Los efectos psíquicos del LSD (3)
El aprovechamiento del LSD como recurso medicamentoso en psicoanálisis y
psicoterapia se basa en efectos opuestos a los que provocan los psicofármacos del
tipo de los tranquilizantes. Mientras que estos más bien tapan los problemas y
conflictos del paciente, de modo que parezcan menos graves e importantes, el
LSD, por el contrario, los pone al descubierto; el paciente los vive con mayor
intensidad, con lo cual los conoce con mayor nitidez y se tornan más accesibles
al tratamiento psicoterapéutico.
La utilidad práctica y el éxito del apoyo medicamentoso del psicoanálisis y
la psicoterapia mediante el LSD aun son materia de discusión entre los círculos
profesionales. Pero lo mismo vale para otros procedimientos empleados en
psiquiatría, como el electroshock, la insulinoterapia o la psicoquirurgia, cuya
aplicación encierra, además, un riesgo mucho mayor que la del LSD. El empleo de
LSD en condiciones apropiadas puede considerarse prácticamente inocuo.
Numerosos psiquiatras piensan que la rápida vuelta a la conciencia de
experiencias olvidadas o reprimidas, que ha podido observarse a menudo como
resultado de la acción del LSD, no es una ventaja sino una desventaja. Opinan
que no alcanza el tiempo necesario para la elaboración psicoterapéutica, y que
en consecuencia el efecto curativo es menos duradero que con una lenta
concienciación de las vivencias traumáticas y su tratamiento escalonado.
Tanto la terapia psicolítica cuanto, y especialmente la psicodélica, exigen
una preparación a fondo del paciente para la experiencia del LSD; no debe
atemorizarse con lo desacostumbrado, extraño. También es importante la
selección de los pacientes, puesto que no todas las clases de perturbaciones
psíquicas responden igual de bien a estos tratamientos. Por lo tanto, una
aplicación exitosa del psicoanálisis y la psicoterapia apoyados por el LSD
presupone unos conocimientos y unas experiencias especiales.
Estas incluyen también autoensayos del psiquiatra, cuya utilidad había
señalado ya W. A. Stoll. La experiencia personal le permite al médico formarse
una idea inmediata de los extraños mundos de la embriaguez del LSD, y tanto
sólo eso le posibilita comprender verdaderamente estos fenómenos en sus
pacientes, interpretarlos con un análisis correcto y aprovecharlos plenamente.
Los pioneros en el empleo de LSD como auxiliar medicamentoso en psicoanálisis y psicoterapia que merecen citarse en primer lugar son A. K. Busch y W. C. Johnson, S. Cohen y B. Eisner, H. A. Abramson, H. Osmond, A. Hoffer, en los Estados Unidos; R. A. Sandison, en Inglaterra; W. Frederking, H. Leuner, en Alemania; G. Roubicek y St. Grof en Checoslovaquia.
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