MAMI
Tenías perlas en tu
boca
y las odiabas porque
te hacían
hermosa
Se volvieron largos
filos
que ahora te
avergüenzan
Tenías un par de
escarabajos negros
que no podían dejar
de brillar
Les clavaron las uñas
hasta que se volvieron
opacos
y lloraron sangre
Hoy entrecerrás los
párpados
por si los llegan a
notar
pero yo veo a través
de Eso
veo las cerezas
debajo de tus
costillas
Veo cómo agarrotás el
aire
y te agachás
mirando el polvo de
las sillas
buscando entre ellas
la partícula de Dios.
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