Fecha de Edición - Buenos Aires 1872
CUARTA ENTREGA
III – SIRVIENDO EN LA FRONTERA (2)
88
Nos volvíamos al cantón
a las dos o tres jornadas,
sembrando las caballadas;
y pa que alguno la venda,
rejuntábamos la hacienda
que habían dejao rezagada.
89
Una vez entre otras muchas,
tanto salir al botón,
nos pegaron un malón
los indios y una lanciada,
que la gente acobardada
quedó dende esa ocasión.
90
Habían estao escondidos
aguaitando atrás de un cerro...
¡lo viera a su amigo Fierro
aflojar como un blandito!
salieron como maíz frito
en cuanto sonó un cencerro.
91
Al punto nos dispusimos
aunque ellos eran bastantes;
la formamos al instante
nuestra gente, que era poca,
y golpiándose en la boca
hicieron fila adelante.
92
Se vinieron en tropel
haciendo temblar la tierra.
no soy manco pa la guerra
pero tuve mi jabón,
pues iba en un redomón
que había boleao en la sierra.
93
¡Qué vocerío! ¡qué barullo!
¡qué apurar esa carrera!
la indiada todita entera
dando alaridos cargó,
¡jue pucha!... Y ya nos sacó
como yeguada matrera.
94
¡Qué fletes traiban los bárbaros!
¡como una luz de ligeros!
hicieron el entrevero
y en aquella mezcolanza,
este quiero, éste no quiero,
nos escogían con la lanza.
95
Al que le daban un chuzazo,
dificultoso es que sane.
en fin, para no echar panes,
salimos por esas lomas,
lo mesmo que las palomas
al juir de los gavilanes.
96
¡Es de almirar la destreza
con que la lanza manejan!
de perseguir nunca dejan,
y nos traiban apretaos.
¡si queríamos, de apuraos,
salirnos por las orejas!
97
Y pa mejor de la fiesta
en esa aflición tan suma,
vino un indio echando espuma,
y con la lanza en la mano,
gritando: acabáu cristiano,
metau el lanza hasta el pluma.
98
Tendido en el costillar,
cimbrando por sobre el brazo
una lanza como un lazo,
me atropelló dando gritos:
si me descuido... El maldito
me levanta de un lanzazo.
99
Si me atribulo o me encojo,
siguro que no me escapo:
siempre he sido medio guapo,
pero en aquella ocasión
me hacía buya el corazón
como la garganta al sapo.
100
Dios le perdone al salvaje
las ganas que me tenía...
desaté las tres marías
y lo engatusé a cabriolas...
¡pucha...! Si no traigo bolas
me achura el indio ese día.
101
Era el hijo de un cacique,
sigún yo lo averigüé;
la verdá del caso jue
que me tuvo apuradazo,
hasta que por fin de un bolazo
del caballo lo bajé.
102
Ahi no más me tiré al suelo
y lo pisé en las paletas;
empezó a hacer morisquetas
y a mezquinar la garganta...
pero yo hice la obra santa
de hacerlo estirar la jeta.
103
Allí quedó de mojón
y en su caballo salté;
de la indiada disparé,
pues si me alcanza me mata,
y al fin me les escapé,
con el hilo de una pata.
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