LAS CARTAS DE MOZART COMO ESPEJO DE SU POSICIÓN FRENTE AL MUNDO (2)
REALISMO (29)
AUTOPRESERVACIÓN
(16)
En la continuación del
trozo de carta que hemos citado, su estilo tiene mayor naturalidad. Mozart
parece haberse dominado. Al final de la carta, empero, se suceden los suspiros.
No hay audaz optimismo anticipado: “estoy convencido de…”, “sé que…”, pero si
el tímido deseo, “de cualquier manera, ¡la hoja tendrá que volverse!” En vez de
certeza sólo tiene “dulces esperanzas”. “En el nombre de Dios” ha de “seguir la
vida” en París. Y nuevamente el tímido ruego: “Dios no permita que arruine mi
talento con ello, pero espero que no durará tanto, Dios mediante.” Para
aturdirse en cierto modo se consuela imaginando que pronto ha de poder “vaciar
un buen vaso de vino del Rin con el corazón tranquilo”, en compañía de su
padre. Esta es una ocurrencia que no se vuelve a encontrar en las cartas de
Mozart a su padre ni antes ni después.
Mas aun nos llama la atención
que en un complemento de esta carta, escrito dos días más tarde, Mozart
pregunte repentinamente por la guerra y cuente acontecimientos políticos. Si
bien el padre solía hablar muy a menudo de política en sus cartas, a Mozart
nunca se le hubiera ocurrido comentarla. La política está fuera del círculo de
sus intereses. Ahora, en cambio, habla de una materia totalmente desconocida,
que no le interesa, evidentemente para distraerse.
¿Qué
sabe usted de la guerra? -he estado tan triste y abatido estos tres días- no es
que me interese, pero es que soy tan sensible que en seguida me intereso por
algo, he oído que el emperador ha sido vencido… (1)
En el sobre de la carta
aparece, finalmente, la felicitación para su hermana en el día de su santo,
razón que lo impulsó a empezar la carta. Ilimitados deja que fluyan sus
pensamientos:
…esperemos
que no esté lejano el día feliz en que dos hermanos tan unidos y cariñosos
puedan volver a decirse todo lo que piensan y lo que llevan en el corazón. Entre
tanto, adiós -y quiéreme como yo te quiero- te abrazo de todo corazón, con toda
el alma y soy eternamente tu leal y verdadero hermano.
W.
Mozart. (2)
El ruego a su hermana de
que lo quiera y expresiones como “eternamente” y “con toda el alma”, está para acentuar
aun más el “de todo corazón”, desafían las convencionales fórmulas finales en
uso. Pero igual distancia lo separa también de aquel alegre saludo a su
Nannerl: Canaglie.
En la siguiente carta a
su padre, Mozart ha vuelto a dominarse. Antes de pasar a la descripción
minuciosa de la enfermedad de la madre admite en significativas palabras:
…he
recibido, entre tanto, sus dos cartas del 13 y 20. La primera me arrancó
lágrimas de dolor, pues me volvió a traer el recuerdo de la muerte de mi amada
madre y todo volvió a aparecérseme vívidamente…
Ahora
me siento completamente tranquilo porque sé que las dos personas a las que más
amo en este mundo nada tienen que temer -lo que sería la mayor desgracia para
mí- y seguramente me derrumbaría. (3)
Notas
(1) A su padre, París,
18-VII-1778, I, 497.
(2) A su hermana, París,
18-VII-1778, I, 498.
(3) A su padre, París,
31-VII-1778, I, 500-1.
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