por Carlos Javier Serrano
Acostumbrados a toparnos con apellidos, ya tan familiares, como Schelling, Kant, Sartre, Foucault, Hume, Hegel, Ortega y Gasset, Leibniz o Kierkegaard, el lector europeo (y en general el estudioso de la filosofía occidental), tiende a fruncir el ceño cuando se enfrenta con la vasta corriente del pensamiento oriental. Una corriente muy rica en matices que, por un injustificado apego a la tradición europea y en ocasiones incluso por dejadez o ignorancia, permanece aún desconocida en las facultades de Filosofía de nuestro entorno.
Para cubrir este vacío académico,
pero sobre todo cultural, Herder nos sorprende
muy gratamente con la publicación de un titánico y laudable volumen en el que
se estudia La filosofía japonesa en sus textos.
Una obra imprescindible e impecablemente editada dirigida a todo lector
interesado en el devenir de la cultura oriental, en concreto la japonesa, así
como a todo historiador o erudito que desee sumergirse en el
pensamiento nipón desde sus inicios hasta la actualidad. Una delicia de principio
a fin.
Se trata de una publicación tan audaz como necesaria, llegada en
tiempos en los que aquella -en apariencia- predominante filosofía occidental
parece estar paralizada ante los atroces acontecimientos que vive -y vivimos
en- nuestro mundo. Quizás debamos prestar mucha más atención a vías
alternativas y del todo originales. Japón y su pensamiento nos
ofrecen un horizonte de sentido magnífico, maravillosamente
desconocido, material inédito con el que pensar nuestra realidad con nuevas
herramientas intelectuales. Como se apunta muy acertadamente en la
introducción, los autores japoneses no sólo han estudiado los diversos avatares
de la filosofía occidental, sino que a la vez han “tomado su propia posición
crítica, haciendo sus propios ajustes y contribuciones a la luz de su propia
experiencia e historia intelectual”.
La cara de la cultura japonesa que
llega a Occidente es la de los haikus, los jardines zen, la ceremonia del té,
las artes marciales, las xilografías, las novelas y, más recientemente, los
anime y los mangas. Sin embargo, detrás de estos fenómenos yacen tradiciones de
pensamiento y valores, con una gran capacidad crítica, para las que no existe
mejor palabra que “filosofía”. Por lo tanto, centrar nuestra atención en la filosofía
japonesa puede ampliar y profundizar no sólo nuestra comprensión de la
filosofía, sino también de Japón.
Aunque “lo oriental” suele asociarse
con demasiada rapidez con el budismo, lo cierto es que desde fechas muy
tempranas, apenas atravesado el siglo VIII de nuestra era, un conjunto muy
nutrido de pensadores intentaron reflexionar, al modo en que lo hicieron los
presocráticos, sobre su realidad circundante: desde lo más cercano (nuestros
sentidos, el conocimiento, la vida práctica, etc.) hasta los abismos más
insondables que arrostra la condición humana (la existencia del mal, la
libertad, Dios, etc.). Hay que tener en cuenta que la filosofía, en
su vertiente académica, no llega a Japón hasta hace apenas 150 años,
aunque las pruebas arqueológicas y los relatos de viajeros e investigadores
informan de que los antiguos japoneses, en los siglos IV y V, concebían su
mundo lleno de un llamativo “tama” o poder espiritual.
Si bien sí podemos hablar de una
tradición “budista” de pensamiento en Japón, desarrollada a través de muy
variados y variopintos documentos (cartas, descripciones de parajes, poemas,
tratados), existen en paralelo otros senderos por los que la filosofía japonesa
ha transitado: desde la denominada tradición “de la Tierra Pura”, pasando por
la escuela Zen, el confucianismo y el sintoísmo, hasta llegar a la filosofía
académica moderna y contemporánea o la escuela de Kioto, sin dejar de lado el
fundamental pensamiento samurái y las estéticas de raigambre nipona. También
las mujeres cobran un espacio fundamental en el volumen; en él
se estudian las feministas Yosano Akiko, Hiratsuka Raicho y Yamakawa
Kikue. Tales contenidos, junto a los suplementos críticos (glosarios,
aparato bibliográfico e índices temáticos y analíticos), hacen de este libro
una obra fundamental de consulta que, ya desde su nacimiento,
lo convierten en un clásico indispensable para
el estudio de la filosofía.
El libro se inicia con la
denominada Constitución de los diecisiete artículos,
más conocida como Constitución Shotoku -debido a
su autoría (adjudicada a un príncipe del mismo nombre)-, promulgada alrededor
del año 604 de nuestra era. En ella, lejos de estar ante un texto meramente
legal (como podría parecer por su título), hallamos un conjunto de normas
prácticas (morales) de obligado cumplimiento, mediante las que se
enfatiza el nexo entre naturaleza y sociedad, “exhortando -como
leemos en el comentario- a las personas a que actúen de acuerdo con los
patrones y los ciclos de la naturaleza”. La verdad, el comportamiento
social, el liderazgo en el gobierno, las motivaciones particulares o el
autoconocimiento son otros de los asuntos desarrollados en este
breve pero denso texto.
Toma la armonía como el valor más
alto y la cooperación como lo más honorable. […] Castiga la maldad y promueve
la bondad; esa fue la norma seguida en la antigüedad. Por tanto, no dejes que
la bondad pase desapercibida, y si ves maldad, corrígela- […] La confianza es
la raíz de lo que es apropiado y justo. La confianza debe estar presente en
todo: es la diferencia entre le bien y el mal, entre el éxito y el fracaso. […]
Contén la furia; controla la mirada iracunda. No respondas con rabia a las
diferencias entre personas. La gente tiene sus posturas y todos se aferran a
sus opiniones. […] Uno debe alejarse de los intereses privados cuando se sirve
en un cargo público: este es el camino apropiado para ser ministro.
La filosofía japonesa en sus textos hace un muy
alto honor a su título brindando al lector una extensísima y muy completa
compilación de fragmentos, traducidos por orientalistas
especializados, de todos los autores estudiados, acompañados de una
introducción al pensamiento y el contexto de cada uno de ellos. Las más de 1300 páginas de este volumen puede servir
como libro de consulta o como una auténtica enciclopedia para leer y estudiar
de principio a fin. Hará las delicias de cualquier lector y merece estar en
cualquier biblioteca de Filosofía que se precie.
Más allá del componente intelectual o
erudito que indiscutiblemente encierran estas páginas, los pensadores que en
ellas se dan cita nos ayudarán a reflexionar críticamente sobre
nuestro presente, la muerte y la “nihilidad” de la existencia (corriente
muy celebrada en Japón, desarrollada, por ejemplo, por Nishitani Keiji), el
feminismo ya mencionado, la bioética, la existencia de Dios (Fukansai Habian),
el tiempo (Kimura Bin, aún vivo), el Zen y el desasimiento del yo o ego (Izutsu
Toshihiko), el existencialismo budista (Takeuchi Yoshinori), y un largo
etcétera.
Sin duda, una de las publicaciones más importantes de 2016 en el
panorama editorial español. Un libro en el que se aborda la
cultura japonesa desde el prisma de la filosofía mediante una maravillosa
pluralidad de textos, muchos de ellos inéditos en español, y donde se
encontrará un multiforme y enriquecedor diálogo entre los autores. Como se
dice en la introducción,
Este libro no sólo intenta establecer parámetros para el estudio de la filosofía japonesa en Occidente; también se dirige a los lectores intrigados por la cuestión de cómo han interaccionado la cultura y el pensamiento sistemático en una tradición literaria sofisticada y radicalmente diferente de la Europa occidental.
(El vuelo de la lechuza / 3-10-2016)
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