miércoles

8 TEXTOS DE PATA COCHE

 


I

Inmolada

La mugre en tus uñas
la mugre en tus palabras
el rancio aroma
de tu alma en putrefacción
me atrapa, me impulsa
a buscar en ti al Hombre
flor viril en espiga.

Laberinto donde mi
femineidad se refleja
animalizada en charcos
de orín, como la imagen
de virgen que a los quince
cargué en el pecho.

II

Malamores

Andamos de mal amores
Impidiendo sentirnos.

Bloqueamos la vida,
piedra contra hueso.

Latir del corazón
en mi mejilla, humillación
ardiente. Belleza
de mi rostro prostituto.

Corremos atados
sin permitir que
el otro se salve.

El fracaso del infierno
sería insoportable.

III

Frente al viento y al agua
tu sonrisa espejo de sol
gravita la tierra líquida;
transparencia inmaterial
que se levanta y suavemente
retorna al rocío de mis flores

IV

El velo de la piel se derrite,
al calor de las sonrisas abiertas.
Es de azúcar y paz
la libertad de reinventarse:
siempre fuimos felices.
Ser vida está en la mesa,
en el fuego, en un círculo;
de encuentros y silencios.
La mirada viaja en la luz,
haciéndola más clara:
siempre seremos felices.
Los cuerpos son cómodos,
estamos unidos por una lógica
de amor en la tierra.

V

Estamos encontrados
y si miramos luz adentro,
nos queda un nuevo brillo,
más allá de los tiempos.

VI

Me rejuvenece reírme de la nada.
Un pétalo devenía mariposa,
Cantaba la mañana,
Salté: lo pinté uña
De mi dedo índice
Señalando mi corazón gritaba
Soy del viento.
Y mientras inhalaba
llegué al continente de tus besos
el país vasija de tus manos
me dibujaba.
Mi cuerpo se volvió fragancias,
Y perlas comestibles.
Formaba la fortuna
De ser parte del misterio,
La suerte de cruzar
horizontes con miradas.

VII

Cerré los ojos y vi tu cara
Es carnaval, y me la puse.

Recorrí calles de un pueblo
que no conocía, usé tus ojos
para mirar veredas y flores;
tu boca para sonreír
con sabores dulces.

Llegué al río que nombran
los cantores: me sumergí.
Sentí que me disfrazaba
con tu estructura ósea,
Tus brazos largos al abrazo
Tus pies abiertos al camino.

De pronto pude ver las calles
de tu ciudad, los amigos riendo
disfrazados, bailando. La esquina
donde nos besamos repleta
De besadores y un perro. Un olor
fuerte a purpurina y transpiración.

Tal vez fue causal y rompimos
la frontera de cuerpos y países,
los límites de amores gastados,
para llegar de ilegales a fumar
hierbas y sueños.

VIII

A cada paso crecen
las flores bajo mis pies.
Al levantar pesadamente
mi pierna, siento
el desgarro de abandonar
la tierra.

En el momento de separar
los dedos del pie
se desprenden las semillas,
en múltiples orgasmos
de vida que se abre.

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