LA DESCRIPCIÓN (2)
En Talán, talán,
por ejemplo, la descripción del escenario en que se van a dar los hechos,
detallada, viva, compleja, está preparando el dramático encuentro, está
poniendo el acento en los elementos humanos que integran la madrugada, ese
preciso momento en que el padre y la hija se van a cruzar en una esquina del
Bajo:
Talán,
talán, talán
pasa
el tranvía
por
Tucumán.
Prensa
Nación Argentina
gritan
los pibes
de
esquina a esquina.
‘Nanca,
mañana,
dorano
e pera’,
ya
pasa el tano
por
la vedera.
Detrás
del puerto
se
asoma el día,
ya
van los pobres
a
trabajar
y
a casa vuelven
los
calaveras
y
milongueras
a
descansar.
Cuanto se refiere a la
descripción de personas ya lo vimos en lo que llamamos retratos y lo hicimos en
aquel lugar porque, sin comparación, el tango se ocupa mucho más de la
psicología, la historia, las acciones significativas de sus personajes que de
los caracteres físicos. En esta estrofa de Por seguidora y por fiel, en
que se describe rápida pero muy eficazmente al hombre para, en seguida, hacerlo
actuar, vemos algunos de aquellos elementos equilibrados en una imagen muy
cabal:
Tenorio
del suburbio
que
se ha engrupido
que
por él las pebetas
viven
chaladas,
alardea
de triunfos
que
ha conseguido
con
mujeres en timbas
y
a puñaladas.
El
barrio lo respeta
y
entre la barra
lo
que él diga se puede
dar
por sentado:
bailarín
y buen mozo
sabe
de farras
y
corre con los gastos
originados.
Bailarín y buen mozo,
tenorio y farrista, pero nos quedamos sin conocer uno solo de sus caracteres
físicos. Raras veces los veremos detallados y siempre muy fugazmente. Además,
del mismo modo que las descripciones del lugar, cuando aparece, están
sirviendo, están elaborando, no son un fin en sí. En Abuelito, por
ejemplo, ayudan a la expresión de la nostalgia:
Si
vieras vos
qué
criolla de ojos negros,
de
blanca tez, risueña y juguetona,
de
lindo andar
retrechera
y comadrona.
Sólo la función tan
especial que cumple explica la extensa descripción de la mujer en Esta noche
me emborracho. Incluso su extensión la hace más cruel y despiadada
consiguiendo así transmitir la trágica, irrisoria, desesperada situación del
hombre que, por esto que hoy es un cascajo, un día perdió todo. Cuanto
más horrible se consigue hacer la imagen actual de la mujer, más absurdo y
gratuito se torna ese pasado en que su belleza lo llevó al deshonor, la
traición, la ignominia:
Sola,
fané,
descangallada,
la
vi esta madrugada
salir
del cabaret;
flaca,
dos
cuartas de cogote
y
una pèrcha en el escote
bajo
la nuez.
Vieja,
vestida
de pebeta,
teñida
y coqueteando
su
desnudez,
parecía
un gallo desplumao,
mostrando
al compadrear
el
cuero picoteao.
Y no hay que engañarse. Esta tampoco es una mera descripción física; está trasmitiendo, a través de esos rasgos, una forma de vida, una historia de disipación, de decadencia, de ruina. Por otra parte, sólo enumera aquellos rasgos que ilustran la condición y el estado de la mujer y que son genéricos; de los suyos propios, nada; flaca, teñida -presumimos que de rubio-, vieja. Seguro, eso es lo que importa; pero podría ser cualquier mujer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario