por N. Sadurni
En Irán, el poeta Hakim Abol-Qasem Ferdousí-e, más conocido como Ferdowsī, es un héroe nacional. Y su poema épico, el Shāh-nāmeh, el Libro de los Reyes por su traducción del persa, es su obra más admirada y célebre. Ferdowsī escribió el Shāh-nāmeh (convertida en la epopeya nacional de Irán), que consta de unos 60.000 versos, para el sultán Maḥmūd de Gazni alrededor del año Mil, como continuación de la obra del poeta Abu Mansur Daqiqi, el Khvatay-nāmak, encargada por el rey de la dinastía samaní Mansur I. La epopeya de Ferdowsī cuenta la historia de los reyes de Persia en lengua pahlavi (llamado también persa medio, una forma medieval del persa o farsi), y abarca desde tiempos míticos hasta el siglo VII.
UNA EPOPEYA NACIONAL
Además de su innegable importancia literaria, el valor del Shāh-nāmeh reside
en el idioma en que fue escrito, el persa o farsi, una lengua que había sido
relegada en el país tras la invasión de los árabes en el siglo VII. Los
iraníes actuales siguen considerando el Shāh-nāmeh una obra
maestra en la que se glosan la gloriosa historia de Persia, se enfatizan sus
valores culturales, su religión ancestral (el zoroastrismo) y se ahonda en el
concepto de patria, todo ello en un período en el que la identidad nacional
persa se encontraba gravemente amenazada. Si bien en la obra se suceden
numerosos héroes y heroínas, el héroe principal del Shāh-nāmeh es
sin duda solamente uno: Irán.
Alrededor de Ferdowsī se han forjado muchas leyendas, aunque de su vida real se sabe muy poco. La fuente más fiable, y posiblemente la única, para su conocimiento es la obra de un poeta del siglo XII llamado Neẓāmī-ye ʿArūẓī, el cual visitó la tumba de Ferdowsī en la ciudad de Tus entre los años 1116 y 1117. Según cuentaʿArūẓī, Ferdowsī era un dehqān, un acaudalado terrateniente, que vivía de los ingresos que obtenía por sus propiedades. Aunque no tuvo que ser suficiente. Según ʿArūẓī, el motivo por el que Ferdowsī se habría embarcado en una tarea tan titánica como fue la composición del Shāh-nāmeh (tarea que lo tendría ocupado los treinta y cinco siguientes años de su vida) sería para dar una dote adecuada a su única hija.
LAS TRES ETAPAS DEL SHĀH-NĀMEH
La historia narrada en el Shāh-nāmeh empieza por la
creación del mundo y la introducción del fuego, la metalurgia y las leyes a los
antiguos pueblos iranios, y concluye con la conquista de Persia por parte de
los árabes. La obra no sigue un orden cronológico, pero se divide en tres
partes o "edades" sucesivas: la mítica, la heroica y la histórica. La
primera, la mítica, es la más breve y consta de 2.100 distiches o
versos pareados en los que se narra la creación del mundo y del primer
hombre, Kayumars, que se convertiría en el primer sha o rey.
Kayumars tuvo un nieto llamado Hushangy, que descubrió el fuego por
casualidad lo que permitió el desarrollo de la cocina, la metalurgia y
la creación de las leyes, todos ellos pilares de la civilización.
La segunda etapa que cuenta el Shāh-nāmeh, la heroica,
es, quizá, la más larga y se caracteriza por centrarse en la naturaleza de los
hombres y en cómo el diablo explota sus sentimientos más primarios: la codicia,
la envidia o la venganza. Uno de los protagonistas del relato es el
propio Alejandro Magno (llamado
Sekandar en el poema), aunque quienes de verdad centran la atención del autor
son otros héroes: Sagzi, también llamado Saka o Sistānī y, por descontado, el
mítico Rostam, el más importante de todos, una especie de Gilgamesh (el
mítico héroe mesopotámico) dotado de poderes sobrenaturales, y
cuyas aventuras y desventuras abarcan más de mil versos. En la tercera
y última parte de la obra, la histórica, Ferdowsī se centra en la vida de los
altos dignatarios, de quienes critica su debilidad y egoísmo, pecados que
acabarían provocando la caída del Imperio sasánida y facilitarían la
consiguiente conquista por parte de los árabes (que son llamados en el
texto el "ejército de las tinieblas") en el siglo VII. En
esta última parte, el autor subraya asimismo la importancia de la religión
tradicional de Persia, el zoroastrismo, así como del libre albedrío.
LA TRAMPA DEL CORTESANO
Al igual que ocurre en la Biblia, algunos de los personajes que desfilan
por las páginas del Shāh-nāmeh viven cientos de años (como el
bíblico Matusalén, que vivió 969 años), aunque la mayoría tienen una vida como
la de cualquier ser humano. En el transcurso de la obra surgen y caen
emperadores, al igual que lo hacen héroes y villanos, y el autor recrea el paso
del tiempo mediante el recurso de describir una serie de amaneceres y puestas
de sol. El Padre Tiempo, al que hace referencia Ferdowsī, tiene una
gran semejanza con el dios grecorromano Saturno, y su presencia recuerda
constantemente al lector la tragedia de la muerte y la pérdida que esta
conlleva. Pero no todo es trágico: siempre encontraremos esperanza en
el amanecer de un nuevo día, que simboliza el renacimiento.
Ferdowsī terminó de escribir el Shāh-nāmeh en el año
1010. Según cuenta la leyenda, Maḥmūd de Gazni, un gobernante afgano fundador
del Imperio gaznávida (y el primero que tomó el título de sultán), había
ofrecido a Ferdowsī una pieza de oro por cada pareado del Shāh-nāmeh, una cantidad
que, a petición del autor, cobraría una vez terminada la obra. El sultán se
dispuso a cumplir su palabra, pero en lugar de pagarle la cantidad acordada,
finalmente sólo le pago 20.000 piezas de oro. Y no solamente eso, sino
que el cortesano encargado de realizar el pago, que despreciaba a
Ferdowsī y consideraba su obra una herejía, cambió las monedas de oro por otras
de plata. Molesto por el trato recibido, que consideraba injusto, el
poeta se fue a una casa de baños y a la salida repartió el dinero entre el
dueño del hammam, un vendedor de refrescos y el esclavo que le había llevado
las monedas. Cuando el sultán (que no sabía nada de la treta
del funcionario) se enteró de la actitud del poeta, se enfureció de tal
manera que amenazó con ejecutarlo.
LAS PUERTAS DEL DESTINO
Para salvar su vida, Ferdowsī tuvo que exiliarse. Enfurecido por el trato recibido, escribió una sátira sobre el sultán. Cuando este al fin se enteró de lo que había pasado, y del engaño al cual había sido sometido el poeta, montó en cólera y desterró al cortesano, aunque otras fuentes afirman que lo mandó ejecutar. Ferdowsī, por fin, pudo volver a su tierra natal, a la ciudad de Tus, y el sultán, arrepentido, le envió de nuevo 60.000 piezas de oro cargadas en camellos. Pero estaba visto que el destino no deseaba que Ferdowsī cobrase ese dinero; mientras los camellos enviados por el sultán entraban en Tus por la Puerta de Rūdbār, el cadáver del poeta salía por la Puerta de Razān: Ferdowsī había muerto de un ataque al corazón. La obra del insigne poeta persa ha perdurado a través de los siglos, y a pesar de que algunos estudiosos europeos han criticado esta vasta epopeya tachando su métrica de monótona, para los iraníes el Shāh-nāmeh representa la historia del pasado glorioso de su país, preservada para siempre en una majestuosa obra en verso.
(NATIONAL GEOGRAPHIC / 16-5-2021)
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