QUINCUAGESIMOPRIMERA ENTREGA
CAPÍTULO 6
El hallazgo de la manada:
La dicha de la pertenencia
Las malas compañías
El patito feo va de un lado para otro en busca de un lugar donde descansar. Aunque el instinto que nos indica adónde tenemos que ir no esté plenamente desarrollado, el instinto que nos induce a seguir vagando hasta encontrar lo que necesitamos se mantiene intacto. No obstante, en el síndrome del patito feo hay a veces una especie de patología. Uno sigue llamando a las puertas que no debe, a pesar de constarle que no tendría que hacerlo. Cuesta imaginar que una persona pueda saber qué puertas son las equivocadas cuando nunca ha sabido lo que era una puerta apropiada. Sin embargo, las puertas equivocadas son las causantes de que una persona se vuelva a sentir una vez más una proscrita.
Esta "búsqueda del amor en todos los lugares equivocados" es la reacción al exilio. Cuando una mujer recurre a una conducta compulsiva y repetida -repitiendo una y otra vez un comportamiento que no la satisface y que provoca declive en lugar de una prolongada vitalidad- para aliviar su exilio, lo que hace en realidad es causarse más daño, pues no se cura la herida inicial y, en cada una de sus incursiones, se produce nuevas heridas.
Es algo así como aplicarse una ridícula medicina en la nariz cuando uno se ha hecho un corte en el brazo. Las distintas mujeres eligen distintas clases de "medicinas equivocadas". Algunas eligen las que son visiblemente equivocadas como las malas compañías o los vicios Y caprichos perjudiciales o nocivos para el alma, cosas que primero elevan a la mujer y después la derriban al suelo en menos de lo que canta un gallo.
Las soluciones a estas opciones equivocadas son varias. Si la mujer pudiera sentarse y contemplar su corazón, vería en él la necesidad de que se reconocieran y aceptaran respetuosamente sus cualidades, sus dotes y sus limitaciones. Por consiguiente, para empezar a curarte, deja de engañarte pensando que un pequeño placer equivocado te curará la pierna rota. Di la verdad acerca de tu herida y entonces comprenderás el remedio que le tienes que aplicar. No llenes el vacío con lo que te resulte más fácil o lo que tengas más a mano. Espera a encontrar la medicina adecuada. La reconocerás porque tu vida será más fuerte y no más débil.
Lo que no parece correcto
Como el patito feo, un forastero aprende a mantenerse apartado de las situaciones en las que, aunque uno actúe correctamente, no lo parezca. El patito, por ejemplo, sabe nadar muy bien, pero no da esa impresión. Una mujer puede ofrecer un aspecto correcto, pero no saber actuar correctamente. Hay muchos dichos acerca de las personas que no pueden disimular lo que son (y, en su fuero interno, no lo desean), desde el texano oriental: "Por mucho que los disfraces, no los podrás sacar de paseo", al español: "Aunque la mona se vista de seda, mona se queda" (11).
En el cuento, el patito empieza a comportarse como si fuera tonto (12), es uno de esos que no hacen nada a derechas... echa polvo sobre la mantequilla y cae en el tonel de harina, pero no sin antes haber caído en la jarra de leche. Todos hemos tenido momentos así. Todo lo hacemos al revés. Intentamos arreglarlo y todavía es peor. Al patito no se le había perdido nada en aquella casa. Pero ya vemos lo que ocurre cuando uno está desesperado. Acude donde no debe y hace lo que no debe. Tal como decía uno de mis queridos colegas difuntos "No pueden darte leche en la casa del carnero" (13).
Aunque es útil tender puentes incluso con los grupos a los que uno no pertenece y es importante procurar ser amable, también es imprescindible no esforzarse demasiado y no creerse demasiado que, si una se comporta como debe y consigue ocultar todas las comezones y crispaciones de la criatura salvaje, conseguirá parecer una dama amable, reservada, modosa y circunspecta. Esta clase de comportamiento, este afán del ego de encontrar un lugar a toda costa es el que corta la conexión con la Mujer Salvaje de la psique. En tal caso, en lugar de una mujer vital, nos queda una mujer sin garras. Nos queda una nerv1osa, comedida y bienintencionada mujer que se muere de ganas de ser buena. Pues no, es mucho mejor, mucho más elegante e infinitamente más espiritual ser lo que se es y tal como se es, y dejar que los demás sean también lo que son.
Notas
(11) Me lo facilitó mi amiga española y alma gemela Faldiz.
(12) Jung utilizaba este término para referirse al tonto inocente de los cuentos de
hadas que casi siempre desaparece al final.
(13) De jan Vanderburgh, comunicación personal.
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