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ESTÉTICA DE LA CREACIÓN VERBAL (93) - M. BAJTIN


 EL PROBLEMA DEL AUTOR (12)

 

4 / 4 Tradición y estilo

 

Nos queda tocar brevemente el problema de la correlación entre el espectador y el autor que ya hemos tocado en los capítulos anteriores. El autor posee autoridad y el lector lo necesita no como una persona, no como otro hombre, ni como un héroe, ni como un determinismo del ser, sino como un principio a que hay que seguir (sólo un examen biográfico del autor lo convierte en héroe, en un hombre determinado en el ser al que se puede contemplar). La individualidad del autor como creador es creativa y de un orden especial extraestético; es una activa individualidad de visión y estructuración, y no una individualidad visible y estructurada. El autor llega a ser un individuo propiamente dicho sólo allí donde referimos a él el mundo individual de héroes creados por él o donde él es parcialmente objetivado como narrador. El autor no puede ni debe ser definido por nosotros como persona, porque nosotros estamos en él, vivenciamos su visión activa; y sólo al término de la contemplación artística, o sea cuando el autor debe dirigir activamente nuestra visión, objetivamos nuestra actividad vivida bajo su orientación (nuestra actividad es la de él) en cierta persona, en la faz individual del autor, que a menudo colocamos gustosamente en un mundo de héroes creador por él. Pero este autor objetivado que deja de ser el principio de la visión es diferente del autor como héroe de una biografía (que es una forma que carece de principios científicos). El intento de explicar a partir de su imagen individual el determinismo de su creación, de explicar a partir del ser la actividad creadora: en qué medida es posible esto. Así se define la situación y el método de la biografía como forma científica. El autor ante todo debe ser comprendido a partir del conocimiento de la obra como su participante, como el director autoritario del lector. Comprender al autor en el mundo histórico de su época, su lugar en la colectividad social, su situación de clase. Aquí rebasamos los límites del análisis del acontecimiento de la obra e ingresamos en los dominios de la historia; un examen netamente histórico no puede dejar de tomar en cuenta todos estos momentos. La metodología de la historia literaria está fuera de los propósitos de nuestro trabajo. Dentro de la obra, el autor es para el lector el conjunto de principios creativos que deben ser realizados, la unidad de los momentos transgredientes de la visión activamente referidos al héroe y su mundo. Su individuación en tanto que hombre es un acto creativo secundario del lector, del crítico, del historiador, independiente del autor en tanto que principio activo de la visión, que es acto que lo vuelve pasivo a sí mismo.

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