por Héctor Pavon
El filósofo italiano publicó un libro donde aborda su fascinación por la
Virgen María. En este intercambio, también sostiene que la política no es preventiva
y que las democracias liberales están en crisis.
"Estoy en casa. Y me siento fatal por ello. Me encantan los
animales políticos, no los animales de la prisión”, dice desde Milán el
filósofo Massimo Cacciari (Venecia, 1944), que también incursionó en
política y fue alcalde de su ciudad natal, diputado del Partido Comunista
italiano y europarlamentario del antiguo grupo de los Liberales, Demócratas y
Reformistas. “Impresiona ver la ciudad vacía, produce un gran estrés, es una
tristeza enorme. Las ciudades son puntos de encuentro, desencuentro y
relaciones, las ciudades vacías no son ciudades, son anticiudades”. Acaba de
publicarse aquí su libro Generar a Dios (Ediciones Godot,
traducido por Guillermo Piro), un ensayo breve en el que reflexiona sobre la
figura de la virgen María. Esa imagen de ella con Jesús niño le
genera preguntas. ¿Cómo se relaciona Dios con la historia humana? ¿Cuál es su
esencia? ¿Por qué Dios es generado por una mujer? Massimo Cacciari ensaya
respuestas a través de un estudio pormenorizado de pinturas en las que María y
el niño son representados: “El ícono de María deviene; acompaña al del Hijo,
pero parece escapar a cualquier tipificación abstracta, aun más que este. ¿Con
qué nombre llamar a esta doncella tan dulce y delicada, que casi parece
invitarnos a que participemos de la respiración de su niño dormido?”. Desde un
confinamiento ya ablandado, Cacciari responde por correo electrónico cuestiones
filosóficas, políticas y religiosas.
Usted afirma que una parte importante de la filosofía ignoraba a María.
¿Por qué cree que fue así y qué filósofos lo han tenido en cuenta?
Prácticamente no hay ningún filósofo que se tome en serio la figura de
María. Entre los teólogos el más significativo es el suizo Urs von
Balthazar. Es en la gran tradición del arte occidental en la que se piensa
realmente en María. Y fue precisamente esto lo que me impulsó a escribir el
libro.
María dejará que Dios “decida por ella”... ¿o es ella la que toma la
decisión trascendental?
¡Dios no decide por María! Es María quien lo hace, su “Sí” es
absolutamente libre. Ese es el significado principal de mi libro.
¿Hay –para algunos– un posible refugio de la pandemia al conocer, sentir
la actitud de María en su papel de madre del Hijo de Dios? ¿La religión es un
posible refugio?
¡La religión no es un refugio! La religión requiere el mayor
esfuerzo: el de la conversión, el de cambiar de opinión. Y nunca un
creyente rezará por ello. Esto es un oficio, no una oración. Y María es la figura
suprema de tal oración libre de todo propósito.
¿Qué piensa de la actitud, acciones y discursos del Papa Francisco ante
la pandemia?
El Papa Francisco “inventó” una gran imagen: hablar a la plaza
vacía como si dijera “ahora la plaza está vacía, tendrá que ser
llenada con nuevos hombres y mujeres”.
¿Cómo será el espíritu de los italianos después de esta ola de contagio
y muerte?
Italia será más pobre, más triste. Es inútil cantar como borrachos en
los balcones para ganar valor.
¿Cómo superará la Unión Europea esta prueba mortal?
La Unión Europea se encuentra en una encrucijada: o somos capaces de
afrontar la crisis juntos, con políticas financieras verdaderamente comunes, o
la propia idea de Europa fracasará. Ya hay demasiados errores y fracasos
(Grecia, inmigración, etc.); no habrá reparaciones. Me parece imposible
que Europa no asuma políticas de solidaridad coherentes con la gravedad de la
situación. Por el momento, Europa ha desembolsado mucho dinero, pero
el problema será la decisión política para la reconstrucción. Una cosa es
invertir y hacer dinero rápidamente, dos o tres mil billones de euros para la
asistencia. Pero otra cosa será un crédito para la recuperación. Eso no puede
ocurrir acuñando moneda, sólo será posible con la emisión de un eurobono común,
garantizado por Europa. De lo contrario nos quedaremos en la recesión.
¿Cree que ciudades como Venecia, Milán, París, Shanghai, Nueva York y
Buenos Aires estaban preparadas para tal batalla?
Ninguna ciudad, ningún país estaba preparado para la pandemia,
a pesar de las alarmas de las autoridades sanitarias internacionales y aunque
las causas son bien conocidas (comercio ilegal de carne, interacciones del
hombre y los animales fuera de sus hábitats, crisis ambientales). La política,
se ha demostrado, no tiene capacidad preventiva.
¿Cómo se regenera el sistema capitalista? ¿Quién pagará realmente la
crisis?
Todas las democracias liberales están en crisis. Los procesos de
globalización han socavado su estructura. Está surgiendo un
modelo completamente nuevo de “capitalismo político”, en el que el poder
económico-financiero y la clase política forman un sistema único, intolerante a
cualquier control legislativo-parlamentario. La crisis refuerza esta tendencia.
Pero los efectos económicos pueden ser traumáticos, psicológicos pues no te
enfermás sólo con una gripe, el coronavirus o una pulmonía. También te enfermás
de la cabeza si te despiden, si tus ingresos se desploman.
¿Qué le gustaría hacer el día en que pueda caminar libre, cuando todo
esto termine?
No va a terminar. Sólo acabará la pandemia, sin, me temo, eliminar sus causas. Y tendremos que enfrentar la crisis más dramática: la económico-social. Pero todo dependerá de lo que se haga. Si se encaran políticas de solidaridad y cooperación, Europa podría salir incluso con una imagen reforzada, pero con grandes sacrificios porque el dinero perdido no lo recuperaremos, habrá una caída de la riqueza en Italia, España, Francia y también Alemania. Quedaremos vapuleados, pero desde las políticas y las estrategias, quizá, más fuertes.
(Clarín / 26-6-2020)
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