su modernidad, su atemporalidad y su capacidad de dar a los personajes una
vida y una vitalidad que ojalá tuvieran muchos otros autores”.
“Es simplemente eso, aunque no es tan simple”, bromea Ollo, que resume
su afán en “mostrar a toda una generación a este autor que es un clásico con un
reconocimiento extraordinario a nivel literario en toda Europa y que, además,
es la semilla y la gran influencia para muchísimos autores
fundamentales de la segunda mitad del siglo XX y de lo que llevamos del XXI”,
defiende.
“Incluso de muchos autores que reconocen en él casi a un padre estético y literario. Es el origen de mucha de la novela que se lee hoy en día. Y eso es otra cosa que queremos señalar, de qué fuente han bebido tantos y tantos escritores”, concluye reivindicando a un escritor que, una vez más, sale dispuesto a atrapar y encerrar a su público.
(EL CULTURAL / 3-11-2021)
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