por HUGO GIOVANETTI VIOLA
un webguión seccionado en 40 episodios y escritos como base para una miniserie televisiva que producirá elMontevideano / Laboratorio de Artes
VIGESIMONOVENA ENTREGA
EPISODIO XXIX
Un verdugo sangrando y un buen dulce de leche.
PRIMERA HISTORIA 1 / INT. DÍA
El Barbero termina de enjabonar a un gendarme del Fijo la mañana de la inauguración de la nueva horca recién construida en la plaza, a medio camino entre el Cabildo y la catedral.
Barbero: Yo en el 78 tenía cuatro años, pero me acuerdo que el primer ajusticiado se llamaba Francisco Roa. Y en casa siempre se contaba la historia de los marineros de Nuestra Señora de la O.
Gendarme: Pues esa mormoración anda errada. El benjamín del rollo fue un diablo de campaña: Ruben González Cordero. Malhechor y mariqueta. Mi madre todavía se sabe los nombres de todos los reos, y me hace acompañarla a rezar por ellos frente al Señor de Humildad y Paciencia.
Barbero: No toméis mi curiosidad por aguijón, Sargento. ¿Pero cómo fue a recaer el nombramiento de verdugo en su padre?
Gendarme: Se lo concedieron como un honor, don Cipriano. Y además significaba una onzita que nos permitía ponerle capincho a los guisos durante todo el año.
Barbero: ¿Y vosotros presenciábais la ejecución?
Gendarme: Mi padre siempre dijo que sin las miradas de su mujer y sus crías nunca hubiese podido ejecutar a nadie.
Barbero: Yo hay veces que me quedo todo el día con el estómago revuelto por vacunar a un cliente.
Gendarme: Pues el verdugo tiene que dejar colgando una lengua que parece de barro.
SEGUNDA HISTORIA 1 / EXT. DÍA
Porto llega apurado a la casa de Josef María Artigas y encuentra al niño esperándolo en la puerta.
Porto (extendiéndole a Josef una bolsita con rosquetes y otra con los bombones donde va escondida la cédula dirigida a Paloma): Mil disculpas, rapaz. Me fue imposible escaparme del Fuerte hasta que Lecor se trasladó a la plaza.
Josef: Por acá ya pasó la Hermandad de San José y Caridad pidiendo limosna para hacer bien por el alma del reo y a mi madre se le antojó presenciar la ejecución y tenemos que ir juntos.
Porto: ¿Y por qué se lo permiten? Josef: Mi abuela trató de atarla pero fue como querer desbravar a una cimarrona en el nido. Lo que pasa es que el presidiario que eligieron para probar el rollo se llama Pepe.
Porto: Meu Deus.
Josef: No temáis por la entrega del recado, mariscal. A Pandora seguramente la encontraré en la plaza.
Porto: ¿Ya viste algún ahorcamiento?
Josef: A mí lo único que me hace trepidar es la falta de mi padre. Lo demás no me da casi nada.
Porto: Teu padre sabe muy bien que este mundo nao es justo.
PRIMERA HISTORIA 2 / INT. DÍA
Barbero: Ayer me comentó Artecona que en Río hay preocupación por que llegue lo antes posible a puerto la indagatoria del homicidio del mariscal.
Gendarme: Tate, maestre. Ahora que le desmantelaron la tenaza a los corsarios artiguenses ya no debe haber prisa.
Barbero: ¿Y por qué se hace tan rápido esta ejecución de remojo de barbas?
Gendarme: Esa fue una orden dada antes de que la ofensiva naval portuguesa tomara la Colonia del Sacramento.
Barbero: ¿Y Pueyrredón qué juega en este despelote?
Gendarme: Pueyrredón juega al truco. Quiero y no quiero y ladro pero por ahora lo único que me muerdo es la cola y espero que me cuiden la estanzuela oriental hasta que se le queme bien el cuero a Artigas en el pincho. ¿Usted tiene perros?
Barbero: Claro.
Gendarme: Yo tengo una perrita que ya se quedó hasta ciega y me quiere mucho más que lo que podría quererme cualquier mujer del mundo. La Lola.
Barbero: Ay, coño. Lo vacuné. Mil disculpas, Vuestra Merced.
Gendarme: Es que me atacó un chucho. Cuando pienso que tengo que sacrificar a la Lola me vacunaría el corazón. Y le puedo asegurar que si el benemérito Abreu hubiese tenido nada más que un pedacito del alma de mi perra no lo habrían degollado.
SEGUNDA HISTORIA 2 / EXT. DÍA
Selva Primavera, Julia y Harley matean en la azotea desde donde se domina el amontonamiento popular que sigue adensándose alrededor de la horca.
Selva Primavera: Esta orden de que todos los esclavos tengan que presenciar el ahorcamiento entre las bayonetas supera cualquier acto despótico que hayamos padecido.
Harley: Es el estilo portugo de amedrentar a los sospechosos por el degüello del calavera.
Julia: ¿Entonces los sospechosos son nada más que negros?
Harley: No. Pero el ardid está en asustar a los blancos sin perder elegancia.
Selva Primavera: ¿Y entonces a mí no me valen los sacrosantos derechos que tengo a defender la integridad de Aurora Bendita y Benigno?
Harley: Después de la Revolución Francesa los derechos del hombre se ampliaron admirablemente pero dejaron de ser sacrosantos, Milady.
Julia: Ca. Esos ideales siempre fueron aplastados por cualquier absolutismo.
Harley: Una cosa es aplastar creyendo en el Dios vivo y otra creyendo en el Arquitecto que ni nos oye ni nos ve las almas.
Selva Primavera: Ay, mi Dios. Allá vienen Doña Pancha y Rafaela con Josef. ¿Habrase visto locura más triste en la ciudad de los perros deslenguados?
PRIMERA HISTORIA 3 / INT. DÍA
Martín entra a la barbería con un desorbitamiento escandalizado y se tapa la boca al ver el tajo que le está curando el Barbero al Gendarme.
Gendarme (hablando sin mover la cara): Fue mi culpa, cuñao. Me saltó una flojera y la cosa terminó en sangría.
El Barbero le hace una seña a escondidas a Martín, que corre al fondo y vuelve con un paño limpio y otra palangana.
Gendarme: Esto de enchastrarle el piso a un barbero de flor envido no es pa un día de ejecución.
Martín: En Sevilla dicen que el piso de una barbería parece un campo de batalla sin muertos.
Barbero: ¿Y averiguaste lo de los esclavos?
Martín (volviendo a escandalizarse): Esclavos y libertos. Se decidió antes que sonara el cañonazo y salieron a arrearlos como si fueran hacienda baguala.
Barbero: Pues yo sólo había visto montar tamaño numerito para aleccionar cómplices.
Gendarme: Y además Pepe el Morro fue llevado a capilla recién anoche. Se acabaron los tres días de piedad.
Barbero: ¿Y a usted le concedieron el triste honor de oficiar como verdugo nada más que por tradición paterna?
SEGUNDA HISTORIA 3 / EXT. DÍA
Julia: Ni que lo digas, guapa. Porto le comentó a Paloma que la primera prueba de funcionamento del rollo la hacen con un can.
Selva Primavera: Habrase visto asquete.
Harley: Bueno, la matanza de la perrada a manos de presidiarios la organizó el gobierno pacificador.
Julia: ¿Y qué delitos cometió Pepe el Morro?
Selva Primavera: Creo que cribó a la dueña a tenedorazo limpio.
Harley: No debía tener ni sentencia, todavía. Pero con un Cabildo de opereta la ley es rueca de araña.
Julia: Y Artecona jugándola de Abreu. De mañana zalamerea en la misa con Magdalena y de noche le echa el lazo a Paloma.
Harley: ¿Pero ese zampaboya no pensaba casarse con una porteña?
Selva Primavera: Sí, una beldad famosa que después de enviudar se aficionó a la alcahuetería de viso.
Julia: ¿Y el tío Juan ya aceptó tamaña desvergüenza?
Harley: El asunto es si Porto va a aguantar que le sigan manoseando a la Inmaculada.
PRIMERA HISTORIA 4 / INT. DÍA
Martín (endureciéndose y persignándose como si viera a la personificación medieval de la Parca): No me diga que usía va a oficiar de verdugo, Sargento.
Barbero (terminando de vendarle la herida al gendarme): Chitón, muchacho.
Gendarme (tratando de sonreír): Siempre supe que cuando se construyera otro rollo iban a elegirme a mí. Hay quienes heredan paz y quienes heredamos espada.
Martín: Pero su padre no ejecutaría perros.
Barbero: Que te calles, cabrón. Y a tomar por culo con tus sandeces. ¿En dónde viste que ahorcaran a un can?
Gendarme: El muchacho habla bien, don Cipriano. Esa es la usanza portuga. Lo hacen para asegurarse de que el rollo teja bien la tenaza.
Martín: Yo recién me enteré.
Barbero: Lo hacen para gargajearnos mejor el churrasco, filhos da puta merda.
Gendarme: Lo triste es que el oficial que eligió a mi Lola como víctima ni siquiera es un portugo.
Barbero: ¿Y por qué tiene que ahorcar a su propia perrita?
Gendarme: Dios sabrá. Y entre las cuchufletas de la chusma, mi amigo.
SEGUNDA HISTORIA
4 / EXT. DÍA Selva Primavera, Julia y Harley salen al encuentro de Rafaela, Doña Pancha y Josef, que remontan la calle con paso procesional.
Selva Primavera (soltándole un brazo a Harley y avanzando hacia la esposa, la suegra y el hijo de Artigas): Buenos días, vecinas. Las oteamos desde la azotea y decidimos ofrecerles un convite con pastas y buen dulce de leche.
Rafaela: Van a matar a Pepe.
Doña Pancha: Que la peste se lleve a los mormoradores. Hoy pasaron los de la beca blanca con la taza de plata y después escuchamos deslenguarse a un pescadero y Rafaela picó.
Harley (mirando al sol desde el portal de la casona): Os advierto que no es a vuestro Pepe a quien va a ajusticiar, Milady.
Rafaela: ¿El inglés se volvió un ángel?
Josef (que lleva la bolsita de bombones envuelta por la gorra): A mí me urge chasquear hasta la plaza una mensajería del mariscal Porto y vuelvo para el dulce.
Selva Primavera (agarrando del brazo a Rafaela y a Doña Pancha y haciéndole señas al niño para que se apure): Pues a matear, entonces.
Rafaela (señalando maravilladamente a Harley): ¿Y a Vuecencia quién lo volvió ángel?
Harley: La mismísima Providencia, señora mía. En hora mala y buena.
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