domingo

CÁNTICO ESPIRITUAL (69) - SAN JUAN DE LA CRUZ


CANCIÓN 27

Entrado se ha la esposa
en el ameno huerto deseado,
y a su sabor reposa,
el cuello reclinado
sobre los dulces brazos de el Amado.
.
DECLARACIÓN (2)

3 / Y es como si dijera: Transformado se ha en su Dios -que es el que aquí llama “huerto ameno- por el deleitoso y suave acento que halla el alma en Él. A este huerto de llena transformación (el cual es ya gozo y deleite y gloria de matrimonio espiritual) no se viene sin pasar primero por el desposorio espiritual, y por el amor leal y común de desposados; porque, después de haber sido el alma algún tiempo esposa en entero y suave amor con el Hijo de Dios, después la llama Dios y la mete en este huerto suyo florido a consumar este estado felicísimo de el matrimonio consigo, en que se hace tal junta de las dos naturalezas y tal comunicación de la divina a la humana, que no mudando alguna de ellas su ser, cada uno parece Dios. Aunque en esta vida no puede ser perfectamente; aunque es sobre todo lo que se puede decir y pensar.

4 / Esto da muy bien a entender el mismo Esposo en los Cantares, donde convida al alma hecha ya esposa a este estado, diciendo: “Veni in hortum meum, soror mea sponsa, messui myrrham meam cum aromatibus meis”; que quiere decir: “Ven y entra en mi huerto, hermana mía, esposa, que ya he segado mi mirra con mis olorosas especias” (5,1). Llámala “hermana” y “esposa”, porque ya lo era en el amor que le había hecho de sí antes que la llamase a ese estado de espiritual matrimonio, donde dice que tiene ya segada su olorosa mirra y especias aromáticas, que son los frutos de las flores ya maduros y aparejados para el alma, los cuales son los deleites y grandezas que en este estado de sí la comunica, esto, en sí mesmo a ella. Y por eso Él es ameno y deseado huerto para ella; porque todo el deseo y fin de la alma y de Dios en todas las obras de ella, es la consumación y perfección de este estado, por lo cual nunca descansa el alma hasta llegar a él; porque halla en este estado mucha más abundancia y henchimiento de Dios, y más segura y estable paz, y más perfecta suavidad sin comparación que en el desposorio espiritual, bien así como ya colocada en los brazos de tal Esposo. Porque de esta tal alma se entiende lo que dice San Pablo a los de la Galacia, diciendo: “Vivo autem, jamnon ego, vivit vero in me Christus”; esto es: “Vivo, ya no yo; pero vive en mi Christo” (2,20). Por tanto, viviendo el alma vida tan feliz y dichosa como es la vida de Dios, considere cada uno, si puede, qué vida será esta de el ánima, en la cual, así como Dios no puede sentir algún sinsabor, ella tampoco le siente, mas goza y siente deleite y gloria de Dios en la sustancia de la alma ya transformada en Él. Y por eso se sigue:

y a su sabor reposa,
el cuello reclinado.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+