Los efectos psíquicos del LSD (4)
La segunda indicación del prospecto de Sandoz sobre Delsyd para el LSD se
refiere a su aplicación en exámenes experimentales sobre la naturaleza de la
psicosis. Se basa en el hecho de que los estados psíquicos excepcionales
creados experimentalmente con LSD en personas sanas se parecen a algunas
manifestaciones en ciertas enfermedades mentales. Sin embargo, la opinión
sustentada en algunas partes al comienzo de la investigación del LSD, de que en
la embriaguez de LSD se estaba en presencia de una suerte de “psicosis modelo”,
se fue dejando de lado, porque unas amplias investigaciones comparativas dieron
como resultado que existen diferencias sustanciales entre las formas en que se
manifiestan las psicosis y la experiencia de LSD. Con todo, el modelo de LSD
permite estudiar desviaciones del estado psíquico y mental normal y las
modificaciones bioquímicas y electrofisiológicas que suponen. Posiblemente así
podamos formarnos una idea más acabada de la naturaleza de la psicosis. Según
algunas teorías, determinadas enfermedades mentales podrían estar provocadas
por productos psicotóxicos finales del metabolismo, que ya en cantidades
mínimas pueden modificar la función de las células del cerebro. En el LSD se ha
encontrado una sustancia que no aparece en el organismo humano, pero cuya
existencia y acción muestra que podría haber productos finales anormales del
metabolismo que provoquen perturbaciones mentales aunque no haya más que trazas
de estos productos. Con ello, la concepción de la génesis bioquímica de determinadas
enfermedades mentales ha encontrado un nuevo apoyo, y se ha visto estimulada la
investigación en este sentido.
Una aplicación medicinal de LSD, que toca los fundamentos de la ética médica,
es su administración a moribundos. Se basa en observaciones realizadas en
clínicas americanas: muestran que los dolores muy fuertes de enfermos de cáncer
que ya no respondían a analgésicos convencionales, eran atenuados o eliminados
totalmente por el LSD. Es posible que no se trate aquí de una acción analgésica
en el verdadero sentido. La desaparición del dolor debe producirse más bien
porque el paciente sometido a la influencia del LSD se separa psíquicamente de
su cuerpo hasta tal punto que el dolor físico ya no penetra en su conciencia.
También en esta aplicación del LSD son decisivos para el éxito del tratamiento
la preparación y esclarecimiento del paciente respecto del tipo de experiencias
y de transformaciones que le aguardan. En muchos casos fue también benéfica la
conducción de los pensamientos hacia cuestiones religiosas, realizadas por un
sacerdote o por un psicoterapeuta. Hay numerosos informes sobre pacientes quienes
liberados del dolor en su lecho de muerte, fueron partícipes de una comprensión
profunda de la vida y de la muerte, en el éxtasis provocado por el LSD. Luego,
reconciliados con su destino, aguardaron su última hora terrenal sin temor y en
paz.
Las experiencias habidas hasta ahora en el terreno de la administración de
LSD a enfermos de muerte se recopilaron en el libro The human encounter with
Death, de St. Grof y J. Halifax (E. P. Dutton, Nueva York, 1977. (*) Junto
a E. Kart, S. Cohen y W. A. Pahnke, estos autores son algunos de los pioneros
de esta aplicación del LSD.
La última publicación detallada acerca del empleo del LSD en psiquiatría,
en la que se procede a una interpretación crítica de la experiencia del LSD a
la luz de las concepciones de Freud y Jung, así como los del análisis del “Dasein”
(existencia), pertenece también al psiquiatra checo St. Grof, emigrado a los
EE.UU: Realms of the Human Unconscious. Observations from LSD Research (El
inconsciente humano. Observaciones sobre los estudios con LSD) (The Viking
Press, Nueva York, 1975.
(*) El encuentro del hombre en la muerte.
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