NO ME MIRES CON ESE TONO DE VOZ…
(Nunca vi a Darnauchans, pero a Buceo Invisible sí. Era su cumpleaños en el Teatro Solís.)
Durante los últimos quince años esta banda disfrazada con trajes invisibles ha hecho existir poesía y música de una manera única y mortal.
Dijeron lo que no dijeron con palabras, el rayo verde nos paralizó y nos peinó el alma a todos en aquella oscura y sagrada sala, descuartizándonos con la antropofagia del Espíritu Santo que hizo que los indígenas devoraran a Solís.
Cerraron las tumbas de mis ojos para que pudiera continuar buceando, hundiendo el cielo con mis manos y apagando el sol bajo mi lengua. El Big Bang tuvo sentido en aquel instante y su eco retumbó en las campanas de los lirios negros.
Disfrazándonos contra la realidad, disfrazados para la muerte vamos todos los poetas, olfateando el perfume de los muertos cuando cesa de llover. Seguimos el rastro y allí mismo, en la tierra, de rodillas, con los muñones ensangrentados y salados, escribimos lo nuestro.
Sentados frente a los versos de este colectivo lunático, junto a un fogón apagado en una playa marciana, nosotros cantamos como mantras. La vida pasa lejos por la tarde los domingos, cuando llueven las agujas y nos preguntamos quién remonta a lo lejos la cometa negra de los niños tristes sobre un sangriento atardecer.
Y al amanecer vemos cómo coletea y tememos como simios que caiga y muera abandonada como un paraguas en el viento.
Una misa invisible rajó la realidad entre las ruinas de antiguos templos y abrió oscuras zanjas sin pestañear, liberando a los Heraldos Negros con el rostro fiero y turbio. Estos Poetas Charrúas que dios nos envía montados en albatros nos dejaron despedazados en espanto y esplendor, flotando nuestros cuerpos blandos en la espumante escaramuza de un rosado Jordán.
(Demasiado pan repartido en la boca de un Drexler sin dientes. Demasiado viento apagó las velas muertas que ciegan el funeral del arte nacional.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario