miércoles

TRES POEMAS DE EZRA POUND

 

 

El jardín

 

(En robe de parade
Samain)

Como un ovillo de hebras de seda estampado contra una pared
ella bordea la tapia de un sendero en los jardines de Kensington
y se va muriendo poco a poco
de una especie de anemia emocional.

Y por allí se pasea una chusma
de hijos de la miseria, inmundos, vigorosos, inextinguibles.
Ellos heredarán la tierra.

Ella es el final de la estirpe.
Su aburrimiento es exquisito y excesivo.
Le gustaría que alguien fuese a hablarle,
y casi tiene miedo de que yo
cometa esa indiscreción.

 

 

Acerca de su propio rostro reflejado en un espejo

 

¡Oh extraño rostro ahí sobre el espejo!
Oh blasfema compañía, oh santo anfitrión,
Oh mi tonto rostro barrido por la tristeza,
¿Cuál es la respuesta? ¡Oh tú, mirada
que te esfuerzas y vagas y por la que pasan
la burla, el desafío, la sinceridad!
¿Yo? ¿Yo? ¿Yo?
¿Y tú?

 

 

Letanía nocturna

 

¡Oh Dios, purifica nuestros corazones!
¡Purifica nuestros corazones!
Sí, las líneas que has depositado en mí
en sitios de hermosura
y la belleza de esta tu Venecia
que me has mostrado
provocan mis lágrimas.

Oh Dios, ¿qué gran bondad
tuvimos en tiempos pasados
y hemos olvidado hoy,
que nos has dado esta maravilla,
oh Dios de las aguas?

Oh Dios de la noche,
¿qué gran dolor
nos acometerá
que nos has recompensado
antes del tiempo de su llegada?

Oh Dios del silencio,
purifica nuestros corazones,
purifica nuestros corazones,
porque hemos visto
la gloria de la sombra
semejante a tu doncella.

Sí, la gloria de la sombra
de tu belleza ha caminado
sobre la sombra de las aguas
en esta tu Venecia.
Y ante la santidad
de la sombra de tu doncella
he recogido la mirada,
oh Dios de las aguas.

Oh Dios del silencio,
purifica nuestros corazones,
purifica nuestros corazones,
oh Dios de las aguas,
limpia nuestros corazones,
porque he visto
la sombra de esta tu Venecia
flotando sobre las aguas,
y tus estrellas

han visto este prodigio, desde sus remotos cursos
han visto ellas este prodigio,
oh Dios de las aguas,
apacibles como son tus estrellas
mudas para nosotros en sus remotos cursos,
sereno es también mi corazón
y se vuelve silencioso dentro de mí.

Purifica nuestros corazones
oh Dios del silencio,
purifica nuestros corazones
oh Dios de las aguas.

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