¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más
profundo centro;
pues ya no eres equiva,
acaba ya, si quieres;
¡rompe la tela de este
dulce encuentro!
DECLARACIÓN (17)
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/ Pero veamos ahora por qué también a este
embestimiento interior del Espíritu le llama encuentro más que otro nombre
alguno. Y es la razón porque, sintiendo el alma en Dios infinita gana (como
habemos dicho) de que se acabe la vida, y que, como no ha llegado el tiempo de
su perfección, no se hace, echa de ver que para consumarla y elevarla de la
carne, hace en ella estos embestimientos divinos y gloriosos a manera de
encuentros, que, como son a fin de purificarla y sacarla de la carne,
verdaderamente son encuentros con qure siempre penetra, endiosando la sustancia
del alma, haciéndola divina, en lo cual ansorbe el alma sobre todo ser a ser de
Dios. Y la causa es porque la encontró Dios y la traspasó en el Espíritu Santo
vivamente, cuyas comunicaciones son impetuosas, cuando son afervoradas, como lo
es este encuentro. Al cual, porque el alma vivamente gusta de Dios, llama dulce,
no porque otros muchos toques y encuentros que en este estado recibe dejen de
ser dulces, sino por eminencia que tiene sobre todos los demás; porque lo hace
Dios (como habemos dicho) a fin de desatarla y glorificarla presto. De donde a
ellale nacen alas para decir: Rompe la tela, etc.
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