1 / EL FIN DEL MICROCOSMOS (1)
El poderoso héroe de las fuerzas
extraordinarias -el que puede levantar el Monte Govardhan con un solo dedo, y llenarse
con la gloria terrible del Universo- es cada uno de nosotros: no el ser físico
que se refleja en el espejo, sino el rey que está en su interior. Krishna
declara: “Yo soy el que se asienta en el corazón de todas las creaturas. Soy el
principio, el medio y el final de todos los seres.” (1) Este es precisamente el
sentido de las plegarias por los muertos, en el momento de la disolución
personal: que el individuo debe ahora retornar al momento de su conocimiento prístino
de la divinidad creadora del mundo que durante su vida se refleja dentro de su
propio corazón.
“Cuando el individuo se debilita -sea
porque llegue a la debilidad por la edad o por la enfermedad-, se libera de sus
miembros como un mango o una higuera se libera de su vínculo, y luego se apresura
a volver a la vida, de acuerdo con la entrada y el lugar de origen. Así como
los nobles, los policías, los cocheros, los jefes de los pueblos esperan con
comida, bebida y alojamiento al rey que viene y gritan: ‘¡Aquí viene! ¡Aquí
viene!’, así esperan todas las cosas a aquel que ha adquirido el conocimiento y
gritan: ‘¡Aquí viene el Imperecedero! ¡Aquí viene el Imperecedero!’” (2)
Esta idea puede encontrarse en los
textos funerarios del antiguo Egipto, en que el muerto se refiere a sí mismo
como un solo ser con Dios:
Yo soty Atum, el que estaba solo;
Soy Re, en su primera aparición.
Soy el Gran Dios, generador de sí,
El que inventó sus nombres, el señor de
los dioses,
Al que nadie se acerca entre los
dioses.
Ayer existí, conozco el mañana.
El campo de batalla de los dioses se
hizo cuando yo hablé.
Y sé el nombre del Gran Dios que está
allí.
“Alabanza de Re”, es su nombre.
Yo soy el gran Fénix que está en
Heliópolis. (3)
Pero, como en la muerte del Buddha, la
fuerza para remontarse a través de las épocas de la emanación depende del
carácter del hombre cuando vivía. Los mitos hablan de una prodigiosa jornada
del alma con obstáculos que deben ser sobrepasados. Los esquimales de
Groenlandia enumeran una marmita hirviendo, un hueso pélvico, una gran lámpara
ardiente, guardianes monstruosos y dos rocas que se entrechocan y se abren. (4)
Esos elementos son rasgos normales del folklore popular mundial y de la leyenda
heroica. Los hemos estudiado antes en nuestro capítulo de “La aventura del Héroe”.
Y han recibido el más elaborado y significativo desarrollo en la mitología de
la última jornada del alma.
Notas
(1) Bhagavad Gita, 10: 20.
(2) Brihadaranyaka Upanishad, 4.
3. 36-37.
(3) James Henry
Breasted, Development of Religion and Thought in Egypt (Nueva York,
Charles Scribner’s Sons, 1912), p. 275. Comparar con el poema de Taliesin, pp.
220-221, supra.
(4) Franz Boas, Race, Language, and Culture (Nueva York, 1940), p. 514. Ver supra, pp. 95-96.
No hay comentarios:
Publicar un comentario