jueves

OSHO / LA SEMILLA DE MOSTAZA

DECIMOQUINTA ENTREGA

Capítulo 8 (I)

La Inocencia es la Puerta

OCTAVO VERSÍCULO

Jesús vio niños siendo amamantados. Y les dijo a sus discípulos: "Estos niños que están siendo amamantados son como aquellos que entran en el reino".

Ellos le dijeron: "Entonces, ¿siendo niños, entraremos en el reino?".

Jesús les dijo: "Cuando hagas a los dos en uno, y cuando hagas a lo interno como lo externo, y lo externo como lo interno, y lo de arriba como lo de abajo, y cuando hagas lo masculino y femenino en uno solo, de tal modo que lo masculino no sea masculino y lo femenino no sea femenino, entonces entrarás en el reino".

Este es uno de los versículos más profundos de Jesús, y uno de los más básicos a ser entendidos por un buscador, y también uno de los más difíciles de lograr, porque si esto es logrado nada más queda por lograr, primero trata de entender unas cuantas cosas y luego entraremos en el versículo.

El hombre, si vive con la mente, no podrá jamás ser inocente -y sólo en la inocencia desciende lo divino, o tú asciendes a lo divino. La inocencia es la puerta. La mente es astuta, calculadora, es lista, y por esta astucia lo pierdes -pierdes el reino de Dios.

Logras el reino de este mundo a través de la mente, porque aquí la astucia es necesaria. Tienes que ser astuto: cuanto más astuto más éxito; cuanto más calculador más eficiente en los manejos del mundo.

Pero exactamente lo opuesto es la puerta al reino de Dios. Ahí no es necesario calcular, no es necesario ser listo. La mente no es necesaria en absoluto, porque la mente es tan solo un mecanismo para calcular, un mecanismo para ser listo. Si no necesitas ninguna astucia, ningún cálculo, la mente es inútil. Entonces el corazón se vuelve la fuente de tu ser y el corazón es inocencia.

¿Por qué seguimos siendo astutos? ¿Por qué la mente va pensando cómo engañar? Porque esa es la única manera de triunfar en el mundo. Así que aquellos que quieren triunfar en el mundo serán fracasos en el reino de Dios. Si estás listo para aceptar tu fracaso en este mundo, entonces estás listo para entrar en el otro mundo. En el momento en que uno está listo para reconocer que: "El éxito de este mundo no es para mí, yo no soy para eso", inmediatamente sucede una conversión, un giro. Entonces, la consciencia no se mueve hacia afuera, comienza a moverse hacia adentro.

Jesús enfatiza la inocencia muchísimo. Por lo tanto, él va hablando sobre la belleza de los niños, o la inocencia de las flores, de las lilas o de la inocencia de los pájaros. Pero este tipo de inocencia no será útil, tú ya la has perdido. Así que no lo imites verbalmente, no trates de entenderlo literalmente, simplemente es simbólico.

Tú no puedes ser un niño de nuevo -¿cómo va a ser posible eso? Una vez que ya has probado el conocimiento, no puedes regresar. Puedes trascenderlo, pero no puedes regresar, no hay manera de regresar. Puedes ir hacia adelante, puedes ir más allá de eso, pero ahora no puedes ir hacia atrás -no hay forma. No puedes ser un niño común de nuevo. ¿Cómo? ¿Cómo puedes perder aquello que has conocido? Pero sí puedes ir más allá, puedes trascender.

Recuerda esto, de otro modo puedes comenzar imitando a un niño, y esa imitación será una astucia, será de nuevo un cálculo. Porque Jesús dice: "Sé como un niño", entonces comienzas a practicar cómo ser como un niño -pero un niño nunca lo practica. Un niño es simplemente un niño, él ni siquiera sabe que es un niño, él no está consciente de su inocencia. Su inocencia está ahí, pero él no es consciente de eso. Pero si tú lo practicas, entonces tu consciencia estará focalizada en eso, entonces esta niñez será algo falso. Puedes actuar, pero no puedes ser un niño de nuevo en el sentido literal.

Pero un santo, un sabio, se vuelve como un niño en un sentido totalmente diferente. El ha trascendido, ha ido más allá de la mente, porque ha entendido su inutilidad. Ha entendido toda la tontera de ser un hombre de éxito en este mundo -ha renunciado al deseo de triunfar, al deseo de impresionar a otros, al deseo de ser el más grande, el más importante, al deseo de satisfacer al ego. El ha llegado a comprender la absoluta inutilidad de eso. La misma comprensión hace trascender, el mismo entendimiento -e inmediatamente estás transformado en una dimensión diferente.

Entonces de nuevo una niñez -a eso se le llama la segunda niñez. Los hindúes han llamado a esa etapa "el vuelto a nacer", dwij. De nuevo has nacido, pero éste es un nacimiento diferente, no es producto de un padre y una madre. Esto es por tu propio ser, no como resultado de la unión de dos cuerpos, no de una dualidad. Es a través de tu ser que has nacido.

Este es el significado del nacimiento de Jesús, que nació de una virgen. Pero la gente toma todo literalmente y entonces yerra. Nacido de la virgen quiere decir nacido de lo uno: no está el otro, entonces ¿quién puede corromper? ¿Quién puede entrar ahí? La virginidad permanece absolutamente pura porque no hay el otro. Cuando el otro está ahí, has perdido tu virginidad. En la mente el otro está presente... has perdido la inocencia. Así que estar consciente del otro, el deseo por el otro, es perder la virginidad. Este segundo nacimiento puede ser virginal; el primer nacimiento tiene que ser por el sexo -no hay otra manera, no puede haber.

Jesús nace del sexo como todos los demás, y está bien que deba ser así. Jesús es como tú en la semilla, pero en el florecimiento él es absolutamente diferente, porque le ha sucedido un segundo nacimiento; un nuevo hombre ha nacido. Jesús, el que nació de María, ya no está ahí, él se ha dado nacimiento a sí mismo. En la antigua secta de los Esenios se dice que cuando un hombre es transformado se vuelve su propio padre. Este es el significado cuando decimos que Jesús no tiene padre: quiere decir que ahora Jesús se ha vuelto su propio padre. Parece absurdo, pero así es como es.

El segundo nacimiento es un nacimiento virginal -entonces eres inocente de nuevo. Y esta inocencia es mayor a la de un niño, porque el niño tendrá que perder su inocencia, porque es un regalo de la naturaleza, no ha sido ganada por el niño, tiene que ser arrebatada. Cuando el niño crezca perderá su inocencia -¡y tiene que crecer! Pero un sabio permanece inocente. Ahora esta inocencia no le puede ser arrebatada, porque es el clímax, el crescendo del crecimiento; no hay crecimiento más allá. Si fuera posible más crecimiento, entonces las cosas cambiarían; si has alcanzado la meta más allá de la cual no existe nada, sólo entonces las cosas no cambiarán.

Un niño tiene que crecer todos los días: perderá su inocencia, se volverá experiencia; tendrá que lograr conocimiento, tendrá que volverse astuto, calculador, Pero si te obsesionas demasiado con tu mecanismo de cálculo, entonces permaneces nacido del sexo, de la dualidad. Y entonces siempre habrá un continuo conflicto interno -porque eres dos.

Cuando naces de dos vas a continuar siendo dos, porque ambos están ahí: un hombre no sólo es un hombre, también es una mujer; una mujer no sólo es una mujer, también es un hombre -porque ambos nacen de dos. Tu padre continúa existiendo en ti, tu madre continúa existiendo en ti, los dos participaron; en tu cuerpo ambos se encontraron, sus corrientes siguen fluyendo -tú eres dos. Y si eres dos ¿cómo puedes estar en tranquilidad? Si eres dos va a haber un conflicto constante. Si hay dos polaridades opuestas en ti, siempre va a permanecer una tensión. Esta tensión no se puede perder, y tú continúas tratando de estar en silencio, de estar en paz, de lograr la bienaventuranza. Es imposible porque eres dos.

Para estar en silencio la unidad es necesaria, así que tienes que nacer de nuevo -esto es lo que Jesús le dijo a Nicodemus. Nicodemus le preguntó: "Qué debo hacer?".

Jesús le dijo: "Primero tienes que nacer de nuevo, sólo entonces podrá suceder algo. En este momento, tal como estás, no se puede hacer nada".

Y lo mismo te digo: en este momento, tal como estás, no se puede hacer nada. A menos que renazcas, a menos que te vuelvas padre de ti mismo, a menos que tu dualidad desaparezca, que se vuelva uno... La mujer dentro de ti y el hombre dentro de ti se encuentran, se vuelve un círculo. No están en lucha, desaparecen, el uno niega al otro, y entonces queda la unidad. Esta unidad es virginidad.

Eso es lo que Jesús quiere decir: "Sean como niños". No lo tomen literalmente. ¿Pero por qué "como niños"? Porque cuando un niño es concebido, por las primeras cuatro semanas él no es ni masculino ni femenino. Pregúntale a los biólogos, ellos te dirán que no es ninguno.

Por unas cuantas semanas el niño no es ni masculino ni femenino -él es ambos o ninguno. La división todavía no se ha hecho. Por eso es que ahora la ciencia médica es capaz de cambiar el sexo del niño. Unas cuantas inyecciones pueden lograrlo, porque ambos están presentes -lo masculino y lo femenino. El equilibrio se perderá pronto, predominará lo masculino o lo femenino. Y cualquiera que predomine, ese será el sexo del niño. Pero al principio hay un equilibrio, ambos están presentes. Ahora dependerá de las hormonas.

Si inyectamos hormonas masculinas el bebé será hombre; si inyectamos hormonas femeninas el bebé será mujer. El sexo puede ser cambiado porque el sexo es algo externo, no pertenece al ser; pertenece sólo a la circunferencia, al cuerpo; es algo hormonal, físico. El ser permanece totalmente diferente a él. Pero entonces surge la diferenciación: el niño comienza a ser masculino o femenino.

En el principio la unidad, luego el niño nace: en lo que concierne al cuerpo ahora es masculino o femenino. Pero en lo profundo de la consciencia, la distinción no ha penetrado; en la consciencia todavía no es ninguno -el niño todavía no sabe si es masculino o femenino. Unos cuantos meses más y entonces la distinción entrará en la mente, entonces el niño tendrá una visión diferente -el niño se hará consciente de sí mismo.

El cuerpo era uno al principio, después el cuerpo se separa. Aun cuando el cuerpo se separa, el niño es uno. Después el niño también se separa: el ser humano desaparece, te identificas con ser hombre o mujer y eso continúa toda tu vida. Eso significa que nunca alcanzas la fuente de nuevo, el círculo permanece incompleto. Un sabio alcanza la fuente de nuevo, el círculo se vuelve completo. Otra vez en la mente desaparece la distinción -¡justo al revés!

En el niño la diferenciación viene primero en el cuerpo, después en la mente. En cambio en el sabio, primero la diferenciación desaparece de la consciencia, después en el cuerpo, y antes de que muera, de nuevo él es una unidad. Esta es la segunda niñez: de nuevo se ha vuelto inocente -pero esta inocencia es muy rica.

La inocencia de un niño es pobre porque no hay experiencia; la inocencia de la niñez es tan solo como una ausencia de algo. Pero la inocencia de un sabio es la presencia de algo, no la ausencia. Él ha conocido todos los caminos del mundo, ha experimentado todo lo que había que experimentar. Se fue exactamente al extremo opuesto: se volvió un pecador, se sumergió en el fango, se entregó a los placeres, experimentó todo lo que este mundo puede dar, y ahora ha salido de eso. Su inocencia es muy, muy rica -hay experiencia. No la puedes destruir ahora, porque ha conocido todo lo que puede ser conocido -¿cómo lo puedes destruir? Ahora ya no lo puedes tentar, toda la tentación ha desaparecido.

Si alcanzas esta etapa -al principio eras un niño y al final de nuevo te vuelves un niño- tu vida ha sido un círculo completo; esto es lo que es perfección. Si no llegas a la fuente de nuevo, tu vida ha sido incompleta. Siendo incompleta hay sufrimiento. Eso es lo que Buda llama dukkha, la desgracia. Si estás incompleto hay desgracias, si estás completo estás satisfecho.

Un sabio muere satisfecho -entonces ya no hay nacimiento, porque entonces ya no hay necesidad de regresar al mundo de la experiencia. Tú mueres incompleto y por eso tienes que volver a nacer. Tu ser persistirá una y otra vez hasta estar completo; y a menos que estés completo tendrás que nacer y morir una y otra vez. Esto es lo que los hindúes han estado llamando "la rueda de la vida y la muerte". Un sabio salta fuera de la rueda porque él mismo se ha vuelto un círculo, ahora la rueda ya no es necesaria.

Pero ¿qué le sucede a la mente común? La distinción permanece hasta el mismo fin, el sexo permanece hasta el mismo fin. Aun si el cuerpo se vuelve débil, la mente continúa -y el sexo es la dualidad básica. Así que a menos que el sexo desaparezca; la unidad, la no dualidad, el Brahma no te va a suceder. Recuérdalo: la no dualidad, -la adwaita, el Brahma, lo uno- no es una hipótesis, no es una teoría, no es una doctrina. No es algo filosófico sobre lo cual puedas discutir, no es una creencia -es una trascendencia del sexo. Es un fenómeno biológico profundo, es alquímico porque todo tu cuerpo necesita una transformación.

Tres ancianos estaban sentados en la banca de un jardín hablando sobre sus desgracias -porque los ancianos no tienen otra cosa más de qué hablar. El anciano de setentitrés años dijo: "Mi oído se está yendo, la gente tiene que gritarme a los oídos y aun así no puedo escuchar correctamente".

El otro dijo: "Mis ojos cada vez ven menos" -tenía setentiocho años- ya no puedo ver bien, y además ¡no puedo diferenciar entre una rubia y una pelirroja!".

Entonces ambos le preguntaron al otro anciano, le dijeron: "Mulla Nasruddin, ¿y cuál es tu problema?".

Nasruddin, quien tenía noventitrés años... dijo: "Mi problema es más profundo que el de ustedes dos. Sucedió anoche: tuvimos una cena, luego un poco de vino, después descansamos en el sofá y me quedé dormido. Media hora más tarde me di cuenta de que mi esposa se había ido a la cama. Así que fui al dormitorio y le dije a mi esposa: 'Hazme un espacio, déjame entrar en la cama y ¡nos vamos a divertir!' Mi esposa dijo: '¿Qué? ¡Acabamos de divertirnos hace veinte minutos!'".

Y entonces Nasruddin se golpeó la cabeza tristemente y dijo: "Caballeros, mi problema es que ¡estoy perdiendo la memoria!".

El sexo te va siguiendo hasta el mismo fin, hasta el último. Y puedes no haberlo observado, puedes no haber pensado sobre eso, pero si un hombre no ha trascendido la mente, lo último en la mente, cuando muere será el sexo -porque eso fue lo primero cuando nació y está supuesto a ser lo último, es natural.

¡Trátalo! En la noche, cuando vayas a dormir, simplemente observa el último pensamiento, el último, exactamente el último; después del cual te quedas dormido. Recuérdalo, y en la mañana te sorprenderás: ese será el primer pensamiento, obsérvalo. O puedes hacerlo de otro modo: en la mañana observa el primer pensamiento y recuérdalo. En la noche, ese será el último pensamiento, porque la vida es cíclica. El sexo es lo primero en la vida y va a ser lo último. Si no lo trasciendes, eres una simple víctima, no eres tu propio amo.

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