VIGESIMOCTAVA ENTREGA
integración de América en el pensamiento de Perón (5)
(Conferencia DEL 22-VIII-1996)
Este discurso fundamental fue denunciado enseguida y se publicó en el Uruguay en enero del '54, bajo el título El Imperialismo Argentino. Fue allí donde lo conocí.
Cuando lo leí, vi que era todo lo contrario de ese título infame. El discurso de Perón me llegó en un momento crucial. En el Uruguay asomaban también los síntomas de la crisis de la retirada del Imperio Británico, cuando nuestras bases transoceánicas tambaleaban. ¿Dónde y cómo reinsertarnos para tener un nuevo camino viable? El fundamento histórico de Uruguay había sido Inglaterra y los ingleses se nos estaban yendo; entonces Uruguay ¿en qué se iba a sostener? ¿Hacia dónde?
Fue ese discurso de Perón que me hizo percibir que el destino de la Argentina era su alianza con Brasil, que el destino de Brasil era su alianza con la Argentina, que el destino del pequeño Uruguay era no intentar ser ni Banda Oriental que era la solución argentina, ni Provincia Cisplatina que era la solución brasileña, ni el Uruguay solo que era la solución inglesa, sino asumir a la vez la doble condición de la frontera, que era ser simultáneamente Banda Oriental y Provincia Cisplatina. Eso lo aprendí en el discurso de Perón del año 1953 y fue el impulso que tuve para fundar con unos amigos una revistita, Nexo, al comenzar el año 1955. El nuevo destino uruguayo era ser “nexo” argentino-brasileño.
Ese discurso de Perón no circuló en la Argentina pues se trataba de un documento secreto, publicado en Uruguay por algún infidente. Al ser publicado en Montevideo en enero de 1954 fue recogido por la oposición brasileña. Entonces se desarrolló la terrible campaña contra Getulio Vargas, que culminó con su suicidio. La violencia en el ataque contra el Nuevo ABC y la difícil situación de Vargas obligó a la Argentina a desmentir la autenticidad de ese discurso de Perón.
Yo no lo supe, porque el desmentido fue en Brasil. No supe que lo habían desmentido; para mí fue siempre el discurso básico de Perón, pero en la Argentina no circuló porque había sido desautorizado. A tal punto que en mis vínculos con don Arturo Jauretche en su exilio en el Uruguay en el año 1956, época en la que era yo aprendiz incesante con don Arturo y pensé en hacer un libro en común, pero al final, por diversas vicisitudes, tuvo que hacerlo solo (Ejército y Política, donde comenta: íbamos a hacer el libro con un joven uruguayo), me asombré cuando lo leí. Porque para mí resultaba obvio que don Arturo, estudiando el Brasil, no consideraba el enfoque de Perón. No lo conocía. Yo lo interrogué y él quedó sorprendido. Para mí era obvio que los peronistas lo tenían que conocer, entonces ni les preguntaba; pero fui descubriendo que no lo conocían, a tal punto que le hablé de ese discurso a Abelardo Ramos y él hizo la primera publicación argentina, creo que por el año 1964. En el año 1968 Perón reconoció que es de su autoría. Dijo algo así como:
Han pasado ya tantos años y reconozco que es un discurso auténtico, verdadero. No dije antes esto por respeto a las distintas personalidades que estaban involucradas.
Había sido un discurso secreto ante los altos mandos y lo más secreto es lo que los enemigos hacen más rápidamente público.
La etapa actual de la Argentina no es más Argentina sola. Es la Argentina en el Mercosur. La Argentina sola ya no tiene destino. Perón lo sabía hace cuarenta y tantos años, lo sabía perfectamente. En diciembre del '51 luego del discurso donde proclama la necesidad de una unión entre Argentina y Brasil, dice que esa unión no es sólo por sí misma, sino porque es el punto de apoyo para el conjunto de América Latina. Lo reitera poco después, en un artículo firmado por Descartes, titulado “Confederaciones Continentales”, donde se plantea en esencia todo su enfoque y pronuncia una sola frase:
La unidad comienza por la unión y ésta por la unificación de un núcleo básico de aglutinación.
Para él la alianza argentino-brasileña no era una unidad en sí misma; era el número básico de aglutinación. Era el único centro que hacía posible que Chile, Uruguay, Bolivia, Perú, en definitiva que todo el resto de América del Sur, pudiera integrarse, no hay otra alternativa. Esa es la única realidad para una política latinoamericana. Otra cosa sólo será literatura.
A esta perspectiva llega a la Argentina casi cuarenta años después, con una Argentina con muchas más dificultades, con más deuda externa, en fin toda una historia que ustedes ya saben.
Reafirmo, Perón es el inventor de la política latinoamericana en el sentido que, antes de Perón, había un romanticismo latinoamericano, un ansia difusa de la unidad de América Latina. Pero política es cuando se señalan los caminos reales, se distingue lo principal de lo secundario, porque si no diferencio lo principal de lo secundario, cualquier cosa sirve para cualquier cosa. Tanto da empezar por Panamá, por Nicaragua, por Brasil, por Paraguay, por cualquier lado, y no es donde no se puede caminar o por lo menos solamente como prolegómenos del camino principal. Prolegómenos que sólo valen cuando se emprende el camino. La gran lección fue retomada por Sarney y Alfonsín en el DICAB, firmada y puesta en el gozne más realista por Collor y Menem y comenzó esta aventura extraordinaria para todos los sudamericanos, que es la Argentina donde ya no hay más Argentina sola, hay Argentina en el Mercosur. En el Uruguay podrá ser si es en el Mercosur, hasta Brasil ya no podrá ser sin el Mercosur. Y el Mercosur es la piedra angular de la Confederación Sudamericana, como decía Perón.
En el motivo de esta reflexión es que se nos ha ido, aunque no parezca, la vida.
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