LA DESCRIPCIÓN (5)
El ubi sunt (2)
La misma fórmula, siempre
efectiva, se reitera con relación a los mismos sujetos. Ya dijimos que el tango
es convencional en sus asuntos y en sus formas; aquí se comprueba una vez más.
Una y otra vez los letristas conjugan amigos, lugares y años lejanos en sus
preguntas. A veces, estos amigos tienen nombre, a veces se agregan epítetos o
detalles que acercan más al oyente a esa pena, que hacen más convincente esa
emoción. Pero siempre sirve, siempre conmueve, como en Miriñaque:
Dónde
están, dónde se han ido
mis
tiempos queridos,
dónde
están los carreteros
del
puerto arenero,
dónde
está mi Barrio Norte,
dónde
está Pepo, el cantor,
el
resero, la Tablada,
el
rosarino Taboada,
dónde
están, quién los llevó.
Algunas piezas singularizan
su sujeto, se limitan a uno de los componentes de ese pasado, el que más se amó
o más significó. Naturalmente que el grupo de sujetos entre los que se elije es
bastante reducido: el barrio, en Puente Alsina:
Dónde
está mi barrio,
mi
cuna querida,
dónde
está la guarida
refugio
de ayer,
Una mujer, en A pan y
agua:
Dónde
está la que yo amé,
dónde
está la que olvidé
El tango, en Menta y
cedrón:
El
tango de ayer
dónde
estará
en
qué fueyes escondido
dónde
su ritmo sentido
En algún caso se vuelve a
preguntar por sentimientos, como hacía el estilo de Betinotti. En muchachita
de campo, para desengañarla del amor de un viajero que pasó / un lejano,
inolvidable atardecer, se le pregunta:
¿Dónde
está su ternura?
¿Dónde
está su pasión?
A veces las preguntas
están subordinadas a otro centro de interés, como en El cantor de Buenos
Aires:
Dónde
estarán
los
puntos del boliche aquel
en
el que yo
cantara
mi primer canción
y
aquellos patios
donde
pronto conquisté
aplausos
tauras,
los
primeros que escuché.
pero aun así consiguen poner en primer plano el sentimiento de huida irreversible de la vida y de sus bienes.
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