miércoles

JOAQUÍN TORRES-GARCÍA: CONSTRUCTIVISMO, SEMIOLOGÍA Y MITOLOGÍA


por RUBEN TANI

PRIMERA ENTREGA

RESUMEN

“La otra realidad más real que la material
sería la IDEA (espíritu) de cada cosa”

(Torres, 1935: 156)

Según Torres-García (1874-1949), la idea de recuperar la Gran Tradición en una teoría estética surge en una conferencia en el “Cercle et Carré” de París, cuando comenta que a partir del concepto de “valor concreto de la forma y el principio geométrico· del Cubismo, la estructura pura del Neoplasticismo y del concepto del subconsciente del Sobre-Realismo (=”sur-realisme”), se podría realizar “una teoría del arte” completa. (Torres, 1944:239 y 370). Después de vivir 43 años en el extranjero, y aunque no pretende formar escuela, ni una tendencia en el arte, Torres considera que su experiencia le permite “configurar una ancha teoría que lo englobe todo”. (Torres, 1944:700-702).

Para demostrar que Torres elaboró una teoría coherente, expondremos los argumentos metafísicos y culturales, el concepto de la “deshumanización” del arte y el concepto de estructura, que además de sintetizar los elementos teóricos de las vanguardias, resulta de interés, tanto antropológico como filosófico. En esta tarea, seguiremos a Emilio Oribe cuando afirma que “La abstracción, la constricción, la dialéctica dentro de lo retórico, se sostienen paralelamente a las obras creadas que acompañan con su crecimiento el desarrollo sistemático de las ideas. Torres García se constituye en un acontecimiento de los más importantes del mundo artístico contemporáneo”. (Oribe, 1968:150). (Negritas nuestras).

Palabras clave: arte primitivo, arquetipos, semiología, iniciación, magia.

1. Los argumentos teóricos de Torres García

La original teoría estético-semiológica de Torres, postula un consctructivismo pos-platónico, cutas ideas estéticas y sociales, desarrolla este autor, en dos grandes líneas argumentales que obran con un único fin.

La primera línea argumental expone los principios estéticos metafísicos de un arte, que diríamos pos-platónico, que evita las críticas de su mentor Platón, ya que, se basa en formas y arquetipos universales, y no reproduce la “ilusión” del mundo aparente propia del naturalismo imitativo. Las obras de arte se configuran mediante formas paradigmáticas: geométricas, signos y figuras (no imágenes que imitan), que el artista selecciona y combina en formas concretas en un medio material. Además, los productos artísticos así concebidos tiene un fin social, evitando la imitación y el decorativismo decadente de museo y galería.

La segunda línea de argumentos presenta una reinterpretación histórico-cultural del Canon estético construido por la tradición occidental humanista a partir del Renacimiento. Torres establece una relación de semejanza entre los propósitos del arte monumental “primitivo” y los del arte neo-primitivo de la vanguardia que él defiende. De esta filiación genealógica desecha la imitación mimética, y rescata, además del planismo, el aspecto ético y religioso de la creación y la producción estética. Esta posición le lleva a criticar la cultura moderna capitalista y el modo en que se evalúan, circulan y se aprecian las obras.

Su teoría reúne tanto el ideal de la visión clásica de la forma, como la múltiple perspectiva barroca, proponiendo y realizando un arte formal (clásico) pero no imitativo y que además, adopta una perspectiva barroca, múltiple y simultánea: el plano ortogonal, que como composición, diría Macluhan, es semejante al collage de imágenes y textos de los periódicos modernos y que anticipa el video-clip. Esta concepción estético-metafísica que distingue el arte constructivo del género fantástico y del realista, porque se aparta de la apariencia, es clásica por la forma, pero, aporta un criterio de vanguardia barroca, ya que este arte construye “máquinas estéticas”. (Torres, 1944:241-243).

Se podría afirmar que la concepción metafísica pos-platónica de Torres de una Utopía moral y estética que debe continuar “en el estudio de una teoría de Arte Universal en nuestro tiempo” en una época sin magia ni trascendencia. (Torres, 1952:46) (1)

Estamos, en parte, de acuerdo con Fló cuando afirma que Torres aparece con respecto a su época como rezagado y como precursor (Torres, 1974:8); creemos que por un lado anticipa la “crisis de la representación” posmoderna, y por otro, propone una visión metafísica que reinterpreta la relación del arte con el Cosmos, que aunque, universal y “etnocéntrica”, se identifica con el arte “primitivo”.

Notas

(1) Coincidimos con Juan Fló cuando considera que la obra de Torres es una “utopía ahistórica”, una “concepción ordenada” con afán de sistematización”, mezcla de idealismo, racionalismo y misticismo. (Fló en Escritos de Torres, 1974:7;10 y 11). Sin embargo, podemos afirmar que Torres con su concepto de concreción anticipa al de Poesía Concreta paulista de Décio Pignatari, Haroldo y Augusto de Campos, y también al Poema Proceso de Wlademir Díaz Pino, ambos surgen en 1960

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