POR QUÉ Y CÓMO ESCRIBO TANGOS (2)
Mis canciones nacen así: voy caminando por Corrientes y se me aparece un
tango en el oído. Primero se me ocurre la letra, es decir, el asunto. El tema
me empieza a dar vueltas en la cabeza durante varios días. Hasta que de pronto
estoy sentado en la mesa de un café, leyendo en mi casa o caminando por la calle
y empieza a zumbarme en el oído la música que corresponde a ese estado de
espíritu, a esa situación de tango. Y aquí se me presenta la tragedia porque yo
no sé música. Al piano, apenas le saco cuatro notas. Aprendí violín un año y
medio y nunca pude tocar medianamente bien. Y desde luego, no sé escribir
música. Cuando el tango me empieza a silbar en el oído corro a buscar a un
amigo para que me lo escriba. Muchas veces, no lo encuentro enseguida. Y aquí
empieza la desesperación para que esas notas, esas notas que de repente se me
han presentado -porque es así, se me han presentado- no se me vayan. Entonces,
empiezo a cantarlas. Y sigo cantándolas en voz alta. Aunque vaya por la calle y
todos se paren a mirarme como a un loco. Aunque esté en un café y de todas las
mesas se vuelvan hacia mí. En ese momento, nada me importa. Lo único que me
preocupa es que no se me escape mi tango. Retenerlo con el canto hasta que me
lo vengan a atar a la escritura… Y así hasta que el tango quede fijo en el
papel. Pero el origen del tango es siempre la calle. Por eso, voy por la ciudad
tratando de entrar en su alma, imaginando en mi sensibilidad lo que ese hombre
o esa muchacha que pasan quisieran escuchar, lo que cantarían en un momento
feliz o doloroso de sus vidas… (3)
…Muchos tangos han sido escritos en momentos de desesperación. La canción
ha salido de los autores como una reacción, como una liberación ante una
situación apurada. Pasada la situación, se acabaron los tangos que no eran otra
cosa que la expresión de un momento de dolor, de tristeza o de rabia. Yo, sin
pensarlo, seguramente escribí cuando sentí la necesidad de oírlos. Esa misma
necesidad la sienten otros y entonces el tango recibe aceptación. El personaje
de mis tangos es Buenos Aires, la ciudad. Alguna sensibilidad y un poco de
observación han dado la materia de todas mis letras.
…Mi primer tango lo hice en una época difícil. Vivía con Armando en un
departamento y él tenía ya planeada la obra Stéfano. Sólo era cuestión de
ponerse a trabajar, pero no obstante la absoluta necesidad de sacar la obra
adelante, única esperanza que nos quedaba entonces para sortear una difícil
situación, yo era siempre el que fallaba… Llegada la hora de ponernos a
escribir, yo desaparecía en un altillo con mi guitarra… Allí me valía del sistema
más raro. Compuesta una frase, trataba de sacarla en la guitarra y luego,
fijándome en la posición de los dedos, la anotaba con dos números, uno que
indicaba el traste de la guitarra y el otro, la cantidad de golpes que era
preciso dar. Con eso bastaba. Usando esos apuntes que todavía empleo, me
aprendía la pieza de memoria que tocada por mí, podía ser transcripta al
pentagrama por cualquier amigo mío de esos que saben escribir… (4)
…En cuanto a los temas, no se trata de que yo haya intentado darle
jerarquía al tango. Mi propósito fundamental fue darle un contenido humano y
real… (5)
Notas
(3) La Nación, 1931.
(4) Crítica, 5 / 8 / 34.
(5) Archivo “El laborista”.
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