por Gonzalo Valdivia
Recibido
con elogiosas críticas en Cannes, el filme de Todd Haynes examina la historia
de los autores de Sunday Morning y su origen en la escena artística de Nueva
York en los 60. El camino de Lou Reed es reconstruido mediante archivo y la
palabra de su círculo cercano; John Cale brinda la principal entrevista, y se
omiten a figuras ajenas a esa época. “No quería una película con muchas
generaciones posteriores de artistas o músicos diciéndonos lo grandiosos que
fueron The Velvet Underground. Quería volver a ese tiempo y lugar histórico y
cultural”, planteó el cineasta.
Primera regla: entrevistar únicamente a quienes hayan sido protagonistas
y testigos de la escena musical y artística de la época. Quedan fuera todas las
personalidades externas a ese tiempo que le hayan declarado su amor a la
agrupación, desde Wayne Coyne de The Flaming Lips hasta Julian Casablancas de
The Strokes, pasando por emblemas del shoegaze como Neil Halstead de Slowdive.
El relato se sostiene en los testimonios de una generación que hoy se empina
sobre los 70.
Segunda regla: emular la visualidad del cine experimental de los años 60
sin hacer un documental experimental. Revivir el archivo capturado por la
cámara de Andy Warhol, Jonas Mekas y Jack Smith, artistas de vanguardia que
retrataron la explosión del underground en Nueva York, cuyas imágenes a ratos
se reproducen en simultáneo en pantalla dividida; en otros momentos, se
prioriza un uso algo más convencional de las entrevistas y el archivo, con el
foco en sellar una experiencia inmersiva.
Ambas definiciones establecen el eje del nuevo documental sobre The
Velvet Underground, obra de Todd Haynes luego de más de tres años de trabajo de
investigación, entrevistas y edición. Un largometraje que ha sido aplaudido por
sumergir al espectador en los orígenes de la banda detrás de Heroin y
dibujar con precisión el momento histórico que motivó su nacimiento y
esplendor, el Estados Unidos sacudido por los beatniks y un espíritu
vanguardista que permeó en diferentes disciplinas artísticas.
El primer filme de no ficción del director de Carol –hoy
programado para el 15 de octubre en la plataforma Apple TV+ y en salas de cine–
se hace cargo del contraste entre los cofundadores Lou Reed y John Cale. El
primero, un joven de carácter impredecible y un huracán creativo, terminó
compartiendo un departamento del Lower East Side con su futuro compañero, un
galés erudito y con preferencia por la experimentación. Juntos, en sociedad con
Sterling Morrison y Moe Tucker, sortearon las dificultades en un ambiente donde
su música nunca la tuvo fácil y más bien el reconocimiento de su enorme
influencia fue tardío.
Como sugiere el primer trailer, la cinta escarba en sus vidas personales
y el contexto al momento de lanzar el disco debut, The Velvet
Underground & Nico (1967), así como el sucesor, White
light/White heat (1968), que marcó el quiebre del núcleo del grupo. La
contradicción es que Cale, despedido por Reed en 1969 (y sustituido por Doug
Yule), es la principal fuente de la película y su desempeño en la banda es
cubierto en extenso. Es él quien especifica que Warhol –fuera de su icónica
portada de un plátano– tuvo un limitado aporte como productor del primer álbum,
al tiempo que repasa lo trascendental que fue The Factory para el despegue del
conjunto. También define el compás de la agrupación: “Cómo ser elegante y cómo
ser brutal”
Lou Reed: disfrutando de la amargura
La figura de Reed, a su vez, es reconstruida mediante abundante archivo
y el acceso a las palabras de su hermana, Merrill Reed Weiner, y su viuda, la
multifacética Laurie Anderson. No es un documental sobre el hombre de Perfect
day, pero hay voluntad de explicar sus dolores e impulso creativo antes de
volverse una estrella de la música.
Haynes, quien abrió nuevos caminos para los biopics musicales con
títulos como Velvet goldmine (1998) y I’m not there (2007),
evita ciertos ritos clásicos del cine de no ficción. “No quería una película
con muchas generaciones posteriores de artistas o músicos diciéndonos lo
grandiosos que fueron The Velvet Underground. Quería volver a ese tiempo y
lugar histórico y cultural, que según el estándar actual, se siente incluso más
completamente ajeno a las prácticas artísticas de hoy, incluso para películas
que se hacen en lugares marginales”, expuso en diálogo con el portal Deadline.
Ante todo, la buena recepción del filme ha estado marcada por ese viaje
que otorga por los 60 en Manhattan. “El oficio de Haynes nunca es menos que
seductor, y las personas a las que entrevista –Jonas Mekas, Amy Taubin, La
Monte Young– son testigos vibrantes de una época singular. La película te hace
querer estar en The Factory junto con ellos, boquiabiertos”, celebró Variety en
su crítica durante el último Festival de Cannes, donde la cinta se mostró fuera
de competencia en julio.
“The Velvet Underground es un filme que se escucha con los
ojos. Warhol dijo que le gustaban los Velvet porque sonaban como se veían sus
películas, y ahora Haynes ha hecho un documental que luce como sonaban los
Velvet”, argumentó IndieWire.
Y no se queda sólo en eso: el mismo cineasta ejerce como curador –junto al supervisor musical Randall Poster– del soundtrack oficial del largometraje, que arribará al mercado el 15 de octubre y estará integrado por composiciones conocidas y otras que califican como rarezas. Como para que la zambullida en Reed, Cale y compañía sea total.
(LA TERCERA / 31-8-2021)
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