Cervantes no está nada contento. Es el año 1615 y al autor de El Quijote le resulta cada vez más difícil hacer un hueco a sus obras en los escenarios teatrales. Tiene la convicción de que los autores y las compañías se han vendido a la comercialidad y que antes que crear un arte elevado, lo que realmente buscan es doblegarse ante los gustos de los espectadores.
En el prólogo a sus Ocho comedias y ocho entremeses nunca representados, Cervantes señala al culpable de su mala racha: Lope de Vega. Y así lo describe: «Entró luego el monstruo de la naturaleza, el gran Lope de Vega, y alzóse con la monarquía cómica. Avasalló y puso debajo de su jurisdicción a todos los farsantes; llenó el mundo de comedias propias, felices y bien razonadas, y tantas que pasan de diez mil pliegos los que tiene escritos, y todas, que es una de las mayores cosas que puede decirse, las ha visto representar u oído decir por lo menos que se han representado».
El teatro comercial era una de las principales fuentes de ingresos de Lope de Vega. «No tengo los dineros de Quevedo», dijo en cierta ocasión, aludiendo a la falta de una renta que le permitiese dedicarse sin preocupaciones a su arte. El gran éxito que obtuvieron sus comedias, aplaudidas allá donde se representasen, le empujó a seguir escribiendo aun más obras. Tan prolífico fue que durante años no se vio otro nombre que el suyo en los rótulos de las esquinas.
Lope buscó y obtuvo a lo largo de su vida la ayuda y la protección de distintos mecenas, como el duque de Alba, el conde de Lemos o el sexto duque de Sessa, Luis Fernández de Córdoba y Aragón. Con este último mantuvo una relación muy estrecha, tanto que entre las tareas de Lope estaba el redactar las cartas que el duque remitía a sus múltiples amantes. Las escribió hasta que se ordenó sacerdote en 1614 y su confesor le prohibió que siguiera haciéndolo. «Si algún consuelo tengo, es saber que Vuestra Excelencia escribe tanto mejor que yo, que no he visto en mi vida quien le iguale», aseguraba Lope con modestia, a modo de disculpa, en una carta dirigida al duque.
«Creo en Lope de Vega todopoderoso,
poeta del cielo y la tierra…». Así, parafraseando el Credo católico y arriesgándose a provocar la ira
de la Inquisición, se celebraba en el siglo XVII a Lope y sus obras. Si supo
llegar a la gente fue porque una de sus preocupaciones era hacerse entender.
Manejaba los conceptos haciendo un tipo de poesía en la que la asociación
ingeniosa de ideas es verdaderamente brillante, pero sin perder nunca la
claridad. Quería que lo comprendieran todos, las personas muy cultas y las
menos cultas, y por eso llegó a asegurar que «el poeta ha de tener oscuro el
borrador y el verso claro».
Dedicó toda su vida a la literatura, y convirtió en literatura gran parte de su propia vida. Como afirma José Manuel Blecua, «ningún poeta español ha tenido tanta capacidad como Lope de Vega para transformar su propia vida en auténtica poesía, y lo curioso, a su vez, es que además tuvo conciencia muy clara de este fenómeno. Lope fue capaz de poetizar desde su propio nacimiento a la huida de su hija Antonia Clara al final de su vida. Desde sus primeros amores a los últimos, pasando por numerosos sucesos familiares y amistosos, reflejados en sus epístolas, todo lo contará el genial escritor en versos bellísimos, y por eso José F. Montesinos pudo decir que Lope es el mejor poeta de circunstancias de toda nuestra lírica».
El soneto religioso ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras? recoge, por ejemplo, la crisis espiritual que sufrió Lope tras la muerte de su hijo pequeño y de su segunda esposa. Es un soneto de amor a Dios y de arrepentimiento escrito con la misma sinceridad que sus sonetos de amor. Y es que, en palabras de Antonio Villacorta Baños, «su entrega y adhesión al amor, al amor entendido sobre todo con un sentido profano, aunque también al ‘espiritual o divino’, no tiene reservas. Como dice en una de sus obras: ‘Yo amo por fuerza de estrella y sigo mi inclinación’».
Lope fue también un famoso autor de letrillas y canciones que introdujo en sus obras de teatro. Estas canciones de tipo popular, en las que se habla de sentimientos amorosos o de despedidas de amantes al amanecer, son tan sencillas, frescas y naturales que hoy en día no podemos saber con precisión si las escribió Lope o las cogió de la tradición popular y les dio su sello personal. También compuso romances y romancillos que tuvieron una gran difusión, entre ellos A mis soledades voy y Pobre barquilla mía, ambas de tema amoroso y llenas de sinceridad, emoción y tristeza contenidas.
Su enfrentamiento con Cervantes se gestó en las calles del barrio de las Letras de Madrid. Allí Lope era una estrella que recibía piropos de sus vecinos y cuyas obras copaban el Corral del Príncipe, donde hoy en día se levanta el Teatro Español. Allí también tenía una vivienda de tres pisos y un jardín en el que solía celebrar tertulias literarias, a las que nunca invitaba a Cervantes. Lope la adquirió en 1610 por la suma de 9.000 reales, cuando aun vivía Juana de Guardo, su segunda esposa, y era un inmueble destacado para la época. Por tanto, aquello de «mi casilla, mi quietud, mi huertecillo y estudio» que solía decir el poeta era más bien falsa modestia.
En ese edificio vivió durante 25 años hasta su muerte en 1635, escribió
algunas de sus obras más importantes y también sufrió tragedias como el
fallecimiento de su hijo Carlos Félix con sólo siete años. Hoy, convertida en
casa museo en pleno centro histórico de Madrid, es tal vez la forma más directa
de acercarse al espíritu de aquel al que llamaban el Fénix de los ingenios.
Pero Lope sigue siendo actualidad. Por la asombrosa vigencia de su
poesía y también gracias a la cultura popular, porque su aparición como
personaje en la serie ‘El Ministerio del Tiempo’ logró convertirle en trending
topic en Twitter.
Fuentes
consultadas:
Profesionales de la escena: Lope de Vega y los actores del Teatro
Comercial Barroco por Alejandro
García Reidy (2011).
Lope de Vega: un escritor “pro pane lucrando”. Universidad de Murcia.
Creo en Lope de Vega todopoderoso, poeta del cielo y de la tierra en insulabaranaria.wordpress.com
Cómo era ser vecino de Cervantes, Lope de Vega, Góngora y Quevedo por Ana Marcos (El País, 23 de marzo de 2015)
(Poetica2puntocero / 25-11-2015)
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