miércoles

CLARISSA PINKOLA ESTÉS - DESATANDO A LA MUJER FUERTE (41)


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MUCHOS TIPOS DE PRISIONES:
LA MUJER QUE QUEDA AL ÚLTIMO
“NUESTRA SEÑORA
DETRÁS DEL MURO”

Cómo la herida generacional de ser despojados de
la Madre provoca que generaciones subsiguientes
vivan agachadas como si aun los estuvieran
aplastando cuando ahora son, de hecho, libres (4)

La capillita Sixtina de Nuestra Señora de Guadalupe (5)

Los que recuerdan


Pues, recuerden, por ejemplo, que aunque hasta el asesino José Stalin y su devoto círculo interno de matones intentaron borrar a la Santa Madre a través de Asia, Rusia y gran parte de Europa del Este hasta donde pudieron, así como algunos de los talibanes de Afganistán intentaron borrar por medio de explosiones de pólvora, literalmente, a los ancestrales Budas de piedra tallados en las montañas de Barniyan, curiosamente destruyendo las enormes esculturas pero dejando intactas sus venerables siluetas completas en las faldas de la montaña: no hay Buda, sólo la silueta del Buda, incluso más misterioso y entrañable que anteriormente. Recuerden, como les mencioné antes, y de nuevo es cierto: cuando lo Sagrado se entierra en lugar de que viva sobre la superficie, a menudo es incluso más irresistible, pues entonces se percibe como un tesoro enterrado.

Así que los esfuerzos por clausurar a Nuestra Señora siguen en el mundo: incluso por medio de intentos que se hicieron y se hacen en varias culturas, pretendiendo moler hasta el polvo la veneración de lo que está detrás de las pinturas, murales, estatuas, petroglifos, cairns o montículos, grutas sonoras, altares de piedra… la gran fuerza de Nuestra Madre, de lo Sagrado, de cualquier manera perdura.

Y aun más, cuando ha sido aplastada, raptada, borrada, cubierta, Ella, como cualquier otra Persona Santa, se va por debajo, volviéndose aun más fuerte, como un río que ruge y se mueve vertiginosamente bajo la superficie, llegando después al cuenco en el fondo de los rápidos clase 4, golpeando y llenando mientras vuelve a explotar, y de nuevo de vuelta a la superficie, e incluso con más poder, más brío que antes.

Tienes que cavar profundamente para enterrar a la Santa Madre. Hasta el fondo, al centro de la Tierra, y luego derecho al otro lado del planeta no bastaría para enterrarla, ni para hacer que la gente la olvide, un templo en movimiento de devotos que han pasado décadas, milenios, siendo reconfortados por Ella y por todo lo que está consagrado con Ella, a Ella y por Ella.

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