1ra edición: Editorial Roca Viva / Julio 1996
1º edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes /
2019
I / Generalidades
Héctor Garbarino
La introducción del ser en el psicoanálisis (*)
(4)
Para terminar voy a relatar fragmentos clínicos de la iniciación de una
psicosis esquizofrénica en un adolescente de trece años, ya en la escuela había
llamado la atención por algunas “rarezas”, por ejemplo, escribía: “Yo amo a
todo el mundo”, posiblemente como un intento defensivo de negar el odio a padre
y hermanos afirmando un amor universal, con esta característica tan especial de
trascender los núcleos familiares.
Se inicia la psicosis con motivo del nacimiento de un hermanito, que
constituyó seguramente un trauma narcisista que su débil e inconsistente yo no
pudo tolerar.
Es internado y tratado con electroshock.
Nuestro punto de vista es que la psicosis esquizofrénica se inicia con el
desmoronamiento del yo y no con la retirada de la libido de los objetos
externos, como pensaba Freud.
La pulsión de muerte provoca la desintegración del aparato psíquico, se
pierden las conexiones establecidas por el yo en su función de síntesis, con el
super-yo, con el Ello y con el Mundo externo, así como las conexiones
existentes entre las diferentes representaciones que componen al yo y super-yo.
Y como el Ello echa sus raíces en el cuerpo se desorganiza el esquema corporal,
se observa entonces lo que Meltzer llamaba desmantelamiento del mundo
sensorial, es decir desconexión de las articulaciones de las diversas
sensaciones. El paciente manifiesta preocupaciones hiponcondríacas,
particularmente en el oído y en la vista. ¿Cómo se hace para mirar? Para
hablar, ¿hay que mirar a los ojos? ¿Si miro a los ojos puedo hablar? ¿Y cómo
hago para mirar los objetos? ¿Si cambio de posición los veo bien?
Perdidas las conexiones normales entre las percepciones, estas son “privadas
de su funcionamiento automático y traídas al alcance de la atención” (Pötzl) de
un modo individual, entorpeciendo el proceso de la percepción.
Y el cuerpo y el lenguaje se vuelven centro de sus preocupaciones: Ocupa
las sesiones hablando de su imagen corporal, preocupado por su panza. (¿La de
una embarazada?). No sabe cómo habla porque la Iglesia ocupa tanto lugar que no
puede agregar nada, la solución sería poner una cuerda y colgar las palabras
con palillos.
Acá el proceso psicótico ha desbordado al aparato psíquico, de manera que
ha perdido sus límites, la acción destructiva de la pulsión de muerte lo amenaza
con la deslibidinización y el consiguiente vacío del Ser, frente a lo cual teje
la trama del delirio: La madre-Iglesia lo ha invadido y no le permite libertad para
pensar, la solución sería salvar su lenguaje poniéndolo fuera de su alcance (la
parte sana de su yo conserva la distinción adentro-afuera) pero lenguaje ya
materializado, vuelto cosa, a causa de la deslibidinización de su psiquismo. La
energía vital, pensamos nosotros, vuelve a su origen de donde ha partido: la
materia aparentemente inanimada, y junto con esto la regresión temporal: me
vuelvo niño, hago algo y ya me miran. Con el embarazo de mi madre cambió todo.
Y como expresión de la desconexión generalizada, la confusión y el caos,
tengo un embrollo, busco una explicación a todo (¿Intento de salir del embrollo?).
Estoy genial, pero agrega: No tengo orden, me siento diferente, una indecisión
que me viene de adentro, tengo que pedir permiso para bañarme… tengo otro
cuerpo… no me sale semen. Y más adelante agrega: Quedé como un espacio en
blanco, los sentimientos salen al aire y no hay personas que lo reciban. Y
pocas sesiones después “los medicamentos me entorpecen, las piernas me
funcionan por un lado y el cuerpo por otro, y mi mente está dirigida por gente
de otro planeta… los marcianos manejan las canillas y hacen que salga el agua
fría o caliente, los extraterrestres me llevaron al espacio y me cambiaron”.
El delirio se ubica en otro registro témporo-espacial que el propio del individuo
humano: el registro unidimensional. El psiquismo se extiende al universo,
perdida la configuración que le otorga el esquema corporal.
El sujeto se siente vaciado, “espacio en blanco”, porque sus productos
psíquicos “salen al aire” y no encuentran nuevo continente que los albergue. Y
la trama delirante busca cubrir el vacío de Ser. El paciente percibe
perfectamente su metamorfosis y su psiquismo abierto extendido al cosmos no
puede hacer otra cosa que atribuir el cambio a los extraterrestres. Se ha
instalado otra vez en la instancia del Ser pero al precio del delirio.
Bibliografía
(1) BERNARDI, Ricardo; DÍAZ ROISSELLO, J.L. y SCHKOLNIK, Fanny. Ritmos y
sincronías en la relación temprana madre-hijo. Revista Uruguaya de
Psicoanálisis. Nº 51.
(2) BION, W.R.: Transformaciones. (1965). Centro Editor de América
Latina.
(3) BOHM, David: Citado por Capra F. El Tao de la Física. Luis Cárcamo,
editor – Madrid.
(4) FREUD, S.: Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente (Schereber)
1911. Volumen XII Amorrortu editores.
(5) FREUD, S: Inhibición, síntoma y angustia (1926). Volumen XX,
Amorrortu editores.
(6) FREUD, S.: El malestar en la cultura (1929). Volumen XX.
Amorrortu editores.
(7) JUNG, C.G.: La interpretación
de la naturaleza y la psique. Editorial Paidós.
(8) KOHUT, Heinz: Análisis
del self (1971). Amorrotu editores.
(9) MELTZER, Donald: Exploración
del autismo (1975). Editorial Paidós.
(10) PIAGET, Jean: La
construcción de lo real en el niño. (1977). Editorial crítica. Barcelona.
(11) PRIGOGINE, Ilya: ¿Tan
sólo una ilusión? Tusquets, Cuadernos Ínfimos 111.
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