3 / EL HÉROE COMO GUERRERO (3)
Coágulo insistió en que debía continuar
sus viajes. Antes de partir, la gente le previno que iba a encontrarse con una
mujer que siempre retaba a los viajeros a que lucharan con ella, y que no
debería dirigirle la palabra. No dio importancia a lo que le decían, y después
de haber avanzado un poco, vio una mujer que le decía que se acercara. ‘No -dijo
Coágulo-, porque voy de prisa.’ Sin embargo, a la cuarta vez que la mujer lo
llamó, le dijo: ‘Sí, pero debes esperar un momento, porque estoy cansado. Deseo
descansar. Cuando haya descansado, iré a luchar contigo.’ Mientras descansaba
vio grandes cuchillos de pie en el suelo casi escondidos en la paja. Supo
entonces que la mujer mataba a la gente con quien luchaba tirándolos sobre los
cuchilllos. Cuando descansó, se adelantó. La mujer le pidió que se acercara al
sitio en que había visto los cuchillos, pero él dijo: ‘No, todavía no estoy
listo, vamos a jugar un poco antes de empezar.’ Empezó a jugar con la mujer,
hasta que repentinamente se apoderó de ella, la tiró sobre los cuchillos y la
partió en dos.
Coágulo continuó sus viajes y llegó a
un campo donde había algunas ancianas. Las mujeres le dijeron que más adelante
se encontraría con una mujer en un columpio, pero nunca debería mecerse con
ella. Al poco tiempo llegó a un lugar donde vio un columpio cerca de un
torrente. Había una mujer columpiándose en él. La observó un rato y vio que mataba
a la gente meciéndola y tirándola al agua. Cuando estuvo seguro se acercó a la
mujer. ‘Tienes un columpio, déjame ver cómo te meces’, dijo. ‘No -dijo la
mujer; quiero ver cómo te meces tú.’ ‘Bueno -dijo Coágulo-. Pero tú debes
hacerlo primero.’ ‘Bueno -dijo la mujer- me meceré. Él la observó mientras lo
hacía. Entonces le dijo a la mujer: ‘Mécete de nuevo, porque todavía no estoy listo’,
pero cuando la mujer se meció por segunda vez, él corto la cuerda y ella cayó
al agua. Esto sucedió en Cut Bank Creek.” (22)
Sabemos de cuentos análogos por
nuestros cuentos infantiles de Jack el gigante y las narraciones clásicas de
héroes como Hércules y Teseo. Abundan también en leyendas los santos
cristianos, como en el encantador cuento francés de Santa Marta.
“Había en aquellos tiempos en las
riberas del Ródano, en un bosque situado entre Aviñón y Arles, un dragón mitad
animal terrestre, mitad pez, más grande que un buey, más largo que un caballo,
con los dientes tan agudos como cuernos, y grandes alas a los lados de su
cuerpo; y este monstruo mataba a todos los viajeros y hundía todos los barcos.
Había llegado de Galacia por el mar. Sus padres eran el Leviatán -monstruo en
forma de serpiente que vive en el mar- y el Onagro una bestia terrible nacida
en Galacia, que prende fuego a todo lo que toca.
Santa Marta, a instancias de su pueblo,
salió al encuentro del dragón. Lo encontró en el bosque, devorando un hombre;
lo roció con agua bendita y le mostró un crucifijo. Inmediatamente, el
monstruo, conquistado, vino como un cordero al lado de la santa, quien ató su
cinturón alrededor de su cuello y lo condujo a la aldea vecina. Allí el
populacho lo mató con piedras y palos.
Y como el dragón había sido conocido
por el pueblo bajo el nombre de Tarasca, el pueblo tomó el nombre de Tarascón,
en recuerdo suyo. Hasta entonces se había llamado Nerluc, Lago Negro, por los
sombríos bosques que bordeaban el río.” (23)
Los reyes guerreros de la antigüedad
veían su labor con el espíritu exterminador de monstruos. Esta fórmula del
héroe resplandeciente que va en contra del dragón ha sido el gran recurso de
justificación de todas las cruzadas. Un sinnúmero de losas conmemorativas se
han compuesto con la grandiosa complacencia de la siguiente tablilla cuneiforme
de Sargón de Agade, destructor de las antiguas ciudades de los sumerios, de
donde su propio pueblo había derivado su civilización.
“Sargón, rey de Agade, vicerregente de
la diosa Ishtar, rey de Kish, pashishu (24) del dios Anu, Rey de la
Tierra, gran ishakku (25) del dios Enlil, arrasó la ciudad de Uruk y
destruyó su muralla. Peleó con la gente de Uruk, la capturó y la llevó
encadenada por la puerta de Enlil. Sargón, rey de Agade, luchó con el nombre de
Ur y lo derrotó; arrasó su ciudad y destruyó su muralla. Arrasó E-Ninmar y
destruyó su muralla, y arrasó todo su territorio, de Lagash al mar. Lavó sus
armas en el mar…”
Notas
(22) Clark Wissler
y D. C. Duvall, Mythology of the Blackfeet Indians (Anthropological
Papers of the American Museum of Natural History, vol. II, parte I, Nueva
York, 1909), pp. 55-57. Citado por Thompson, op. cit., pp. 111-113.
(23) Jacobus de
Vorágine, op. cit., CIV, « Santa Marta, virgen ».
(25) Gran Sacerdote, que gobernaba como vicerregente del dios.
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