Soy hermosa y no soy nada.
Tengo comida, pero tengo sed.
Tengo fuerza, pero las
rodillas dobladas hacia atrás.
Tengo Dios pero todos los
demonios me buscan.
Tengo alma, pero no tengo
canción.
Te tengo a vos, y no tengo
nada.
“La luna escucha tu voz
desde la ventana, te pide
perdón por desaparecer, en el
invierno más frío”.
Si las maderas se pudrieron,
y estás solo en casa.
Si los días se apagaron, antes
de que pudiera verte.
Se me ensanchan las venas y
no tengo sangre.
Se me encarna una espina en
el hueso, no tengo madre.
Soy mi lucha, mi cruz y mis
piedras.
Me caí 5 veces de la ducha
antes de llegar acá.
Me rompí tres dientes y perdí
a mis padres.
Pero la noche, tan frágil
como la luna, sigue brillando.
En mis poros se asoma el
poder, de nacer en un mundo
absorto de inconsciencia.
¿Y si desafío a cada fibra rota,
y me levanto de la cama?
Y si mi voz se torna fuerte, y
te digo que: estoy acá,
des-hecha y fuerte al mismo
tiempo, que mis pies no se
cansan de caminar sobre
vidrios rotos.
Tomo mi corazón podrido y lo
entrego al cielo.
Las estrellas oscurecen y la
lluvia se seca.
No hay murallas, solo yo.
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