por Saioa Camarzana
Pionera
de la performance, del cine experimental y de la videoinstalación la
artista presenta en la Fundación Botín de Santander la exposición Caudal o
río, vuelo o ruta.
Estudió
Historia del Arte y desde el principio el paisaje de la pintura renacentista y
las superposiciones de imágenes de los pintores surrealistas se convirtieron en
referencia para ella. También el cine fue una fuente de inspiración para sus
futuros vídeos, pero el auténtico germen de su trabajo consistió en alejarse de
lo que la rodeaba y acercarse a otras culturas y estudiarlas para ver qué le
podían ofrecer. Pionera de la performance, del cine experimental y
de la videoinstalación, Joan Jonas (Nueva York, 1936) recuerda que a
finales de los años 60 y principios de los 70 la crítica de arte estaba un
tanto perdida. Era un momento de exploración artística que los cineastas
entendieron muy bien y ella experimentó con la naturaleza, tema que ha sido una
de sus constantes preocupaciones. Siguiendo este hilo y encadenando unas piezas
con otras, la artista presenta Caudal o río, vuelo o ruta en
la Fundación Botín de Santander.
“Para
mí la performance es una poesía tridimensional creada en vivo en el
espacio" difícil categorización en su momento, fue el uso de
espejos, que se convirtió para ella en una obsesión.
En Wind (1968), aparece una pareja vestida con ropa de abrigo y
espejos adheridos a sus cuerpos. Los personajes aparecen y desaparecen de la
visión del espectador en una coreografía que distorsiona su percepción del
espacio. Esta herramienta tiene una doble función, reflejar y esconder, pero
también tiene la capacidad de “cambiar las imágenes”, advierte. En esta primera
época “estaba inspirada en Borges y su escrito sobre los espejos me
pareció tan interesante que desarrollé una obsesión que exploté en mis primeros
trabajos”, señala.
La
literatura le ha servido de fuente de inspiración en muchas ocasiones. ¿Qué
tipo de lectura le ayuda más?
Siempre digo que el libro que me inspiró mucho fue Retrato de un
artista, de James Joyce. También los primeros modernistas y
poetas de la época. Luego vinieron los ensayos de Ezra Pound sobre el
teatro noh y la cultura japonesa. Pero fueron los americanos modernistas
mis primeras inpiraciones y, por supuesto, Borges.
Comenta
que entiende la performance como poesía tridimensional. ¿Cómo se
refleja la poesía en su modo de trabajar?
Lo
que me resulta inspirador de la poesía es su estructura. La idea de que puedes
poner una cosa al lado de otra y se convierte en algo diferente, que una imagen
junto a otra crea una nueva idea, esa yuxtaposición es la que me interesa. La
poesía sobre el papel tiene sus propias formas, no es como la prosa.
El
teatro japonés, en concreto el noh y el kabuki, ha sido una referencia para
ella aunque sus formas “no son nada obvias” en su trabajo. “Lo conocí en los
años 60 y me llamó la atención que estuviera realizado a través de la danza y
el movimiento”, explica. Tal vez esa sea una de las razones por las que las
obras de Jonas adquieren un matiz de rito ancestral que nos transporta a otras
culturas. En They Come To Us Without A Word, con la que representó a
Estados Unidos en la 56 Bienal de Venecia (2015), se
vale de algunas leyendas de una pequeña localidad de Nueva Escocia (Canadá).
Algunas
de sus obras parecen rituales de otras culturas. ¿Forma parte esto del
imaginario que ha creado con la cantidad de viajes que ha realizado?
Al
principio leí mucho e hice mucha investigación sobre los rituales de otras
culturas. Luego viajé para conocerlas y se ha convertido en una parte
inconsciente de mi trabajo porque esa investigación sobre el entorno natural se
convirtió el motivo principal de mi obra. Ya no estudio, trasladé todo eso a mi
trabajo y lo que siempre he querido hacer ha sido desarrollar mi propio
lenguaje, mi manera en tiempo presente.
Tras
años explorando la naturaleza, ¿ha visto algún cambio en la manera que el ser
humano tiene de relacionarse con ella?
Lo
que más me preocupa es el modo en que la naturaleza ha sido afectada por
nuestras actuaciones sobre ella. En cierto modo creo que habitamos la
naturaleza de la misma manera pero creo que cada vez es más difícil hacerlo sin
pensar en lo que conlleva. Creo que esa es la diferencia.
Lo
concreto se hace abstracto
Muchas
de las obras de Jonas arrancan de lo concreto, como fotografiar lugares y cosas
que le interesan, y con la superposición de capas se convierten en
piezas abstractas. En infinidad de ocasiones se ve cómo su imagen o la
del performer se hace invisible y se convierte en otra pantalla de
proyección en la que superpone escenas y grabaciones de otras épocas y lugares.
A través de esta técnica de superposición rompe el concepto de espacio y
perspectiva jugando de nuevo con el binomio de ocultación y revelación que
había explorado con el uso de los espejos.
En
esta ocasión, siguiendo también con esa superposición de capas, presenta dos
videoinstalaciones grabadas en diversos lugares. La primera, que da la
bienvenida a la sala, muestra imágenes que Jonas ha capturado en sus últimos
viajes por Singapur, Venecia, California, Génova y Cantabria. Ataviada con
un vestido de papel y gafas de sol, su actuación se superpone a las
imágenes. Justo enfrente la otra proyección muestra las grabaciones
realizadas en excursiones y exploraciones por el Valle de Nansa. Para este
trabajo, en el que juega con unas sombras que se superponen y que contornean
las imágenes, ha contado con la colaboración de cuatro participantes en el
Taller de Villa Iris.
Tras
recibir la energía de los artistas jóvenes y ver de primera mano sus obras y
modos de pensamiento, ¿qué futuro prevé para la performance? El mundo se
nos está yendo de las manos, eso es lo que debería preocuparnos y lo que
deberíamos expresar con el arte"
Espero
que no se convierta en puro entretenimiento y que, para empezar, la gente
siga trabajando de manera local. No sé cuál es el futuro pero supongo que pasa
por el uso de las tecnologías. No se puede predecir pero creo que el mundo se
nos está yendo de las manos y que hay muchas dificultades y problemas que
deberían preocuparnos. Eso es lo que deberíamos expresar con el arte.
¿Qué opina de que al arte se le exija transmitir algo a primera vista?
Es
una ilusión que la gente crea que se puede entender el arte con una sola mirada. ¿Entiendes la
música la primera vez que la escuchas? O, ¿la ciencia cuando la lees por
primera vez? Creo que es una petición nada realista, hay que darle tiempo.
Además, cuando algo te interesa le das tiempo e investigas pero si no te
interesa lo encuentras un sinsentido, que también está bien.
Y, ¿a qué achacaría esa falta de interés?
El arte es lo último en la agenda de la gente, es algo que no se toma en serio. Creo que está mal, pero el arte no es útil y no debería serlo. Es bueno para el espíritu y lo necesitamos, pero la gente que piensa en términos prácticos no lo va a entender. Ese es nuestro constante trabajo, hacerles entenderlo, pero llevará tiempo.
(EL CULTURAL / 24-6-2016)
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