domingo

LOS SECRETOS DEL PODER - RICARDO AROCENA


Reflexiones sobre el devenir histórico, el discurso del poder, las teorías “conspirativas”, los complots, la verdad, la post verdad y lo que nos dicen sobre magnicidios, atentados, guerras e  invasiones.


Está claro que el devenir histórico, tanto en el plano internacional como a nivel de cada nación, no puede ser percibido como resultado de sucesivos complots, pero eso no quiere decir que en el pasado las conspiraciones no hayan existido; por el contrario estas han empujado, muchas veces en forma contundente, colosales cambios de rumbo.

Magnicidios, asesinatos, atentados y operaciones de falsa bandera, sea para desembarazarse de alguien incómodo, para justificar una guerra, para amparar una intervención militar o un largo etcétera, forman parte de una metodología casi siempre desmentida, pero muchas veces sospechada. Sin embargo, en esta posmodernidad, en cada ocasión que alguien revela algún hecho escandaloso que involucra algún circuito de poder, su denuncia es banalizada aunque documentos y testimonios le den la razón.

Por lo general es señalado por perpetuar “visiones maniqueas” que no han asumido que vivimos en una nueva época y finalmente acaba escarnecido por un bombardeo feroz que lo acusa de valerse de presunciones “enigmáticas” basadas en la “perversidad”; aunque claro, por lo menos cabe dudar, si quienes descalifican las acusaciones en realidad no están a su vez conjurando como parte de una estrategia de ocultamiento y despolitización.

Lo concreto es que estamos sometidos por un lado a un diversionismo que esconde o por lo menos minimiza hechos determinantes en la vida de nuestras naciones y que crea falsos enemigos y por el otro que elites cada día más poderosas, para perpetuarse en el poder, sobre todo en este marco de supuesta “globalización”, recurren a las más variadas mañas para ocultar su conspiración.

Esto no es nuevo, por supuesto, ocurre desde el principio de los tiempos, a tal punto que para analizar el pasado, los historiadores no han tenido otra alternativa que transfigurarse en auténticos “detectives del tiempo”, o, dicho de otro modo, en finos analistas de los testimonios documentales del pasado, capaces de separar con la mayor sutileza la paja del trigo.

Para colmo, como reza el refrán popular, no hay mayor mentira que una media verdad. El historiador francés Marc Bloch, en su libro “Hoy es historia”, alertaba al respecto. “Existe una forma más insidiosa del engaño; en vez de la mentira brutal, completa y, si puede decirse, franca, el solapado retoque: interpretaciones en cartas auténticas, o el bordado en las narraciones, sobre un fondo aproximadamente verídico, de detalles inventados”.

Y recordaba que la “galería de fabricantes de mentiras”, era capaz de maniobrar la realidad, como por ejemplo cuando la intervención militar de Alemania sobre su patria, en los prolegómenos de la Primer Guerra Mundial: “Véase el célebre episodio del “avión de Nuremberg”. A pesar de que el asunto nunca fue perfectamente aclarado, parece ser que un avión comercial francés voló sobre la ciudad algunos días antes de la declaración de guerra; es posible que se lo tomara por un avión militar. No es inverosímil suponer que en una población ya presa de los fantasmas de una guerra próxima, cundiera la noticia de que había arrojado bombas. Sin embargo es evidente que no fueron lanzadas, que los gobernantes del Imperio Alemán poseían todos los medios para deshacer el rumor y que acogiéndolo sin comprobación, para transformarlo en motivo de guerra, mintieron (…)”.

Si los escollos para interpretar el pasado siempre suelen ser grandes, cabe suponer que no le va a resultar fácil a los futuros cronistas desentrañar incontables acontecimientos de relieve de la actualidad, si nos atenemos a la pesada capa de desinformación con la que son ocultados, entre otros, por los poderosos medios de comunicación, probados operadores del mundo actual.

Los hechos históricos son por esencia hechos psicológicos…, decía Bloch y como sabemos en ocasiones de crisis, como, por ejemplo bélicas, la primera víctima es la verdad, por eso lo que cabe es por lo menos poner en tela de juicio la información que nos presentan. Sobre todo luego de que por lo menos en parte han sido desenmascaradas las manipulaciones que precedieron sucesos como los de Yugoeslavia, Irak, Libia y Siria entre otros, por parte de los colosos del concierto mundial.

Por lo anterior, y aunque nos acusen de “conspiranoicos”, en este trabajo hacemos un repaso de algunos complots ocurridos tanto a nivel palaciego como entre naciones desde los tiempos más remotos hasta en la actualidad. Como no puede ser de otra manera, se trata apenas de un breve racconto de hechos que signaron la historia y que por lo menos deberían alertarnos que por  detrás de las apariencias, suele estar escondida la realidad

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