4.1. La autoconciencia universal
Torres afirma en forma coherente que sin abstracción no hay construcción
porque una teoría semiológica universalista no considera ni lo subjetivo
individual ni lo empírico, se trata de una visión que busca las invariantes
semiológicas universales que no están presentes en la conciencia individual. En
este sentido, Torres “coincide” con teorías universalistas modernas como la de
Claude Lévi-Satruss o la de Noam Chomsky entre otras. Por ejemplo, Torres
afirma que dentro del Canon del arte constructivo abstracto la estructura de la
obra tiene que ver más con la forma inconsciente de creación que con la
subjetividad del yo del artista. Por esto Torres emplea el término autoconciencia,
e intuición (o sentimiento), que le permite al artista mago o
iniciado, mediar entre lo universal y lo concreto, ya que la razón
consciente es sólo una ayuda en la realización técnica de la obra. Esta intuición
de Torres, se basa en que la obra no imita a las “cosas”, y en que los
arquetipos universales no están presentes en la conciencia empírica. (10) Por
esto, existe una diferencia entre el universalismo de la Lingüística moderna y
el Constructivismo de Torres, quien afirma que la Razón Universal con la que
accede el artista al Cosmos, no es la Razón Pura de Kant, porque esta es “deducida
de una lógica abstracta” sin Alma, propia de la tradición del racionalismo
moderno. (Torres, 1952: 29 y 31).
Según esta elección teórica, Torres elabora sus argumentos metafísicos e
históricos, para descentrar la imagen humanista tradicional del hombre y su
posición de privilegio con respecto al Universo, aunque el hombre siga siendo
la clave de la creación artística. De este modo el Universo es una proyección
del hombre como “totalidad dentro de la universal geometría”, y no se trata de “una
figura del Cosmos”. (Torres, 1944: 160). Se trata de deshumanizar la
representación que realiza el sentido común e inductivo del naturalismo
empirista, que cree, en la ilusión de los sentidos, en la observación, la “herencia”
y, en los conceptos de Espacio y de Tiempo. Así afirma que: “lo que se pone, ya
sea, sucesivamente o en extensión, es sólo un modo de ordenamiento” pues, “todo
es presente y eterno” y que “los huecos y separaciones entre las cosas no
existen”. Su procedimiento es deductivo porque, “la vida y la obra van de la
idea a su materialización” y porque, “nuestra vida no tiene ni principio ni
fin, es un eterno girar en la totalidad”, y el ser humano es una idea, una “mónada
que recorre espacios infinitos”. Justificando antológicamente a la obra de
arte, como un artefacto creado por el hombre, para Torres: “es una idea”
viviente y se desarrolla como las demás formas de vida en la naturaleza”.
(Torres, 1944: 155-158).
Notas
(10) Coincide con Jean Wahl quien opina, que con respecto al
estructuralismo, hay que considerar la ruptura de los “sistemas de signos en
relación con los ‘contenidos’ de conciencia”. (Wahl, 1975:56).
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