domingo

EL PAYADOR PERSEGUIDO - ATAHUALPA YUPANQUI





SEXTA ENTREGA
  
En el Norte vide cosas
que ya nunca he de olvidar.
Yo vide gauchos peliar
con facones caroneros
o con machetes cañeros
que al verlos hacía temblar.

Rara vez mata el paisano 
porque ese instinto no tiene;
al duelo criollo se aviene
por no recular ni un tranco.
Hace saber que no es manco
y en el peliar se entretiene.

No hay serrano sanguinario
ni coya conversador;
el más capaz domador
jamás cuenta sus hazañas,
y no les tienta la caña
porque el "tintillo" es mejor.

Cada pago se aficiona
a una forma de peliar,
y aquel que quiera guapear
antes tendrá que alvertir
que para poder salir
hay que aprender a adentrar.

Se agarran a puñetazos
igual que en cualquier parte;
pero es una cencia aparte
usar los modos del pago.
Ahí se pone fiero el trago,
como dijo don Narvarte.

Cordobés, pa la pegrada.
Riojano, pal rebencazo.
Chileno, pal caballazo.
Salteño, con daga en mano.
Y es un rey el tucumano
pa peliar a cabezazos.

Siempre el criollo ha de peliar
de noche y medio machao.
Es una pena, cuñao,
que a veces por una tuna
se nublen noches de luna
y cielitos estrellaos.

Una canción sale fácil
cuando uno quiere cantar.
Cuestión de ver y pensar
sobre las cosas del mundo.
Si el río es ancho y profundo
cruza quien sabe nadar.

Que otros canten alegrías
si es que alegres han vivido.
Que yo también he sabido
dormirme en esos engaños.
Pero han sido más los años
de porrazos recibidos.

Nadie podrá señalarme
que canto por amargao.
Si he pasao lo que he pasao
quiero servir de alvertencia.
El rodar no será cencia
pero tampoco es pecao.

Yo he caminao por el mundo
he cruzao tierras y mares,
sin fronteras que me paren
y en cualesquiera guarida,
yo he cantao, tierra querida,
tus dichas y tus pesares.

A veces, caiban al canto
como vacaje a la aguada
para escuchar mis versadas
hombres de todos los vientos,
trenzando sus sentimientos
al compás de mi encordada.

Pobre de aquel que no sabe
del canto las hermosuras.
La vida, la más oscura,
la que tiene más quebrantos,
hallará siempre en el canto
consuelo pa su tristura.

Dicen que no tienen canto
los ríos que son profundos.
Mas yo aprendí en este mundo
que el que tiene más hondura,
canta mejor por ser hondo,
y hace miel de su amargura.

Con los tumbos del camino
se entran a torcer las cargas.
Pero es ley que en huella larga
deberán acomodarse.
Y aquel que llega a olvidarse
las ha de pasar amargas.

Amigos voy a dejarlos
está mi parte cumplida
en la forma preferida
de una milonga pampeana
canté de manera llana
ciertas cosas de mi vida.

Aura me voy no sé adónde,
pa mí todo rumbo es güeno.
Los campos, con ser ajenos
los cruzo de un galopito.
Guarida no necesito,
yo sé dormir al sereno...

Siempre hay alguna tapera
en la falda de una sierra.
Y mientras siga esta guerra
de injusticias para mí,
yo he de pensar desde allí
canciones para mi tierra.

Y aunque me quiten la vida
o engrillen mi libertad.
¡Y aunque chamusquen quizá
mi guitarra en los fogones,
han de vivir mis canciones
en l'alma de los demás!

¡No me nuembren, que es pecao,
y no comenten mis trinos
Yo me voy con mi destino
pal lao donde el sol se pierde.
¡Tal vez alguno se acuerde
que aquí cantó un argentino!

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