CANCIONES
13 Y 14
Mi Amado, las montañas,
los
valles solitarios nemorosos,
las
ínsulas extrañas,
los
ríos sonorosos,
el
silbo de los aires amorosos,
la noche sosegada
en
par de los levantes de la aurora,
la
música callada,
la
soledad sonora,
la
cena que recrea y enamora.
ANOTACIÓN
1
/
Antes que entremos en la declaración de estas canciones es necesario advertir,
para más inteligencia de ellas y de las que después de ellas se siguen, que en
este vuelo espiritual que acabamos de decir se denota un alto estado y unión de
amor, en que después de mucho ejercicio espiritual suele Dios poner a la alma,
al cual llaman desposorio espiritual con el Verbo Hijo de Dios. Y al principio
que se hace esto, que es la primera vez, comunica Dios a la alma grandes cosas
de sí, hermoseándola de grandeza y majestad y arreándola de dones y virtudes y
vistiéndola de conocimiento y honra de Dios, bien así como a desposada en el
día de su desposorio. Y en este dichoso día no solamente se le acaban a la alma
sus ansias vehementes y querellas de amor que antes tenía, mas, quedando
adornada de los bienes que digo, comiénzale un estado de paz y deleite y de
suavidad de amor, según se da a entender en las presentes canciones, en las
cuales no hace otra cosa sino contar y cantar las grandezas de su Amado, las
cuales conoce y goza en él por la dicha
unión de el desposorio. Y así en las demás canciones siguientes ya no dice
cosas de penas ni ansias como antes hacía, sino comunicación y ejercicio de
dulce y pacífico amor con su Amado, porque ya en este estado todo aquello
fenece. Y es de notar que en estas dos canciones se contiene lo más que Dios
suele comunicar a este tiempo a un alma. Pero no se ha de entender que a todas
las que llegan a este estado se les comunica todo lo que en estas dos canciones
se declara, ni en una misma manera y medida de conocimiento y sentimiento;
porque a unas almas se les da más y a otras menos, y a unas en una manera y a
otras en otra; aunque lo uno y lo otro puede ser en este estado de el desposorio
espiritual. Mas pónese aquí lo más que puede ser, porque en ello se comprehende
todo. Y síguese la declaración:
DECLARACIÓN
DE LAS DOS CANCIONES
2
/
Pues como esta palomica de la alma andaba volando por los aires de amor sobre
las aguas de el diluvio de las fatigas y ansias suyas de amor que ha mostrado
hasta aquí, no hallando donde descansase su pie, a este último vuelo que habemos
dicho extendió el piadoso padre Noé la mano de su misericordia y recogiola,
metiéndola en el arca de su caridad y amor. Y esto fue al tiempo que en la
canción que acabamos de declarar dijo: “Vuélvete, paloma.”
3
/
Y es de notar que, así como en el arca de Noé, según dice la divina Escritura
(Gen. 6,14ss), había muchas mansiones para muchas diferencias de animales, y
todos los manjares que se podían comer, así el alma, en este vuelo que hace a
esta divina arca de el pecho de Dios, no sólo echa de ver en ella las muchas
mansiones que Su Majestad dijo por San Juan (14,2) que había en la casa de su Padre,
mas ve y conoce haber allí todos los manjares, esto es, todas las grandezas que
puede gustar el alma, que son todas las cosas que se contienen en las dos sobredichas
canciones, significadas por aquellos vocablos comunes; las cuales en sustancia son
las que se siguen:
4
/
Ve el alma y gusta en esta divina unión abundancia y riquezas inestimables, y
halla todo el descanso y recreación que ella desea, y entiende secretos e
inteligencias de Dios extrañas, que es otro manjar de los que mejor le saben; y
siente en Dios un terrible poder y fuerza que todo otro poder y fuerza priva; y
gusta allí admirable suavidad y deleite de espíritu, halla verdadero sosiego, y
luz divina, y gusta altamente de la sabiduría de Dios, que en la armonía de las
criaturas y hechos de Dios reluce; y siéntese llena de bienes y vacía y ajena
de males, y, sobre todo, entiende y goza de una inestimable refección de amor,
que la confirma en amor. Y esta es la sustancia de lo que se contiene en las
dos canciones sobredichas.
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