Apareció un día y por casualidad.
Buscando quién sabe qué, en aquellos diarios viejos que no tenían como ahora “secciones” diferenciadas, sino que las notas se amontonaban como en un almacén de ramos generales -las noticias políticas se recostaban en Sociales, las defunciones a continuación del alquiler de galpones o trilladoras-, allí la encontré.
El diario es “La Actualidad” de Treinta y Tres, y el ejemplar es del 23 de julio del año 1928.
TRAGEDIA OLÍMPICA
La Avenida de Mayo es un altoparlante;
yo soy una emoción que se muerde las uñas.
Este hombre pelirrojo ha de ser uruguayo
porque con sus preguntas me desbarata
seis ataques imaginarios.
Un shot de Tarasconi en la corneta radiotelefónica
se estrella contra un tango
y el tango, como siempre,
tiene muchas ganas de llorar
en un rincón.
Uruguayos 2, Argentinos 1:
la tristeza ha hecho un gol en el arco de la tarde.
La ciudad se estremece en silencio
(Babel, pobre Babel)
Un rascacielos llora su pena vertical
y la tarde que escapa
se lleva en los botines una tristeza.
Firma este poema “H. Manzi, conscripto del 3er. regimiento de infantería”.
Uruguay se había consagrado Campeón Olímpico en Amsterdam, Holanda, el 13 de junio anterior, postergando las ansias argentinas de lograr ese título.
Homero Manzi (Homero Nicolás Manzione Prestera), uno de los más grandes poetas del tango, había nacido en 1907, en Santiago de Estero, de madre uruguaya y padre argentino, y para la época de esta publicación tenía 21 años, vivía en Buenos Aires y ya había trabado amistad con -nada menos- Cátulo Castillo.
Todavía se conserva en Buenos Aires su primera obra “célebre”: “¿Por qué no me besás?”, con música de Francisco Caso, que fue grabado en disco por Ignacio Corsini en 1926, pero que fue escrita en 1922, cuando el poeta tenía 15 años.
Y también de 1926 es “Viejo ciego”, en colaboración con Sebastián Piana.
Para la fecha en que “La Actualidad” publicó este poema, Manzi era profesor de Literatura en el Colegio Mariano Moreno y en el colegio Domingo Faustino Sarmiento.
No hay seguridad de que el poema encontrado en el diario de Treinta y Tres pertenezca al Manzi de “Sur”, “Barrio de tango” o “Fuimos”, pero algo en esa letra dice que bien podría ser. Sí despista lo de “conscripto” en la identificación, el poema está anclado en Buenos Aires -es claramente urbano- y se enlaza con el tango y con el vuelo poético de un poeta “culto”.
Tampoco está claro dónde aquel muchacho de 21 años pasó -o evadió- la “colimba”, ni cómo ese poema llegó a la capital olimareña.
Y también es difícil que, por el tema que trata, los porteños lo reconozcan como auténtico, pero para algo están los investigadores.
Y ahí dejo planteado el tema.
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