MISILES CULTURALES TELEDIRIGIDOS!!!!
El sábado 14 de noviembre
anunciamos -desde el refugio secreto de elMontevideano Laboratorio de Artes- el
lanzamiento mundial de la novela de mi autoría “Viaje al fin del miedo / Creer
o reventar” (“Voyage au bout de la peur / Croire ou crever”), que a partir del
siguiente lunes 16 comenzó a ser distribuida teledirigidamente por el cineasta
y gestor multimediático Álvaro Moure Clouzet a las ciudades de Montevideo,
Buenos Aires, Porto Alegre, México, Montreal, París, Poitiers, Lyon, Madrid,
Barcelona, Sofía y Viena.
Y hoy ya podemos ofrecer un
muestreo de las cifras que nos ofrecen las estadísticas de las redes y de
Internet con las que estamos permanentemente interconectados.
La era está pariendo un
corazón -clarinó Silvio Rodríguez hace casi medio siglo: No
puede más, se muere de dolor / y hay que acudir corriendo pues se cae el
porvenir.
Y además comprobamos, en
plena cerrazón pandémica, que esta afirmación era mucho más premonitoria que
apocalíptica, y que tarde o temprano (y sobre todo a partir de la entrada del
eón de Acuario) no íbamos a tener más remedio que adaptar nuestros soportes
comunicacionales a “lo inevitable de la época que nos tocó vivir”, para
hablarlo en Carl G. Jung. A nivel personal, por otra parte, podré concretar
gradualmente, en los próximos meses, el viejo sueño de ir publicando mi obra
completa sin necesidad de involucrarme con el mundillo de las “editoriales
glamorosas”. Y casi no puedo creerlo.
Porque cuando Moure
Clouzet me propuso en 2005 la co-fundación de elMontevideano Laboratorio de
Artes como herramienta imprescindible para resistir la amenaza en que se convertía
el torrente de una posmodernidad infraestructurada por el consumismo salvaje
(que es capaz de incendiarnos la fe para vender tristeza) me costó mucho
visualizar la “viabilidad tecnológica eficiente” de un nuevo paradigma que en
nuestro caso tendría que ser irremisiblemente artiguista, lo que significa
decir: independiente y purificador.
Nos teníamos que incrustar
-desde extramuros- en la correntada cultural hegemonizante que intenta paralizar
como una especie de cielorraso amedusado el espiralamiento ascendente del
arquetipo de la heroicidad que se abre paso hacia la trascendencia.
Agonía, agonía, sueño,
fermento y sueño -aullaba Federico en Nueva York en 1929,
cinco años antes de que Discepolín compusiera Cambalache: -Este es el
mundo, amigo, agonía, agonía. / Los muertos se descomponen bajo el reloj de las
ciudades, / la guerra pasa llorando con un millón de ratas grises, / los ricos
dan a sus queridas / pequeños moribundos iluminados / y la vida no es noble, ni
buena, ni sagrada.
Pero nosotros arrancamos
a lomos del duro deseo de durar y sabemos, para hablarlo en Eluard, que Los
hombres están hechos para entenderse / para comprenderse, para amarse, / tienen
hijos que serán padres de los hombres, / tienen hijos sin fuego ni lugar / que
inventarán de nuevo a los hombres, / y la naturaleza y su patria / la de todos
los hombres / la de todos los tiempos.
Y tuvimos que dejar
atrás, más dolorosa que pacientemente, la hermosa era de Gutenberg, para poner
a un click de distancia la luminosidad de nuestros misiles, que pueden ser
leídos o descargados gratuitamente en cualquier país del mundo.
Como se toca a un alma.
Hugo Giovanetti Viola
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